La adivina Aída Romero niega que cometiera ningún delito

Asegura que se negó a pagar unas joyas porque su precio de venta era diez veces superior al valor real

F. P. A. / Sevilla

13 de marzo 2012 - 18:34

Aída Romero, la adivina conocida como la princesa de Tracia, negó ayer que haya cometido ningún delito y simplemente aseguró que se negó a pagar las joyas que había comprado a un anticuario de la calle Sierpes porque su valor real era muy inferior al del precio de venta. En un comunicado remitido a este periódico, Aída Romero aseguró que nunca se la ha acusado de delito alguno, que nunca se ha sentado en el banquillo por estar imputada en ningún delito y que “la apropiación indebida es un delito que nunca ha cometido”.

La futuróloga explicó que el juicio era relativo a una reclamación de cantidad, “un juicio civil”, en el que ella sostenía que el propietario de la tienda de antigüedades Segundo Pérez “pretendía cobrar por unas piedras de colores, supuestamente joyas y piedras preciosas de más de cien años de antigüedad, la cantidad de 300.000 euros”. Aída Romero recalcó que se trataba de un juicio civil y no penal y por tanto que no fue juzgada por apropiación indebida, como se publicó por error.

Aída Romero añadió que nunca ha dicho “ser vidente” en ningún medio de comunicación ni tener poderes para sanar enfermedades y que su capacidad para predecir el futuro “nada tiene que ver con ser una experta gemóloga”. Igualmente, sostuvo que el valor de las joyas difiere en diez veces el del precio de compra. “Compré a crédito por un valor de 299.020 euros, cuando el perito las tasó en 29.717 euros”, apuntó la adivina.

Esta mujer asegura que “nunca se le antojó una corona, que ninguna tiara valía 300.000 euros” y que nunca le negaron una compra en la tienda de Segundo Pérez. “El juicio consistió en una reclamación de cantidad. Se me reclamaban 258.520 euros. Me negué a pagar esa cantidad porque esas piedras de colores no valían ese dinero, por lo que yo, una vez me enteré del precio que valían en realidad, reclamé la diferencia entre el valor real y lo que yo había pagado, lo que en términos jurídicos se denomina reconvención”.

El comunicado termina recordando que fue Segundo Pérez quien se sentó en el banquillo “acusado de un delito de estafa” y fue juzgado ante la Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla. “Fue absuelto sólo por el hecho de considerar la Sala que yo tenía que haberme asesorado de un experto antes de adquirir las joyas”, concluyó Aída Romero.

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