Los alcorques deben tener un metro de profundidad
Elegir bien la especie, plantar correctamente y evitar las podas alarga la vida de los árboles
Los principales problemas de los árboles urbanos vienen provocados por ser especies poco idóneas para ciertas ubicaciones y por una mala plantación. A ello se unen las podas incorrectas que se acometen."El árbol tiene un servicio ecosistemático en las ciudades". Con esta expresión, el catedrático de Ecología, Enrique Figueroa, incide en la importancia que posee este elemento vegetal en las urbes, donde contribuyen a reducir la contaminación y lograr una vida saludable.
Para que este fin se cumpla, resulta imprescindible que ciertos requisitos se tengan en cuenta. Así, a la hora de elegir la especie a plantar, hay que considerar las características del enclave urbano. "No podemos plantar árboles de copas anchas para calles estrechas o naranjos en grandes avenidas, pues apenas nos aportarán sombra", refiere el catedrático de la Hispalense.
Otro aspecto fundamental concierne a la plantación, y muy en concreto, a los alcorques viarios. "Los ejemplares que se caen o se inclinan no se encuentran bien plantados", subraya Figueroa, quien apostilla que un alcorque debe tener, como mínimo, un metro de ancho por otro de largo y otro metro de profundidad para que las raíces "agarren bien". La tierra que conforma el alcorque ha de ser de "textura franca o equilibrada", es decir, que en su composición un 20% sea de arcilla, un 35% de arena y que cuente con materia orgánica (abono) y nutrientes minerales de liberación lenta (pastillas).
Un aspecto imprescindible en la plantación es la porosidad de la tierra. "Ha de respirar, por lo que en la siembra se deben dejar poros grandes para que la tierra tenga aire y poros chicos para que entre el agua", detalla el especialista en Ecología, que advierte del peligro que supone una masa compacta, al impedir que la tierra "trague agua" al depositarse en la superficie. "Si el suelo en el que está el árbol es poroso, evitamos que sólo se quede con el dióxido de carbono", refiere el catedrático.
Por tal motivo, los alcorques no deben cubrirse. "Muchas veces se tapan con planchas metálicas para evitar actos vandálicos. En este punto hay que hacer un llamamiento a la ciudadanía para que no conviertan los alcorques en papeleras o lugares donde hacen sus necesidades los animales domésticos", advierte Figueroa.
La misma importancia requieren las podas. Para el catedrático de Ecología, en Sevilla esta operación se ha realizado mal. "Tengamos en cuenta que el árbol es un ser modular, es decir, crece a través de los módulos compuestos por la yema, la rama y la hoja", señala Figueroa, que añade que "durante su vida va creando o desprendiéndose de los módulos en función de sus necesidades, por lo que ya realiza una poda natural". "Se poda cuando no se conoce la biología del árbol o por haberse plantado en lugares inadecuados", apostilla.
El catedrático de Ecología hace hincapié en la necesidad de cuidar los árboles "pues desarrollan una importante función en un país donde al año mueren 20.000 personas por la mala calidad del aire".
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