El fuerte aguacero que cayó sobre Sevilla a primera hora de la tarde restó mucho público a la inauguración de la catedral de luz y sonido que el Ayuntamiento de Sevilla ha montado este año en la Plaza de San Francisco. La hora prevista para dar comienzo al espectáculo era las seis y media. A esa hora había gente, claro que sí, pero ni mucho menos la bulla habitual de los días de Navidad. Uno podía cruzar la plaza y colocarse donde quisiera para presenciar el evento.

Había pocos niños. El día no era el mejor para sacar a un menor a la calle, sobre todo teniendo en cuenta que las previsiones apuntaban a nuevas lluvias a última hora de la tarde. Los vendedores de globos con luces paseaban la plaza arriba y abajo buscando algún niño al que ofrecer un producto que, no se sabe muy bien por qué, les encanta a los más pequeños. Una pareja se hace un selfie dándose un beso. Un niño se desespera y una familia se sorprende de que haya tanto hueco.

Llegó la hora y se encendieron las luces de la fachada de la antigua Audiencia, hoy sede de la Fundación Cajasol. Luego se iluminaron los árboles. Y por fin las bombillas de la estructura montada en mitad de la plaza, dos cúpulas unidas y rematadas ambas con sendos Giraldillos. Hubo una cuenta atrás y arrancó una sesión de luces con música navideña, para rematar con la banda sonora de Polar Exprés.

El espectáculo duró unos minutos. Una vez terminado, siguió con villancicos flamencos de Así canta Jerez en Navidad. "Si quieres agua fresca, niña, ven a mi pozo". A más de uno se le quedó corto el espectáculo. "¿Y ya está? ¿Ya no hay más?", preguntaba. Siguió la respuesta clásica: "¿Qué más quieres?".