La cita con los flamenquines, las tortillas y el pollo frito del bar Santa Marta vuelve antes de Navidad. Justo quince días después como anunció uno de los encargados del conocido establecimiento, que cerró durante la última semana de noviembre a causa de una denuncia vecinal a raíz de "un problema técnico" con un extractor de humos. 

Una vez solucionada esta cuestión, muchos volverán a tener su encuentro con los flamenquines, el pollo frito, las tortillas, ensaladilla y arroces de su extensa carta. El horario será el habitual, de 8:00 a medianoche.

El local ha estado cerrado temporalmente por una denuncia vecinal, relacionada con un extractor de humos. Este establecimiento se abrió en 1975 por parte de una familia. Da empleo a una decena de trabajadores. Ofrece un amplio horario de servicio. El bar es todo un clásico en la hostelería sevillana. Encontrar un velador en la Plaza Fernando de Herrera es complicado a cualquier hora del día.

Aunque el bar no ha podido aprovechar la gran afluencia de público que se produjo en toda la zona el pasado puente de la Inmaculada, sin duda podrá reponerse con la afluencia de público que cada Navidad se acerca hasta las calles del centro de la ciudad para ver las luces, visitar los belenes o participar en las diferentes actividades previstas con motivo de estas fechas.

Uno de los platos que más salen de esta cocina son los flamenquines. Más de medio kilo de cinta de lomo rellena de queso, y jamón ibérico cortado muy fino. El conjunto va rebozado en huevo y pan rallado y se fríe durante siete minutos. De la cocina sale diariamente entre 80 y 100 unidades. Lo empezó a hacer Manuel Caro, aunque al principio era más pequeño que el que se ofrece ahora.

El establecimiento tiene dos espacios interiores diferenciados: la zona de barra y mesas altas, y el comedor, y fuera cuenta con una de las terrazas más demandadas, justo frente a la parroquia de San Andrés. En todo el espacio tienen la misma carta.

A partir de hoy, sevillanos y visitantes podrán reencontrarse con uno de los pocos bares de toda la vida que siguen en el centro de la ciudad, conservando una carta de tapas de toda la vida ya sea en la terraza que ocupa parte de la Plaza de Fernando de Herrera, en la zona de la barra o en el salón adjunto con mesas bajas para los comensales.