Tribuna de Opinión
La oportunidad para Sevilla: movilidad y flexibilidad, fiel a su esencia
El día que se presentaba este doble volumen de ‘Maestros del Derecho’ (Páginas del Sur), en el marco de los cinco siglos de historia de la Universidad de Sevilla, era una jornada muy señalada para uno de ellos. El único de los treinta maestros que aparecen en las dos caras del libro, portada y contraportada, que sigue vivo. En esta galería del magisterio y la excelencia jurídica, Felipe González Márquez aparece escoltado por el pintor Gonzalo Bilbao y el cervantista y académico ursaonense Francisco Rodríguez Marín. Era 28 de octubre de 2025, 43 años después de que aquel antiguo estudiante de la Facultad, alumno de muchos de los homenajeados, volteara la historia de España ganando por goleada las elecciones del 28 de octubre de 1982.
La Universidad de Sevilla tiene dos nacimientos. En 1505, el arcediano de Carmona Rodrigo Fernández de Santaella, Maese Rodrigo, la funda en el Colegio Santa María de Jesús. En 1518, con más presencia de los estudios jurídicos que los teológicos, es el acta oficial del bautismo de la Universidad. La Facultad de Derecho semeja unas Atarazanas de la ley y de la historia de la ciudad y de España entera. El libro fue un proyecto del ex decano Alfonso Castro (Sevilla, 1969), que nace cuando era rector el americanista José Antonio Calderón Quijano. “Lo que no se escribe es como si no existiera”. Se presentó en la Fundación Cajasol, que ha patrocinado la obra. Antonio Pulido, su presidente, recordó sus tiempos de profesor de Economía en la Facultad de Derecho y que el patio de butacas donde se celebró el acto fue la primera sede del Parlamento de Andalucía después de su constitución en el Alcázar. Ángel López, catedrático de Derecho Civil, que es uno de los entrevistados, presidió la Cámara andaluza.
Víctor J. Vázquez (Valladolid, 1979) es coeditor de la obra, estuvo presente en las catorce entrevistas y las filmó para la posteridad. Iban a ser quince, pero el pudor de Fernando Pérez Royo impidió su presencia en esta galería de primeras espadas del Derecho.
Un cometido que había asumido Francisco Escribano. El cuarto centenario de la Universidad Hispalense coincidió en 1918 con el final de la Primera Guerra Mundial y la primera Cabalgata de Ateneo. Los dos primeros entrevistados, Manuel Clavero y Manuel Olivencia, encarnaron a Gaspar en la de 1977 y a Melchor en la de 1979, respectivamente. Son dos de los tres ausentes, además del más joven, Baldomero ‘Pipo’ Clavero, un jurista que tocó palos tan distintos como el marxismo, el rock, los indígenas y el mayorazgo y al que entrevistó, testamento vivo, el vicedecano Sebastián Martín en su casa de Cazalla de la Sierra.
Los treinta alumnos de Derecho de la portada y la contraportada abren muchísimas ventanas de vasos comunicantes. Hay dos rectores, Ramón Carande (1930-31) y Manuel Clavero (1971-75), mandatos que terminan respectivamente el año de la proclamación de la Segunda República y el de la muerte de Franco. Dos rectores en el libro y otro en el patio de butacas, Javier Pérez Royo, que cuenta que eligió ese camino porque quería ser “como mi hermano Fernando” y departía con Javier Lasarte. Hay muchísimos testimonios, alguno tan curioso como el diagnóstico del tenido por ‘hueso’ Francisco de Pelsmaeker, según cuyo diagnóstico “ni Olivencia ni Javier Pérez Royo valían para el Derecho”.
En esta galería de la fama están Antonio Machado Álvarez, ‘Demófilo’, padre de los Machado, y Agustín Durán, tío de Cipriana, la abuela paterna de los poetas, la que les contaba los cuentos y leyendas. Hay tres alumnos de los jesuitas de El Puerto de Santa María que entraron en la misma promoción de Derecho: Juan Ramón Jiménez, Pedro Muñoz Seca y Fernando Villalón. El primero ganó el Nobel de Literatura en el 56, el segundo fue fusilado en Paracuellos del Jarama en el 36 y el tercero representa a la generación del 27 de la que también dan fe en este santoral laico Luis Cernuda, que estudió Derecho en Sevilla, y José María Izquierdo, único nombre propio de ‘Ocnos’ y Gaspar en la Cabalgata de Reyes de 1918.
Las entrevistas se hicieron por orden cronológico, de 1926 a 1947, “de Clavero a Clavero”, como dice Alfonso Castro. “Pipo Clavero es el último maestro de una generación irrepetible, la última generación de maestros, nosotros formamos una generación de discípulos”, dice Sebastián Martín. Alfonso Castro quería que fueron los discípulos los que entrevistaran a los maestros, “sus hijos o nietos jurídicos”. Miguel Polaino Navarrete es entrevistado por Miryam Herrera y por su hijo Miguel Polaino Orts, el jurista que todos los años visita en México la tumba sin flores de Cernuda, a quien parece que don Ramón Carande le hubiera dejado la pipa.
Francisco López Menudo (Sevilla, 1945) es el único caso de discípulo y maestro, entrevistador y entrevistado. En su primer rol, habla con su maestro Clavero, que le cuenta su regreso de Salamanca a Sevilla en 1954, su petición al ministro Villar Palasí al tomar posesión como rector de una Facultad de Económicas cuyo primer decano fue Manuel Olivencia. Como maestro, López Menudo habla con sus discípulos Emilio Guichot y Juan Antonio Carrillo Donaire, hijo de Carrillo Salcedo, que fuera el comisario de este quinto centenario. Del de la Expo, el primer comisario fue Manuel Olivencia. En la galería de maestros entrevistados hay dos presidentes del Tribunal Constitucional, Miguel-Rodríguez Piñero, maestro de tantos, que relevó a Francisco Tomás y Valiente, asesinado por Eta en 1996, y Pedro Cruz Villalón. Su hermano Jesús Cruz Villalón es el que entrevista a Rodríguez-Piñero. Hay un vicepresidente del Tribunal que también fue rector de la Universidad, Guillermo Jiménez Sánchez.
Está Mateo Alemán, autor del Guzmán de Alfarache y hermano mayor del Silencio. Hay un ministro de la República, Giménez Fernández, y nombres que están en el alma y el callejero de la ciudad: Reinoso, Luis Montoto, José Gestoso, Bravo Murillo (éste del de Madrid). La bendición la hace un abogado muy singular, Marcelo Spínola, abogado, obispo, cardenal y beato camino de la santidad. Dos vecinos de la calle Cardenal Spínola en el libro ‘Maestros del Derecho’: Joaquín Romero Murube y Rafael Laffón.
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