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Los billetes falsos de la Camorra llegan a Sevilla

  • La Policía detiene a dos personas que colaron billetes falsos de 50 euros, fabricados en las imprentas de Nápoles, a varios cuponeros de la ONCE

Un policía manipula unos billetes falsos

Un policía manipula unos billetes falsos / DGP

Hace unas semanas, la Policía Nacional detuvo en Sevilla a dos hombres que estaban intentando colar billetes falsos de cincuenta euros a los cuponeros de la ONCE. El Centro Nacional de Análisis del Banco de España determinó que los billetes eran de procedencia italiana y estaban catalogados como peligrosos por la facilidad con la que pueden ser confundidos con los legítimos. Más aún si la víctima es ciega.

Toda la investigación la llevaron policías de Madrid, alertados desde el mes de marzo por la Brigada de Investigación del Banco de España. Esta unidad pasó una información acerca de un hombre que estaría utilizando billetes falsos de 50 euros para pagar cupones en varios quioscos de la ONCE ubicados en diferentes lugares de la provincia de Sevilla. Tras examinar los billetes con los que habían pagado, el Banco de España determinó que se trataba de billetes fabricados en Nápoles. Es en esta ciudad donde se hacen alrededor del 90% de los billetes falsos de euro que circulan por el mundo. Son, además, de una gran calidad.

Después de comprobar la procedencia de los billetes, la Policía Nacional inició una investigación conjunta con el Grupo de Fraude Fiscal de Sevilla y logró identificar y detener a dos hombres de nacionalidad española. Los arrestados se desplazaban en un vehículo tipo furgoneta por varios puestos de la ONCE de Sevilla y se aprovechaban de la dificultad en detectar estas falsificaciones por parte de los empleados de los mismos. Los investigadores tuvieron conocimiento de que los dos sospechosos habían cometido más de una docena de delitos en la provincia de Sevilla.

Es la primera vez que se detectan en la ciudad los famosos billetes falsos napolitanos. Es cierto que en la capital andaluza se ha movido mucha moneda falsa. Los nigerianos suelen ser expertos en este tipo de falsificaciones y las cuelan a menudo en los locutorios. También es habitual que se pague con billetes falsos en las discotecas, donde apenas hay control y comprobaciones por parte de los empleados, que generalmente trabajan con premura a la hora de cobrar. O en mercadillos, donde tampoco existe control técnico alguno. Antes, hace años, se movían también en supermercados, pero ahora es habitual que estos establecimientos dispongan de detectores.

En España estos billetes sí se habían detectado antes, desde hace ya años, sobre todo en Cataluña y en la zona del Levante, quizás debido a la cercanía por carretera a Italia. Pero en Sevilla, al menos que haya trascendido, ésta ha sido la primera vez. Los billetes suelen comprarse en Nápoles, aunque también pueden adquirirse en la llamada internet profunda o deepweb. A veces incluso se comercia con ellos y se revenden a terceras personas. El precio en origen suele ser de ocho euros el billete de 50, si bien luego en España puede revenderse en algunos euros más para que el intermediario saque algún beneficio.

Quienes los adquieren suelen utilizar como método más habitual el llamado goteo, es decir, ir pagando puntualmente en algunos lugares con un billete falso para obtener el cambio en moneda auténtica. Esas compras se hacen en establecimientos que no tienen medios técnicos para comprobar la falsedad de los billetes. Al ser tan parecidos a los reales, es casi imposible que el comerciante se dé cuenta de que le han colado un billete falso.

Una red en Cataluña

Son varias las organizaciones criminales españolas que se dedican a adquirir estos billetes en Nápoles para luego distribuirlos por toda España. En abril de 2018, la Policía Nacional y la Guardia Civil detuvieron a dos personas en Alicante y a otra en Barcelona que introducían los billetes en España. Uno de los arrestados fue sorprendido en el instante en el que abandonaba la sede de una compañía de paquetería portando en las manos un bulto remitido desde Nápoles, en el que había 4.600 euros falsificados. La banda la dirigía un cuarto miembro desde una prisión de Tarragona. No siempre recibían los billetes por envío postal. También había un italiano encargado de transportarlos por carretera desde Nápoles hasta España.

Varias bandas de este tipo han sido desmanteladas en los últimos años por las Fuerzas de Seguridad españolas. Una de las últimas investigaciones se produjo en marzo en Barcelona, donde los Mossos d’Esquadra desarticularon la principal red de distribución de euros falsos en Cataluña. Este grupo importaba mensualmente a España unos 30.000 euros falsificados, en billetes de 20, 50 y 100. Uno de los detenidos fue apresado en el aeropuerto de Barcelona con 10.000 euros de estos billetes.

De Nápoles a la huerta murciana

Un mes después, en abril, cayeron dos vecinos de una pedanía de Murcia que estaban considerados como dos de los más activos distribuidores de billetes falsos de 20 euros de España. La operación de la Policía Nacional surgió un año antes, cuando un hombre que paseaba por un solar vio una nevera portátil semienterrada, en cuyo interior había 900 billetes de 20 euros. Lo que hizo fue llevar el hallazgo a la Policía, que comprobó que todo lo que había en la nevera era dinero falso. Eran billetes de los nuevos, que empezaron a circular en noviembre de 2015. Desde entonces, de manera paralela a la emisión de billetes, el Centro Nacional de Análisis ya detectó la aparición paralela de nuevas falsificaciones de origen italiano.

El análisis de los billetes hallados en Murcia dejó claro que procedían de las fábricas de la Camorra. Pertenecían a dos series de reciente aparición. Los billetes de una de estas dos series estaban hechos con chorros de tinta, pero muy bien reproducidos. Según publicó el diario La Opinión, era un papel algo más rugoso que el original y los sistemas de seguridad como el hilo o la marca de agua iban pegados por el reverso. La ventana de Europa no era transparente y el número brillante de la esquina inferior izquierda no brillaba.

La segunda serie estaba fabricada con tecnología láser, tenía marca de agua pero no hilo de seguridad. El holograma estaba hecho con estampación en caliente y no tenía reflejos ni brillos. La Policía concluía que la persona que había encargado estos billetes realizó compras de cantidades importantes, de entre 20.000 y 30.000 euros, para luego distribuir las falsificaciones en España. Los agentes hallaron una veintena de huellas digitales. De ellas, 18 pertenecían a un ciudadano marroquí nacido en 1975, que ya tenía antecedentes por falsificación de moneda.

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