Turquía Un destino para calvos

Los precios reducidos de tratamientos de trasplante capilar llevan a un creciente número de personas hasta clínicas turcas para recuperar el pelo perdido

Turquía Un destino para calvos
Turquía Un destino para calvos
Noelia Márquez

09 de octubre 2016 - 05:03

El sector de la medicina estética vive un fenómeno en auge que lleva a un creciente número de personas con alopecia a optar por el turismo sanitario para recuperar el pelo perdido. El bajo coste de tratamientos de trasplante capilar, que requieren de manos expertas en microcirugía, ha convertido a Turquía en un destino seductor para personas, principalmente hombres, con calvicie. Son tratamientos con fines estéticos y que requieren largas sesiones de quirófano (en torno a seis horas en función de cada tratamiento) bajo anestesia local, en la mayoría de los casos.

Una simple búsqueda en internet muestra todo un abanico de clínicas, paquetes turísticos que incluyen vuelos, hotel y spa, además del tratamiento, con ofertas que pueden resultar muy atractivas, en principio, por el bajo coste. El sector de las clínicas privadas en España que también ofrecen este servicio sanitario afronta una competencia de las firmas turcas con mucha diferencia en cuanto al precio de los tratamientos. Técnicas de microinjertos que pueden girar en torno a los 5.000 y los 8.000 euros en clínicas españolas son ofertadas en Turquía por unos 3.000, o incluso a precios inferiores.

Las entidades científicas como la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (Secpre), que promueve la seguridad de los tratamientos, advierte de los riesgos que puede acarrear el turismo sanitario para quien sólo mira el bolsillo cuando quiere mejorar su aspecto y se somete a técnicas quirúrgicas fuera de España y en países con escasa regulación.

Durante el último mes, sólo una clínica turca, la que lidera el doctor Serkan Aygin, ha recibido a unos 60 pacientes españoles, 15 de ellos sevillanos. "El auge del trasplante capilar comenzó hace unos tres años, con el desarrollo de la técnica FUE que está ofreciendo buenos resultados. Cada vez tenemos a más españoles en Turquía", explica el doctor Nicolás Pérez, referente en España de las clínicas del doctor Serkan Aygin y responsable de dos clínicas de medicina estética, ubicadas en Sevilla y en Huelva. "Los tratamientos se realizan en Turquía y nosotros -las clínicas en Sevilla y Huelva- realizamos el pretrasplante, para preparar al paciente antes de la intervención; y después, cuando vuelven de Turquía, realizamos el seguimiento poquirúrgico", explica el doctor Pérez, quien incide en que son cada vez más los sevillanos que viajan a Turquía para someterse al trasplante capilar. Para ello, las clínicas turcas del doctor Aygin cuentan además con una agencia de viajes italiana que gestiona todo lo referido a los traslados y la estancia en Turquía de los pacientes. De este modo, el servicio sanitario pasa a formar parte de paquetes turísticos. La mayoría de las personas que optan por viajar a Turquía son hombres, si bien la edad es muy variada, desde 29 a 50 años principalmente, aunque también hay casos de pacientes de hasta 60 años que quieren recuperar el pelo.

Los precios reducidos de los microinjertos capilares se deben, en gran medida, al menor coste de la mano de obra en Turquía -la nómina mensual de una enfermera gira en torno a los 430 euros-, y a las subvenciones que destina el Estado turco para fomentar el turismo sanitario. Ante la gran pujanza de este sector han surgido también en Turquía clínicas clandestinas y consultas que ofrecen este servicio sanitario sin infraestructura propia, a precios incluso aún más reducidos, en torno a los 1.500 euros, y que caen en el riesgo de no cumplir todas las garantías sanitarias necesarias en cualquier tipo de cirugía.

Uno de los tratamientos más ofertados es la denominada técnica FUE, la extracción de folículos del propio paciente que son trasplantados, uno a uno, en la zona afectada por la calvicie. Se trata de una técnica mínimamente invasiva que evita grandes cicatrices y que reduce el riesgo de complicaciones frente a otras opciones quirúrgicas más agresivas.

"La técnica FUE es una alternativa más y se conoce desde hace años. Frente a otra técnica que consiste en extraer una tira de pelo de la nuca para realizar el trasplante, la técnica FUE no provoca grandes cicatrices ya que se extraen los folículos uno a uno en cilindros mediante pequeños orificios en el cuero cabelludo", explica el doctor César Casado, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (SECPRE) y especialista en el Hospital La Paz y en la Clínica Internacional Ruber (Madrid). Al tratarse de una técnica mínimamente invasiva las posibles complicaciones se reducen.

No obstante, el doctor Casado advierte de los riesgos que supone "caer en el mercantilismo de tratamientos que afectan a la salud. No se puede poner precio a la salud"; y especialmente "en países con una regulación poco estricta". Los pacientes que optan por esta alternativa "no deben fijarse en el precio y tienen que tener en cuenta aspectos de gran importancia como la acreditación y la formación de los especialistas en cuyas manos se ponen; y especialmente en países donde existen problemas importantes en la ordenación profesional". Otro de los aspectos básicos a tener en cuenta a la hora de optar por el turismo sanitario es "contar con garantías a la hora de necesitar un seguimiento después de la operación porque complicaciones siempre las hay en cirugía", añade el secretario general de la sociedad científica que aglutina a los cirujanos plásticos españoles.

La técnica más ofertada (FUE) supone complicaciones que no suelen ser graves, entre las que destacan posibles infecciones en el cuero cabelludo o la apertura de las suturas, entre otras. El doctor Casado incide, en la sanidad pública se están atendiendo casos de personas que acuden a clínicas privadas para someterse a operaciones por razones estéticas y que terminan en hospitales públicos debido a las complicaciones. Ante esta realidad, el portavoz de los cirujanos plásticos españoles cuestiona "hasta qué punto la sanidad pública tiene que asumir la responsabilidad de situaciones derivadas de la irresponsabilidad de quien se expone a estos riesgos de forma voluntaria y por razones estéticas, que nada tienen que ver con la salud".

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