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Calle rioja

Salto mortal en el cuarto oscuro

  • Miradas. La hija y la viuda de Óscar Balducci donan al Museo de Baile Flamenco las imágenes que este fotógrafo argentino hizo del flamenco que pasó por Buenos Aires.

CADA noche, Óscar Balducci, fotógrafo, poeta, dramaturgo, le escribía un soneto a Cristina Hoyos. Esa poética del flamenco, lírica transoceánica entre un bonaerense y una sevillana que se descubrieron con la mirada, ha convertido esos versos en imágenes, en la exposición fotográfica Flamenco en Argentina que anoche se inauguró en el Museo de baile Flamenco que fundó y dirige la bailaora de la Judería.

A la muerte de Óscar Balducci (1940-2012), su hija Lucía, que todavía no había nacido cuando su padre hizo esas deslumbrantes fotografías, y su viuda, Cecilia Rossetto, cantante y actriz, decidieron donar ese material a la fuente primigenia del arte que fascinó al padre de Lucía, al marido de Cecilia, el dramaturgo de los espectáculos que ella llevó por toda América a lo largo de 35 años.

"Cuántas veces mi papá dedicó esa mirada a las manos de Cristina, qué mejores manos para llevarse esas fotos", escribe en el catálogo Lucía Balducci, que no siguió los pasos de sus progenitores, se licenció en Filología Inglesa y los hizo abuelos de Ruy. En el Museo del Baile Flamenco puede verse la personalísima visión del flamenco, la estirpe de Cristina Hoyos, la de Manuela Vargas, a través de la mirada y la técnica de Óscar Balducci, desde lo que llamaba, como recuerda Cecilia, "el salto mortal en el cuarto oscuro".

Cuando en 1971 Óscar Balducci vio bailar el mirabrás ("una jota reformulada en Cádiz") a Antonio Gades "volví a leer el Aleph con la esperanza de que Borges ya lo hubiera intuido... El mirabrás de Gades pertenece a un universo confidencial donde yo me podía codear con Alberti, con Picasso y con un pasador de quinielas de Salta y Avenida de Mayo llamado Quico". Este texto lo escribió Balducci en 1998 en la exposición Mirabrás.

París. Nueva York. Buenos Aires. Eran las tres citas ineludibles los veinte años que Cristina Hoyos (Sevilla, 1946) estuvo en la compañía de Antonio Gades, entre 1968 y 1998. Pasaron por los principales teatros de la capital argentina: el Avenida, "donde estaba la plaza de los Españoles", Odeón, Liceo. Estrenaron unas Bodas de Sangre en Italia, de donde procedían los linajes de los Balducci y los Rossetto, y fueron a Buenos Aires. "En Balducci, lo que fue pasión se convirtió en adicción", dice Cecilia, su esposa. "Cuando sabíamos que estaba en el palco, actuábamos para él", confiesa Cristina Hoyos, que con la novia trágica de Lorca y con Carmen encontró a un fotógrafo y un amigo en un país que fue tierra prometida de sus familiares. En 1956 su tía Dolores, poco más tarde su tía Rosario, hermanas del padre de Cristina Hoyos, emigraron a Buenos Aires, allí murieron, allí viven sus primos.

El Ministerio de Cultura de Argentina, en la persona de su titular, Teresa Parodi, fue fundamental para que esta historia de idas y vueltas, como los propios cantes y bailes del flamenco, haya tenido este final tan feliz. "Era el único al que Gades dejaba subirse al escenario", dice Cecilia. "Nadie tenía esta visión de Bodas de sangre, que es muy anterior a la película de Saura".

El propio Gades asesoró a Balducci y Rossetto en una coreografía humorística para una parodia flamenca dentro de uno de sus espectáculos, con la guitarra de Emilio de Diego y la voz de José Mercé. Óscar Balducci conjugaba esa mística de la fotografía que Julio Cortázar pregona en su relato Las babas del diablo que adaptó para el cine Antonioni. "Yo misma hice el papel de esa rusa altísima que es la modelo del fotógrafo en el relato", cuenta Cecilia, un animal de la interpretación que lo mismo canta con Serrat en el Gran Rex de Buenos Aires que interpreta La ópera de tres centavos de Bertolt Brecht. Como actriz de teatro, pasó por el festival de Teatro Iberoamericano de Cádiz y recibió el premio Molière en París o el de la Crítica Catalana.

Buenos Aires era el Nueva York del sur y París el Buenos Aires europeo. Un cruce de culturas que agrandó el bagaje artístico de Cristina Hoyos. Siguió la estela de tantos exiliados y emigrantes. De artistas como Antonia Mercé La Argentina o Encarnación López La Argentinita, hijas de españoles que llevaron para siempre al país que las acogió.

Cecilia Rossetto fue agregada consular de Argentina en Barcelona. Nació el 16 de julio de 1950, día del Carmen, en Nueve de Julio, población de la provincia de Buenos Aires, en la Pampa húmeda, que debe su nombre a la fecha de la Independencia. Ha venido con las fotos del hombre "que se quedó a vivir en mis ojos". Un tipo de River que ha reunido a todo el elenco, desde Gades a Juan Antonio, para este fin de fiesta.

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