Alameda para la mente, Hércules para el cuerpo

calle rioja

Las obras de la Campana dejan Amor de Dios y Feria sin autobuses. Llegan los días señalados de Omniun Samctorum en la calle donde Belmonte y Jesús de la Rosa cruzaron el puente

Horario e itinerario del traslado de la Esperanza de Triana a San Jacinto el miércoles 22 de octubre

Una vista de la Alameda de Hércules en día nublado con indicios de lluvias.
Una vista de la Alameda de Hércules en día nublado con indicios de lluvias. / M. G.

A la hora del Angelus salió el sol, pero se volvió a esconder tras el cortinaje de nubes de un otoño que se resiste a llegar con don Juan y doña Inés a la vuelta de la esquina preparados ante el asedio de la astracanada de Halloween. Las obras en la Campana han dejado una Alameda demediada junto al Barón Rampante: los autobuses 13 y 14 pasan por Trajano pero han dejado de hacerlo por Amor de Dios. El único que sigue teniendo parada junto a lo que fue Chispitas es el C5, el que le deja a Manuel Melado, el peluquero, muy cerca de su casa. Un microbús de interiores que le debe recordar el que llevó a su familia por el centro de Llandudno, ciudad galesa donde nació Lewis Carroll, el matemático que escribió ‘Alicia en el país de las maravillas’, cuando viajaron desde Sevilla para asistir en esa ciudad a la boda de su hijo Antonio con Hellen, profesora de Inglés en el San Francisco de Paula.

El 13 y el 14, líneas muy quinielísticas que han cambiado Amor de Dios por la calle Alfonso XII. Los viajeros no podrán ver durante unos meses los estrenos del cine Cervantes o el bullicio estudiantil del instituto San Isidoro. El gimnasio de esta calle lo abrió Diego Poley en 1994. Le han puesto el nombre de Hércules, el padrino de la Alameda, que comparte con Julio César las columnas próximas a ese camposanto cultural que es el Alameda Multicines. También ‘murieron’ las funerarias de la calle Amor de Dios. La peluquería Melado es del año 27, que es la suma de los autobuses 13 y 14. Una rareza cultural y antropológica desde los Beatles hasta la alopecia.

La música de fondo es de jazz y en el móvil de Antonio Melado siempre suena música de ópera. Su padre es autor de algunas de las sevillanas más cantadas y bailadas en todo el mundo. No es el único género que cultiva: también la novela, el pregón, la poesía y la soleá, que las ha escrito incluso para una copistería de Trajano (“en esta copistería / se hacen fotocopias / sin falta de ortografía”) y para una pescadería. El peluquero ha quedado con dos amigos en el hospital de la Caridad, el espacio de Mañara, el santo olvidado de los santorales, el maleficio de don Juan en el primer Halloween con Pichardo a medio gas.

Por la Alameda camina el imaginero Manuel Ramos Corona, trianero, hondureño consorte. El otoño es temporada alta para los artistas de Semana Santa porque la primavera está a la vuelta de la Epifanía. Antonio Puente Mayor ha elegido el 2 de noviembre, día de los Difuntos, para presentar en la Feria del Libro, con Paco Robles de padrino, su nueva obra ‘La Reconquista a través de sus santos’. Campo a través por la santidad. Quiero ser santa, quiero ser beata, cantaba Alaska en la movida madrileña. No es nada fácil.

El ciclo Los jóvenes y el teatro versiona García Lorca, Orwell y Muñoz Seca

El sol ha vuelto a esconderse. La vida es un permanente escondite donde casi nadie es lo que parece. Puro teatro. Que en la Alameda ya cargan pilas para la próxima temporada. Noveno ciclo Los jóvenes y el teatro. Empieza el miércoles 29 con ‘La venganza de don Mendo’, a cargo de la Compañía El Perro Producciones. La obra más representada de Pedro Muñoz Seca, asesinado en la guerra civil, paisano de Alberti, da nombre a un teatro desde el que ayer hicieron el programa de la Cope Carlos Herrera, Jorge Bustos y el recién casado Alberto Herrera. Hay en la programación reinterpretación de clásicos: ‘Rebelión en la red’, a partir de ‘Rebelión en la granja’ de Orwell; ‘Poeta perdido en Nueva York’, versión libre de la obra de Federico García Lorca. Un repertorio con ocho obras en función escolar por las mañanas y las tardes para adultos seguidas de coloquios. Este ciclo de teatro fue una de las muchas iniciativas que puso en marcha Guadalupe Tempestini, agitadora cultural de la Alameda, creadora del Festival del Títere.

Cuando se va el sol, la sombra se extiende como una capa sin espada. Alameda de Hércules. Ahora hemos sabido gracias al Colegio de Arquitectos que el primer concurso de ideas lo ganó Antonio González Cordón, que era vecino de la calle Santa Ana. Alameda da nombre al teatro y Hércules al gimnasio. La mente y el cuerpo en perfecta compenetración sin faltas de ortografía, como la soleá del peluquero más internacional de Sevilla. La silla de la peluquería es como un sillón de director de este travelling de la calle. La vía andante de los viandantes. Pasa el fotógrafo Tomás Díaz Japón sin cámara, como dos sin timonel, y es cazador cazado porque lo fotografías mentalmente mientras Melado te recicla la azotea.

En uno de los negocios han puesto la palabra Vintage, que es como las bolsas de patatas para todo uso. Palabras multiusos que evocan rebajas, novedades, tendencia, empoderamiento. Es como una Abacería de la ropa y los complementos. Nuevos vocablos como surgieron nuevos partidos políticos, nuevas maneras de comunicarse, de darse a conocer en el arte o en la música, pero en el barbero, siempre el peine, la tijera y el espejo para la conformidad del cliente. Más eficaz que la consulta del psiquiatra. Volverán las oscuras golondrinas a subirse en el 13 y el 14, que ahora no pasan por la calle Feria con sus tres paradas en la Cruz Verde, Marcelo Culasso y Resolana. La calle de Belmonte y Jesús de la Rosa, que cruzaron el puente para ser, como cantaba Silvio, macarenos de Triana.

El escondite de los monumentos. Hay lugares de la Alameda desde los que se ve la torre de los Perdigones. Es más difícil observar la torre de don Fadrique. Seis siglos las separan. Y también, a la altura del Corral de Esquivel donde hay flamenco todos los lunes noche, se divisa la torre mudéjar de la iglesia de Ómnium Sanctórum, que entra en sus días más señalados, cuando los Santos, como el equipo donde jugó Pelé, le hacen tributo a los Difuntos. Por esos muertos estamos vivos. Es puro Einstein. La teoría de la relatividad es fantástica. El relativismo es una dictadura, como dijo Ratzinger en su última homilía antes de convertirse en Benedicto XVI.

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