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tribuna de opinión

SARS-CoV-2 versus Homo Sapiens

  • El autor pide que no se culpabilice sólo a la parte "díscola" de la sociedad. ¿Y las autoridades?

SARS-CoV-2 versus Homo Sapiens

SARS-CoV-2 versus Homo Sapiens

El primer caso registrado de lo que más tarde se identificaría como el nuevo coronavirus se produjo en la ciudad china de Wuhan el 17 de noviembre de 2019. La Organización Mundial de la Salud fue alertada sobre una neumonía de causa desconocida el 31 de diciembre, cuando las autoridades sanitarias de Wuhan confirmaron 27 casos, que ellos relacionaron con el mercado de Huanan, donde se mezclaban las especies, el cual, ¡qué casualidad!, estaba en la misma ciudad donde se encontraba el Centro de Virología más importante de China. Hoy en día está totalmente descartado que este virus se originara en el mercado de Huanan y en realidad se desconoce su origen.

Con fecha 3 de noviembre de 2020, el número oficial de muertos a nivel mundial supera el millón doscientos mil y el número oficial de contagiados los cuarenta y cinco millones.

En Estados Unidos, el número oficial de muertos sobrepasa los 230.000 y el número oficial de contagiados sobrepasa los nueve millones trescientos mil. España ostenta un nada honroso quinto puesto, a nivel mundial, por número oficial de muertos cada 100.000 habitantes (78), mientras que, paradójicamente, China sólo presenta 0,34, lo que parece poco creíble, y Corea del Sur 0,84, como ejemplos de países donde las cosas se han hecho mal y bien respectivamente. Los principales dirigentes de los grupos negacionistas han acabado por contraer la enfermedad: Boris Johnson en Inglaterra, Bolsonaro en Brasil y Donald Trump en los Estados Unidos.

La importancia del tema para la vida y la economía ha despertado el interés de investigadores de diversos campos.

Según he indicado en varios artículos en este diario, los fallecidos reales son del orden de vez y media los oficiales, y los contagiados reales son del orden de 10 veces los oficiales, como se demuestra por el número de contagiados, muchos de ellos asintomáticos, que aparecen al aumentar el número de pruebas. Y esto no es exclusivo de España, sino que seguramente se podría extender a todos los países. Y mientras tanto los jóvenes y no tan jóvenes se contagian continuamente por no ser capaces de guardar la distancia de seguridad, en cuyos detalles deberían haber insistido nuestras autoridades. En una entrevista reciente a Woody Allen le preguntaron su opinión sobre la pandemia y contestó: "Me ha sorprendido cuanta gente del mundo ha hecho tanto el tonto; la pandemia podría haber sido mucho más leve y corta si todo el mundo se hubiera comportado bien".

Según Yuval Noah Harari, en su libro Sapiens, de animales a dioses hace entre 70.000 y 30.000 años se produjo en el Homo Sapiens la aparición de nuevas formas de pensar, de comunicarse y de socializar, lo que le permitió formar sociedades con muchos individuos, le dio una prevalencia sobre el resto de las razas humanas, y le llevó a convertirse en el Rey de la Creación. El primer efecto fue la desaparición de las otras razas humanas inteligentes; el último en desaparecer fue el Homo Neanderthalensis, hace unos 30.000 años. Así se fueron creando los grandes imperios, el romano, el español y el inglés, pero también los imperios persa y chino en Oriente, o los inca y azteca en América. Hoy en día estos imperios han desaparecido, pero en realidad se ha producido una unificación de la Humanidad alrededor del dinero (maravilloso invento, digan lo que digan), el desarrollo científico y el desarrollo técnico, con lo que las sociedades de Estados Unidos y China (y todas las demás) se han unificado en su funcionamiento.

En cualquier caso, el Covid-19 es un ente maligno, que parece programado para la destrucción de la especie Sapiens, y que está poniendo en serio peligro la prevalencia de esta especie, al atacar sus raíces más profundas como son la socialización y la comunicación. El SARS-CoV-2 está experimentando mutaciones que le hacen más contagioso, lo que explica esta segunda ola, aunque no más letal, como si tratara no de destruir al Homo Sapiens, sino más bien de arruinarlo, causando así su propia autodestrucción. En esta lucha el Homo Sapiens tiene un arma decisiva, el uso de mascarilla y guardar la distancia de seguridad, cuando tenga que relacionarse, pero parece que no es capaz de hacerlo, como si un rato de relajación o de fiesta le fuese más importante que la vida de sus congéneres. Un paseo por los lugares de ocio o donde hay grupos de jóvenes, permite observar cómo se estarían contagiando si en el grupo hubiera algún asintomático. Hay sociedades de Homo Sapiens que sí lo está haciendo bien, en China y en Corea del Sur, identificando y obligando a apartarse a los contagiados y obligando al uso de mascarillas, cuando ha sido necesaria.

Pero no toda la culpa hay que echársela a la parte díscola de la sociedad. ¿Qué hacen nuestras autoridades? ¿Cuantos ejemplos de buen comportamiento y de mal comportamiento hemos visto en televisión? Pocos, dada la importancia del tema.

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