calle rioja

Mucho calor en la fábrica de hielo

  • Tributo. El doctor Hugo Galera, que fue académico de Medicina y presidente del Betis, tiene una plaza con su nombre en Triana, entre Pelay Correa y Troya, en este barrio universal

El alcalde, Antonio Muñoz, descubre la rotulación de la plaza Profesor de Hugo Galera.

El alcalde, Antonio Muñoz, descubre la rotulación de la plaza Profesor de Hugo Galera. / Ayuntamiento de Sevilla

Ciudadano del mundo, cuando Hugo Galera (Santa Cruz de Tenerife, 1938-Sevilla, 2020) llegó a Sevilla se dio cuenta de que ésta era su ciudad. Murió el 25 de abril del primer año de la pandemia, apenas un mes después del decreto del Estado de alarma "y no pudimos hacerle ni una misa", dice Francisco, el tercero de sus cinco hijos. Desde el pasado martes, una plaza lleva su nombre en Triana, el barrio que tanto amó, donde tantas vidas salvó en el ejercicio de la Medicina.

El doctor Hugo Galera Davidson ya tiene una plaza con su nombre. En un espacio casi inverosímil. Se aprovechó el solar de la antigua fábrica de hielo para llenarla de calor humano. El alcalde, Antonio Muñoz, presidió la ceremonia de tributo a un hombre que fue tantas cosas. La plaza está entre las calles Pelay Correa y Troya, nombre mítico éste que aparece en el Quijote, "Aquí fue Troya", y en una de las novelas ejemplares, Rinconete y Cortadillo. Muy cerca del final de Pureza y de donde estuvo El Morapio, el colmao de los trianeros cabales.

Habló la pequeña de los cinco hijos de Galera y actuó la tuna de Económicas

La plaza fue una iniciativa conjunta del Colegio de Médicos, al que representó su presidente, Alfonso Carmona, que llegó desde su consulta de pediatría, y la Academia de Medicina y Cirugía en la que Galera ingresó en 1984 y llegó a presidir. Quien lo hace actualmente, Carlos Infantes Alcón, también acudió al acto. La institución de la calle Abades ha perdido a tres eminencias: Ismael Yebra, que también tiene plaza en San Isidoro, el físico Emilio Gómez y Galera Davidson. Glosó la figura de Galera su colega Juan Bautista Alcañiz.

El apellido materno se lo debe a Hugh Davidson, un ingeniero de telecomunicaciones que dirigía la estación canaria del cable submarino que unía Europa con Dakar y que pasaba información de los barcos alemanes a los aliados en la guerra del 14. Era el padre de Mary Davidson, inglesa de un pueblo muy próximo a la cuna de Shakespeare que en Canarias conoció a Diego Galera, almeriense, el padre del médico. También ingeniero, trabajó en la cuenca hidrográfica del Guadalquivir y compartió destierro con Unamuno en Fuerteventura. Sólo le dieron permiso para salir en 1966 y acudir a la boda de su hijo.

La nueva plaza tuvo como carta de presentación las canciones de la tuna de Económicas. La de Medicina tenía otro compromiso, pero es una hermosa metáfora para quien además de médico fue un brillante empresario. No fue la pandemia sino un cáncer de páncreas el que se lo llevó hace casi tres años. Al médico que durante quince años dirigió el Hospital del cáncer en el Pabellón Vasco de la Exposición de 1929.

Sus hijos comparten la afinidad con la ciudad adoptiva de su padre, aunque ninguno nació en Sevilla. Hugo, el mayor, otorrino, vino al mundo en Boston, uno de los destinos de su progenitor. Los otros dos varones, Diego, farmacéutico, y Francisco, abogado, nacieron en Salamanca. Rosa, farmacéutica en la Alameda, y María, regresan a la patria paterna para nacer en Canarias en la etapa en la que su padre puso en marcha la Facultad de Medicina de La Laguna. La más pequeña habló en nombre de la familia. Economista de profesión, trabajó en Luxemburgo y en la actualidad es directora financiera del hospital San Agustín, de Dos Hermanas. Todos sus hijos están volcados en las empresas familiares. Jesús Loscertales, con quien dirigió el hospital de la calle San Jacinto, estuvo en este bautizo del callejero y es como de la familia.

No hubo tiempo para avisar a la gran familia bética. Sí estuvo Emilio Soto, de Béticos por el Villamarín. Hugo Galera Davidson fue presidente del Betis entre 1989 y 1992. El año que llega Hugo Galera al Benito Villamarín fue Pichichi Hugo Sánchez. Como buen canario, le tocó la travesía del desierto. Descenso en 1989 tras la promoción frente al Tenerife de su ciudad natal. Tenía como vicepresidente a un tal Manuel Ruiz de Lopera. Galera y Lopera, pareja sonante pero totalmente asimétrica. Con su caballerosidad irrenunciable, decía de su segundo que era "hiperbólico", valiéndose del epíteto que Valle-Inclán utilizaba para Max Estrella en Luces de bohemia.

Hugo Galera Davidson ha vuelto a Triana para quedarse. Ya era bético antes de llegar a Sevilla. Era el credo de su padre almeriense, que vinculó a la familia con el pueblo de Sorbas y el pago de Quijiliana. Galera es del Betis y Davidson no es del Manchester United. En los últimos tiempos le gustaba disfrutar de la paz fronteriza de la Punta del Moral, en la desembocadura del Guadiana.

Muchos médicos que fueron sus alumnos tienen en sus consultas la orla en la que junto a José María Bedoya, el reputado ginecólogo que vino de Cantabria, Suárez Perdiguero, el médico que llegó a rector de la Universidad, o Juan Ramón Zaragoza Rubira, el galeno que como novelista ganó el premio Nadal, aparece este oncólogo que fue un médico humanista, hijo de mares y destierros, insular de cuna, peninsular de espíritu. Supo transmitir a sus cinco hijos el amor a Sevilla y a la medicina, que en su caso fueron sinónimos.

El Arenal tiene una calle Galera paralela a Santas Patronas y Triana una plaza Galera para este doctor, don Hugo, que presidió el Betis y conquistó Sevilla. Triana era el nombre antiguo del filial verdiblanco. El nombre de este médico figura en el nomenclátor del estadio tras la remodelación de Antonio González Cordón. Las Palmas tiene un barrio de Triana, como bien sabía Morales Padrón, otro canario que adoptó Sevilla y pregonó su Semana Santa, y Triana tiene un rincón para un médico nacido en el archipiélago donde Colón arregló aparejos e hizo acopio de vituallas para descubrir América, continente que también descubrió Hugo Galera Davidson.

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