El Rey se reencontró este martes en Sevilla con el avión E-26 en el que realizó su instrucción como piloto del Ejército del Aire. El aparato se encuentra, junto a otros aviones de formación del mismo modelo, en uno de los hangares de la base de la Maestranza Aérea, en la zona militar del aeropuerto de San Pablo. Los E-26 Pillán serán dados de baja cuando acabe este curso de formación, en el mes de julio, y sustituidos por los E-27 Pilatus. Antes, Felipe VI pudo ver de nuevo la aeronave en la que aprendió a volar, en los años ochenta, en la academia de San Javier de Murcia.

Felipe VI con el avión E-26 en el que aprendió a pilotar en los años ochenta.

Don Felipe es el primer monarca español que visita una Maestranza aérea. En esta unidad se reparan y mantienen los aviones del Ejército del Aire. Hay tres en España: una en Madrid, otra en Albacete y la de Sevilla. Esta última ya venía funcionando desde 1921 con el nombre de Talleres del Aeródromo de Tablada y pasó a denominarse oficialmente como Maestranza Aérea de Sevilla (actualmente conocida con el acrónimo Maese) en 1940.

La singularidad de estas instalaciones está en sus talleres, que no existen en las otras unidades españolas. El más puntero es el de hélices, que no hay ninguno similar en Europa. Su jefe es Manuel Carretero Miranda, quien estuvo explicando al Rey cómo funciona el taller. Se reparan unas 150 palas cada año y unas 60 hélices completas de todos los modelos de la flota, si bien para acometer el mantenimiento y reparación de las hélices del A-400M hará falta más personal y espacio. En ello están actualmente.

Carretero explicó al Rey las distintas hélices que están actualmente en reparación, que pueden verse expuestas en el taller. "Aquí tenemos de toda la flota: el C-212 Aviocar, el avión contra incendios UD-1314, el C-235 o T19, el C-295 o T21, el C-130 y el P3 Orión. Todavía no tenemos las del A-400M, estamos dotándonos de todo el equipamiento técnico para poder abordar ese mantenimiento en breve". La hélice más grande que hay en el taller es la del C-295, que es el avión de transporte de más envergadura por detrás del A-400M. 

El Rey, en un A-400M actualmente en revisión.

El jefe del taller explica que las hélices tardan unos 40 días en estar listas de nuevo, que aquí se someten a un proceso de inspecciones definidos por el fabricante, se desmonta, se revisan las piezas, se clasifican y se recuperan las que se pueden. Luego se ensamblan y se ajusta. "La hélice es el futuro del transporte, no le digo ya el presente ni el pasado, si se dan cuenta de los aviones de nuevo diseño, por economía y por necesitar menos pista para despegar, tienen hélices. Hablo del transporte de mercancías. Irán evolucionando para ser más ligeras y más suaves", explica Carretero.

Antes, Felipe VI visitó el taller de tratamientos térmicos y superficiales, adonde llegó tras mantener un encuentro con los responsables de la base. Aterrizó el Rey en helicóptero a las diez de la mañana y fue recibido por el Jefe de Estado Mayor del Aire, Javier Salto Martínez-Avial. Honores y revista a la tropa. El Rey saludó a la prensa con un educado buenos días, y se dirigió a las distintas instalaciones de la Maestranza Aérea.

El Rey en la Maestranza Aérea de Sevilla.

Finalizó el recorrido en el hangar del A-400M. Actualmente hay dos aviones de este tipo en revisión en esta unidad. Uno es el primero que recibió el Ejército del Aire, que acaba de cumplir ya seis años y precisa una inspecciones en profundidad. O heavy, como la llama el comandante Martínez, que detalla que hay dos tipos de revisiones para los aviones de transporte a gran escala de la Fuerza Aérea española. "Cada seis años se hace una revisión heavy, que dura aproximadamente unos nueve meses, y se comprueba todo en profundidad. Y luego hay revisiones lights, que las hacemos a los dos y a los cuatro años. Estos trabajos duran unos seis meses. Actualmente hay uno de seis y otro de cuatro".

En la Maestranza Aérea de Sevilla se reparan anualmente unos diez aviones. La base tiene unos 500 trabajadores, entre civiles y militares. Tras esta visita, Felipe VI visitó también Tablada, donde asistió a la inauguración de un monolito que recuerda que fue Alfonso XIII quien abrió oficialmente la base hace cien años, en 1923.