TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Solidaridad

Llamamiento urgente del Banco de Alimentos en busca de voluntarios

  • El Banco de Alimentos hace un llamamiento urgente ante un déficit de 1.000 colaboradores en la última Gran Recogida que supuso un 15% menos de donaciones

  • El relevo generacional, una de las claves

Las 'bañeras' donde se guardan los recursos alimenticios en el Bando de Alimentos clasificados por tipo de comida y fecha de caducidad.

Las 'bañeras' donde se guardan los recursos alimenticios en el Bando de Alimentos clasificados por tipo de comida y fecha de caducidad. / José Ángel García

Parece uno de esos anuncios que solemos encontrar en las paradas de autobuses o espacios reservados en la prensa: se buscan compañeros de piso, se busca niñera... Pero la cosa va de verdad en el Banco de Alimentos de Sevilla donde en la pasada Gran Recogida 2019 del mes de noviembre faltaron más de 1.000 voluntarios que supusieron el no poder estar presentes en 70 supermercados de la provincia y la recogida de un 15% menos de donaciones.

La clave para conseguir el mayor número de alimentos en esta campaña tiene un único nombre: el voluntario. Así de impactante es la labor que realizan esas personas que de forma altruista regalan parte de su tiempo a esta y otras actividades solidarias y que son capaces de animar y estimular el espíritu solidario del resto de los ciudadanos.

José Pedraza es uno de ellos. Con muchos años de voluntariado a sus espaldas, a día de hoy es el responsable del voluntariado en el Banco de Alimentos de Sevilla. Organismo a través del cual se reparte comida a más de 300 entidades en la provincia. Entre algunas de sus funciones se encuentra la de atraer voluntarios y fidelizarlos.

"Una de las principales vías del voluntariado es precisamente la de atraer colaboradores y, sobre todo, atraer su talento", manifiesta Pedraza que explica que esto se consigue "estando presente en todos los foros, ferias o plataformas y con campañas en las universidades y colegios". Al mismo tiempo matiza que, una vez se incorporan esos nuevos voluntarios la labor se centra en "intentar que estén a gusto y se queden". "Contamos con un plan integral de voluntariado a través del cual cuidamos las nuevas incorporaciones mediante un seguimiento para ver cómo ha sido su acogida y entrevistas periódicas para tratar de que estén con nosotros el mayor tiempo posible", argumenta este voluntario.

Varias cajas de alimentos aún empaquetadas en el almacén. Varias cajas de alimentos aún empaquetadas en el almacén.

Varias cajas de alimentos aún empaquetadas en el almacén. / José Ángel García

Aquí es donde colabora Mar de Córdoba. Una voluntaria que forma parte de la familia del Banco de Alimentos desde hace cinco años y cuya función es "buscar voluntarios hasta debajo de las piedras", bromea. Los que forman parte del departamento del voluntariado se encargan de revisar la base de datos donde se inscribe a todo aquel que alguna vez ha sido voluntario, contactar con las personas registradas o hacer las entrevistas de seguimiento a los colaboradores para que siempre ayuden en la tarea que más se ajuste a sus perfiles. "Tenemos muchos voluntarios en la base de datos, pero útiles muy pocos. Es muy difícil captar voluntarios y por eso hay que cuidarlos muy bien ya que son nuestro bien más preciado", matiza.

El voluntariado del Banco de Alimentos de Sevilla se divide en dos grandes áreas. Por un lado están los que participan en las grandes campañas de recogidas de alimentos -La Gran Recogida que es a nivel nacional y la Operación Primavera, propia de Sevilla- y que son los llamados voluntarios coyunturales. Éstos suelen ser grupos muy numerosos que acuden a la llamada anual desde este organismo y que permiten el desarrollo de una de las actividades más conocidas del Banco de Alimentos. "Se trata fundamentalmente de jóvenes universitarios y escolares que atraemos a través de convenios o visitas a los centros docentes", explica Pedraza.

Por otro lado, están los voluntarios estructurales, es decir, aquellos que hacen que el Banco de Alimentos de Sevilla funcione día a día para hacer posible el fin para el que trabaja este organismo: hacer llegar alimentos a las personas y colectivos más desfavorecidos o en riesgo de exclusión social. En este apartado es donde se incluyen en la actualidad un total de 100 personas que, como si de un trabajo remunerado se tratara, dedican de manera altruista entre uno y los cinco días laborables de la semana su tiempo al funcionamiento del Banco de Alimentos de Sevilla.

Las motivaciones para ser voluntario son muy distintas, pero también sus perfiles y funciones. "Aquí tiene cabida cualquier persona", subraya el responsable de voluntariado, que explica que la media de los voluntarios ronda la jubilación con edades que incluso superan los 80 años. "El perfil habitual del voluntario aquí es el de personas que, por cualquier circunstancia, tienen muchos tiempo libre. De ahí que en su mayoría sean jubilados o personas que rondan los 70 años", explica, José Luis Candau, otro de los voluntarios del Banco de Alimentos y que ejerce de responsable de la fase de la clasificación de las grandes recogidas.

Además de la conocida Gran Recogida de Alimentos, este organismo desarrolla otras muchas más actividades que contribuyen a la ayuda de los más necesitados desde su sede en el polígono Store. Por un lado, y siendo quizás lo más fácil de reconocer en esta entidad, se encuentran las funciones dentro del propio almacén. Los colaboradores que forman parte de este equipo se encargan de recibir el alimento de parte de los donantes, clasificarlos y organizarlo en las bañeras o cajas donde se guarda el alimento que recogen una vez al mes cada una de las entidades receptoras. Es aquí donde a la larga se hará más visible la necesidad de voluntarios por el inminente relevo generacional ante la elevada edad de las personas que colaboran.

De izquierda a derecha los voluntarios Juan Antonio Romero, José Luis Candau y José Pedraza durante el reportaje. De izquierda a derecha los voluntarios Juan Antonio Romero, José Luis Candau y José Pedraza durante el reportaje.

De izquierda a derecha los voluntarios Juan Antonio Romero, José Luis Candau y José Pedraza durante el reportaje. / José Ángel García

“En las gestiones de almacén se tiene que producir un relevo generacional porque tenemos dos o tres voluntarios con más de 80 años que cada día dan el callo desde por la mañana, cumpliendo lo que sería una jornada laboral al uso. ¿Qué vamos a hacer cuando ellos por salud dejen de poder ayudarnos? Los perfiles de personas más jóvenes como universitarios o escolares participan más en lo que son las campañas de recogidas de alimentos”, explica José Luis Candau, que destaca que los estudiantes de la Universidad de Sevilla y Pablo de Olavide pueden conseguir créditos universitarios por participar con el Banco de Alimentos a través de un acuerdo entre ambos organismos.

El Banco de Alimentos también dispone de un grupo de voluntarios que se dedican a la parte administrativa. "Su función es la del administrador de cualquier empresa con funciones que van desde cuestiones informáticas, pago de facturas, llamadas de teléfonos, contable, etc.", manifiesta Candau. "El perfil de voluntario es muy multidisciplinar porque aquí no se tienen funciones concretas, lo que importa es la ayuda que nos ofrece. No hay voluntarios con perfiles definidos", exponen, al tiempo que matizan que lo que se suele hacer es una especie de triaje o proceso de selección para, según las características y disponibilidad que presentan los nuevos colaboradores, puedan ser asignado dentro del departamento que mejor encaje más allá de la recogida y clasificación de alimentos. "Lo que intentamos es que cada voluntario se lleve algo a casa de su labor de voluntariado y para ello tienen que hacer algo que le guste", destaca Pedraza.

El compromiso del Banco de Alimentos de Sevilla con el ciudadano es la garantía de que todo lo recogido va íntegramente a entidades benéficas, asociaciones y ONG que superan las diferentes inspecciones periódicas y que garantizan que los alimentos van destinados a personas en estado de necesidad verificado. Esta función la gestiona Juan Antonio Romero, que su tarea como voluntario es la de visitador de entidades. Como ya se ha apuntado anteriormente, en la provincia son beneficiares de los alimentos que gestiona este organismo unas 335 entidades.

"Mi equipo es el contacto directo con los receptores más allá de su asistencia mensual al Banco para lo que es la recogida de las donaciones. Alimentos hay los que hay, pero necesidades hay muchísimas, por lo que procuramos que los alimentos estén entregados y bien entregados, es decir, que los recursos se distribuyan en cantidades considerables al volumen de personas que se atienden", manifiesta.

El trabajo de este departamento está realmente fuera de la sede del banco y va desde la organización de las visitas a los análisis de seguimientos de las personas beneficiarias que hacen las propias entidades.

"Nuestras visitas son a centros o asociaciones muy variopintas. Respecto al consumo, no es lo mismo el tipo o cantidad de alimentos que va a necesitar una residencia de ancianos que una asociación que cuente con muchos menores. En otros centros nos ocupamos de comprobar que el número de personas que nos dicen que están alojadas se corresponda con el número real de camas disponibles, por ejemplo", explica Romero."En nuestras visitas también intentamos de captar voluntarios. A los beneficiarios les comentamos las posibilidades que tienen de ayudarnos y les ofrecemos cómo pueden hacerlo", matiza Romero, enfatizando en la continua labor de captación de colaboradores ante el déficit que sufren.

Voluntarios en un supermercado de la provincia en una Gran Recogida. Voluntarios en un supermercado de la provincia en una Gran Recogida.

Voluntarios en un supermercado de la provincia en una Gran Recogida. / D. S.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios