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Patrimonio

Sevilla amplía la lista de monumentos amenazados

  • La asociación Hispania Nostra incluye una hacienda de Carmona y un molino de Mairena del Alcor en el patrimonio que ha de restaurarse

  • Para los expertos, las Atarazanas y la Capillita de San José siguen en peligro de conservación

Estado actual en el que se encuentran las Atarazanas.

Estado actual en el que se encuentran las Atarazanas. / Juan Carlos Muñoz

Lejos de reducirse, el número de monumentos amenazados en Sevilla crece. La lista roja que publica la asociación Hispania Nostra ha incluido en su última edición una hacienda de Carmona (del siglo XVII) y un molino harinero de Mairena del Alcor (fechado entre finales del siglo XV y principios del XVI) dentro del patrimonio que se encuentra amenazado por falta de conservación o uso indebido. En este listado compuesto por 11 inmuebles, que sirve de referencia a las autoridades competentes para los planes de protección, permanecen las Atarazanas y la Capillita de San José, edificios que cuentan ya con proyectos de intervención y que, en breve, podrían engrosar la lista verde, la de los monumentos recuperados, como así ha ocurrido con el Palacio de los Marqueses de Peñaflor, en Écija.

La lista roja de Hispania Nostra se convierte cada año en una de las publicaciones que mayor interés despierta entre los amantes del patrimonio. La última edición empezó a elaborarse en 2017. El fin principal de la clasificación es alertar sobre aquellos monumentos que se encuentran en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. En palabras de los componentes de la referida institución se pretende “llamar la atención” de la sociedad y de sus propietarios para que promuevan “intervenciones positivas”, que eviten el incremento del deterioro o la desaparición de bienes culturales. Otro de sus objetivos es “apoyar y animar” a asociaciones locales de defensa del patrimonio y a particulares para que emprendan reivindicaciones sobre los monumentos. En la elaboración de este listado Hispania Nostra defiende que “lo que se valora y se aprecia, se cuida y se custodia”.

Un comité científico -compuesto por un arqueólogo, una restauradora, un director de museo y un arquitecto- se encarga de decidir qué monumentos integran el listado. Cada bien cultural cuenta con una ficha en la que se describe su historia, su valor patrimonial, el grado de protección que ostenta, su estado de conservación, el nivel de riesgo y las restauraciones e intervenciones realizadas o que se encuentren en marcha, así como la opinión sobre dichos proyectos.

Un comité científico se encarga de decidir qué monumentos integran la lista roja del patrimonio

La última vez que se dio a conocer esta clasificación fue en 2016. Desde entonces se han incluido dos monumentos más. Se trata de un cortijo de Carmona y de un molino harinero en Mairena del Alcor. El primero de los inmuebles recibe el nombre de Hacienda de Olivar de Peromingo Alto. Procede de un mayorazgo constituido en 1599. Lo más llamativo del edificio es la torre de contrapeso, de planta rectangular y rematada por un chapitel piramidal muy bajo y un merlón coronado por remate piramidal en cada esquina. Tiene un grado de protección D dentro del conjunto histórico del patrimonio rural. El estado de conservación, según el comité científico que ha elaborado la ficha de la hacienda, es de “ruina y abandono”, con el riesgo de derrumbe de las estructuras existentes.

En cuanto al molino harinero de San Pedro, situado en Mairena del Alcor, dicha construcción es de origen musulmán. Según los expertos, este monumento “forma parte del imaginario colectivo de la comarca de los Alcores”. Este tipo de molino estuvo en funcionamiento hasta la década de los 60, cuando se sustituyeron por otros de energía eléctrica, lo que propició su abandono y ruina. No cuenta actualmente con ninguna protección patrimonial y su deterioro pone en peligro su sistema estructural.

Pero más allá de estas nuevas incorporaciones, lo que más preocupa de la actualización de la lista roja es la permanencia de dos monumentos de indudable importancia patrimonial en la capital andaluza. Se trata de las Atarazanas y la Capillita de San José. En el primero de ellos, tras una larga descripción del astillero medieval, se detalla que su nivel de protección es A, el máximo contemplado en el actual Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Los expertos se muestran especialmente críticos con la intervención que estaba prevista en un principio (dada a conocer a finales de 2014) y en la que se posicionaron en la línea expresada en su día por la asociación conservacionista Adepa. En la ficha no se recogen las modificaciones incluidas en este proyecto tras llegar a un acuerdo, a finales de 2017, por parte de la Consejería de Cultura (propietaria del inmueble), la Fundación La Caixa (concesionaria del monumento e inversora) y la mencionada entidad. Este consenso altera los planes previstos para la recuperación de los astilleros en los siguientes aspectos: La medianera del edificio que coincide con un fragmento de la muralla almohade se excava a su máxima cota hasta llegar al nivel del siglo XIII; se excavan también hasta esta cota dos de las siete naves del monumento (la 6 y 7); la escalera que iba en el centro se mueve de sitio para colocarla “en un lugar que no distorsione la visión transversal”; y la cimentación se hará con un sistema alternativo que “no interfiera en la conservación de la integridad de los pilares”. En caso de que sea necesario un refuerzo, se hará bajo la cota original del astillero. Está previsto que las obras comiencen a principios de 2019 y concluyan en 2021.

Conviene recordar que desde un primer momento -una vez que se descartó el Caixafórum en este espacio- tanto La Caixa como la Junta decidieron que el contenido cultural con el que se dotase las Atarazanas debía estar vinculado a la navegación y al Descubrimiento de América. La Academia de Ciencias propuso la pasada primavera que también incluyese la primera vuelta al mundo, de la que se cumplirá medio milenio de su comienzo en 2019. Esta idea contempla la exposición permanente de embarcaciones que reproduzcan las naos que protagonizaron tal gesta, algo parecido al modelo desarrollado por el Museo Marítimo de Barcelona en sus atarazanas.

El otro monumento de la capital andaluza que sigue integrando la lista roja de Hispania Nostra es la Capillita de San José. En 2016 se incidía en que el estado estructural del templo barroco era “óptimo” debido a unos trabajos realizados en las cubiertas y fachadas. Este estudio, sin embargo, alertaba de la “fragilidad” de su interior y de sus bienes muebles, que en “sus casi 300 años de historia han sufrido daños importantes”. Entre ellos se mencionaban los “disturbios anticlericales” ocurridos en mayo de 1931, que causaron quemaduras en las pinturas murales, retablos y revestimientos decorativos. También se aludía a las filtraciones de lluvia a través de la linterna y las ventanas.

Vista cenital de la capillita de San José. Vista cenital de la capillita de San José.

Vista cenital de la capillita de San José. / Belén Vargas

El análisis sigue vigente dos años después, pese a que la Comisión Provincial de Patrimonio ha dado luz verde a los trabajos con los que se frenará el deterioro causado por las humedades, se cambiará la instalación eléctrica y se repararán las pinturas murales. La intervención está presupuestada en 110.000 euros, un coste que será sufragado en su mayor parte por la Gerencia de Urbanismo, merced a un acuerdo entre el Consistorio hispalense y la Orden de Hermanos Menores Capuchinos (propietaria de la capilla) para financiar la restauración. Dicha colaboración supondrá el uso cultural -además del cultual- de este inmueble, donde se celebrarán conciertos de música clásica del ciclo de cámara Joaquín Turina. Este proyecto supone la fase inicial de otro de mayor envergadura, para el que la citada comunidad religiosa ya busca financiación estatal.

La mejor noticia dada por Hispania Nostra se localiza en Écija. El comité científico ha sacado de la lista roja el Palacio de los Marqueses de Peñaflor, debido a la primera fase de rehabilitación de este inmueble barroco, en el que ya se ha restaurado la fachada principal, el acceso, las caballerizas y el Torreón. También se ha conseguido la subvención del 1,5 % cultural del Ministerio de Fomento, lo que ha aportado 170.000 euros para restaurar elementos aún deteriorados, como la estructura del patio. Gracias a esta intervención, el Ayuntamiento astigitano podrá usar este histórico edificio para actos culturales y turísticos.

Fachada del Palacio de Peñaflor, en Écija, antes de restaurarse. Fachada del Palacio de Peñaflor, en Écija, antes de restaurarse.

Fachada del Palacio de Peñaflor, en Écija, antes de restaurarse. / D. S.

En esta localidad, sin embargo, el comité experto sigue alertando del estado de la Casa Mirador de Peñaflor, una construcción del siglo XVII cuya conservación es bastante nefasta, lo que ha obligado a tomar medidas de seguridad por el avanzado deterioro que presenta. Las cinco estatuas que lo coronaban fueron retiradas en 2012 para su restauración y ante el peligro de caída. Hace pocos días tuvo que ser apuntalado, una intervención presupuestada en casi 25.000 euros (procedentes de las arcas municipales) y que servirá de base para una gran rehabilitación en la que resulta necesaria la colaboración de otras administraciones públicas. Este edificio es uno de los monumentos más destacados de la Plaza del Salón de Écija.

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