Sevilla

El cadáver llevaba cuatro días en un armario y la muerte fue por asfixia

  • El detenido, natural de Aznalcázar y sin antecedentes, confesó al ser arrestado La víctima, un boliviano de 44 años, vivía de alquiler en el piso desde hace tres años

La confesión fue espontánea. Cuando los policías nacionales procedían a meter en el patrullero al detenido el pasado miércoles en la calle Feria, en principio por agredir e intentar robar 400 euros a un joven que acudió a un piso para realizar una compra ilegal, éste reveló una sorpresa. El inquilino del piso donde se había producido la pelea estaba muerto desde el pasado sábado. Lo mató él y lo dejó dentro de un armario. Al parecer, según algunas fuentes, el cadáver estaba envuelto en mantas y atado con cintas y en una primera inspección ocular pudo confirmarse que se trataba de una muerte violenta por asfixia, según las señales que presentaba en su cuerpo. No obstante, habrá que esperar a los resultados de la autopsia que se le está practicando al cadáver para precisar las causas.

Tal y como publicó ayer este periódico, fue otro delito el que destapó el crimen. El relato de los hechos comienza en la tarde del miércoles, sobre las 18.25. A esa hora la central de la Policía Nacional, tras recibir varias llamadas, da el aviso a los agentes que patrullan por el centro para que intervengan en una pelea que está teniendo lugar en la calle Feria esquina con Castellar. Los agentes llegan con celeridad y se encuentran a un individuo, muy nervioso y con cortes en las muñecas y los nudillos, que les informa de que su primo había subido al primer piso para comprar un teléfono móvil y que estaba intentando entrar sin éxito en el edificio porque escuchaba los golpes y gritos y pensaba que lo iban a matar. Las heridas sangrantes se las había producido al tratar de forzar la puerta de acceso al bloque, rompiendo un cristal. Cuando todavía los agentes no habían logrado acceder al edificio, una persona se descolgó por el balcón de dicho piso, saltó al suelo y emprendió su huida hacia la calle Mengíbar, en la trasera del inmueble. Pero fue alcanzado en pocos segundos por los agentes personados en el lugar.. Quien huía era un joven que había acudido al piso tras citarse con un hombre que le iba a vender un teléfono móvil. Según su relato, literal, cuando accedió a la vivienda quien le esperaba le golpeó con una botella en la cabeza para sustraerle los 400 euros que llevaba para la compra del aparato. Otros agentes lograron interceptar al agresor, que fue arrestado en la calle.

Los dos primos -el herido en la cabeza y el que presentaba cortes en las manos- fueron trasladados a un centro médico. El dinero sustraído se le intervino al detenido, José Manuel F. R-R., nacido en Aznalcázar en 1976 y al que no le constan antecedentes judiciales.

Hasta aquí todo parecía una intevención, exitosa, por una estafa o venta ilegal con una agresión incluida. Pero fue en el momento de trasladar al detenido a las dependencias policiales cuando los agentes le preguntaron quién era el dueño o inquilino del piso para poder contactar con él y efectuar una inspección. Y el arrestado espetó que había cometido un crimen. También advirtió a los agentes que encontrarían en el inmueble una cartera de una tercera persona, a la que había robado antes tras tener una cita con él. Uno de los agentes accedió al piso.

Nada más entrar ya había indicios de que lo que decía el detenido podría ser verdad, dado el fuerte olor que salía del inmueble. Y, finalmente, pudo localizar al cadáver en el armario.

El escenario quedó precintado inmediatamente y se dio aviso a las unidades especializadas de Homicidios y a la Policía Científica, así como a la autoridad judicial, que procedió al levantamiento del cadáver.

El cadáver pertenece a un  boliviano nacido en 1970, según confirmaron ayer fuentes policiales. Pocos detalles se conocían ayer más que los aportados por el vecindario, que coincidió en que era un joven tranquilo que vivía de alquiler en el piso desde hace unos tres años, que se dejaba ver poco por el barrio y no causaba molestias.

La investigación continúa abierta y las diligencias policiales que darán a conocer algunos detalles más sobre la víctima aún no habían concluido anoche. El detenido fue trasladado en la tarde del mismo miércoles a un centro sanitario para que fuera asistido de las diversas lesiones que presentaba fruto de haber forcejeado con la víctima y saltar desde el balcón del primer piso para huir. Ayer permanecía bajo custodia policial a la espera de pasar a disposición judicial en las próximas horas.

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