Sevilla crece y, lo que es más importante, seguirá creciendo. Hacer esta afirmación en los actuales momentos de incertidumbre internacional es hoy más que nunca, además de una realidad, una obligación que debemos poner en valor desde uno de los sectores tractores de la economía andaluza como es la promoción residencial. Un sector comprometido con la inversión, el crecimiento económico y la creación de empleo.

Tras un año 2020 de alta complejidad, la tendencia es alcista, como demuestran las cifras: en 2021 se vendió un 40% más de viviendas que en el ejercicio precedente y el número de visados de construcción de viviendas en la provincia de Sevilla creció un 50%. Además, entre enero y septiembre de 2021 se iniciaron 4.241 viviendas en la provincia, un 77% más que en 2020 y un 47% más que en 2019, lo que se traduce en una creación de más de 10.000 empleos indirectos durante dos años, el período medio de construcción de un proyecto residencial.

Mirando al futuro, las previsiones de demanda de vivienda de obra nueva consolidan la promoción residencial como uno de los motores económicos en Sevilla en la próxima década: el número de potenciales compradores de vivienda de obra nueva en los próximos 10 años en Sevilla ciudad asciende a más de 35.000, mientras que la cifra de viviendas construibles se sitúa en 13.000 casas. Esta situación expone al mercado a un claro desequilibrio y adelanta la imperiosa necesidad de incrementar la producción de vivienda.

Esta escasez de oferta conlleva una presión al alza de los precios en Sevilla ciudad, que en 2021 subieron un 3,3%, según el Ministerio de Fomento. Una situación que puede aplacarse poniendo en el mercado más oferta, algo que requiere de la puesta en carga de suelo finalista sobre la que producir esa oferta. ¿Cómo conseguirlo? Con la colaboración de la administración pública. Y en primer lugar, agilizando los plazos de todo el proceso urbanístico. En los actuales tiempos convulsos es más necesario que nunca un entendimiento público-privado para crear un escenario de seguridad jurídica, gestión eficiente e inversión económica.

Porque –no lo olvidemos– la accesibilidad a la vivienda es un problema social que el sector privado y la administración pública estamos obligados a solucionar poniendo en el mercado viviendas a precios asequibles, tanto en propiedad como en alquiler. Un buen ejemplo de colaboración público-privada efectivo es el Plan VIVE de la Comunidad de Madrid, región donde la iniciativa privada promoverá miles de viviendas en alquiler a bajo precio sobre suelo público.

Para poder acometer con fortaleza y con todas las garantías de éxito este compromiso por la inversión y por la creación de empleo, el sector inmobiliario también tiene que asumir el necesario proceso de transformación de su modelo de negocio.

El gran reto del sector inmobiliario es convertirse en una verdadera industria, fuerte, resiliente, digitalizada, innovadora y con un gobierno corporativo eficaz, modernizado y adaptado a los nuevos escenarios. Ése es el desafío y ése es el gran cambio en el que AEDAS Homes trabaja desde hace años en iniciativas como la industrialización de la promoción residencial.

Este gran desafío de futuro es un camino de enormes oportunidades como sector económico socialmente responsable. En el sector promotor tenemos la obligación moral de contribuir al crecimiento de nuestra economía y de nuestra sociedad. Sevilla es una locomotora de España y la industria inmobiliaria tiene un papel imprescindible en este escenario para trasladar estas oportunidades económicas al conjunto de la sociedad en forma de empleo, riqueza y vivienda en nuestra tierra.

Sevilla crece y seguirá creciendo. Es hora de comprometernos con nuestro futuro por el bien común.