Las promesas en campaña electoral han quedado en agua de borrajas. Antes de ganar por mayoría absoluta las elecciones municipales del 22-M, Juan Ignacio Zoido no tuvo reparos en anunciar que si gobernaba en Sevilla aplicaría medidas contra la celebración de botellonas en la ciudad y contra el consumo de alcohol en la vía pública. En una palabra, que haría cumplir la ley andaluza que los sucesivos gobiernos municipales incumplen sin rubor desde que en 2006 entró en vigor. La promesa está incluida en el programa de gobierno 2011-2015 que lleva por título 15 objetivos. En el capítulo dedicado a la seguridad, y concretamente en el apartado sobre la Policía Local, la medida 157 reza así: "Plan de acciones contra el botellón y el consumo de alcohol en la vía pública".

Pero, ya en el sillón de la Alcaldía, las cosas no han sucedido como Zoido esperaba. Ayer fue cuestionado por la prensa sobre la contradicción en que ha incurrido al admitir la celebración de la macrobotellona del jueves y destinar medios desde el Ayuntamiento para un dispositivo especial de control y vigilancia a los jóvenes concentrados.

Zoido reiteró que es "contrario" a la convocatoria que tuvo lugar el jueves en el Charco de la Pava, aunque también "consciente de la necesidad de garantizar la seguridad en estas situaciones". Y añadió que está "firmemente convencido" de que erradicará las botellonas, pero advierte que "es difícil que en tan poco tiempo se puede cambiar un modo arraigado de vivir la ciudad". El regidor hizo estas declaraciones en Canal Sur Televisión. Subrayó que no es "partidario" de las botellonas, pero que ante tal situación "se puso un dispositivo como no había habido antes", con un centenar de policías locales, Policía Nacional y personal Lipasam, entre otros. "No soy partidario y voy a combatirlo, pero ante una situación de ésas tengo que poner medidas para evitar riesgos", dijo añadiendo que se llevaron a cabo cacheos para evitar "riesgos".