Las chabolas junto al puente de San Juan se han triplicado en dos meses

El asentamiento junto al río ha pasado de tener 41 infraviviendas en abril, cuando se instalaron en él los miembros de un clan del Polígono Sur huyendo de una posible venganza, a 115 a principios de junio

Las chabolas junto al puente de San Juan se han triplicado en dos meses
Las chabolas junto al puente de San Juan se han triplicado en dos meses
Fernando Pérez Ávila

11 de junio 2009 - 05:03

El asentamiento chabolista situado junto al viejo puente de hierro de San Juan de Aznalfarache ha crecido de manera notable en los últimos dos meses. Tanto que el número de chabolas se ha multiplicado por tres entre abril y junio. Así lo acredita un censo elaborado por agentes de la unidad adscrita de la Policía Nacional a la Junta de Andalucía, conocida popularmente como Policía Autonómica, que detalla que a principios de abril había en este lugar 41 chabolas, mientras que a comienzos del mes de junio la cifra ya se había elevado a 115.

Antes del pasado mes de abril ya existía un pequeño núcleo chabolista bajo el puente de hierro. Allí había once chabolas, algunas de ellas instaladas hace ya ocho años. El poblado creció considerablemente después del pasado 29 de marzo, cuando un tiroteo en las Tres Mil Viviendas obligó a un clan gitano a salir del barrio por temor a una venganza. Los integrantes de este grupo, conocido como Los Caracoleños y formado por 41 familias, se instalaron paulatinamente en el descampado próximo a la pasarela.

Este clan procede del antiguo asentamiento de Los Bermejales, desmantelado en verano de 2004 después de que el Ayuntamiento de Sevilla entregara 42.000 euros a cada una de las familias. Los chabolistas adquirieron pisos en el Polígono Sur con ese dinero y allí vivieron hasta el día del tiroteo, que terminó con la muerte de un joven de 17 años alcanzado por una bala perdida. Los Caracoleños se marcharon de las Tres Mil Viviendas ante el temor de que el clan al que pertenecía el fallecido, los Salguero, tratara de vengarse.

Una vez en el poblado, la Policía Nacional detuvo a seis personas -dos de ellas fueron arrestadas en Madrid- por su presunta participación en el tiroteo. Tras las detenciones, los chabolistas dicen no tener ya miedo y exigen que sus pisos de las Tres Mil Viviendas les sean devueltos. Sin embargo, la Junta de Andalucía -propietaria legal de las viviendas- precintó los pisos y de momento no ha encontrado ninguna solución al problema.

Únicamente ha pedido a los chabolistas que traten de probar que vivían en estos pisos mediante algún documento, como contratos de compraventa, el padrón o recibos de luz y agua, ya que ninguno dispone de escrituras. Durante la redada en la que se detuvo a los participantes en el tiroteo, la Policía aprovechó para desalojar los bajos del puente y obligar a los chabolistas a instalar sus casas en el descampado, ya que en la pasarela se están realizando obras.

Mientras tanto, el poblado continúa creciendo. A él han llegado familias de Cádiz, Córdoba y Huelva, que han instalado chabolas tanto en la margen del río como en la zona más cercana a la carretera que conecta el descampado con el Charco de la Pava y la salida hacia la ronda de circunvalación SE-30. Incluso se han dado casos de personas que no viven en el poblado y han instalado una chabola, tratando de conseguir alguna compensación económica en el caso de que se repita la operación de desalojo de Los Bermejales. El asentamiento se está convirtiendo en uno de los más grandes de la provincia de Sevilla, sólo superado por el Vacie, en el que según los últimos censos residen aproximadamente un millar de personas.

Las diferencias entre ambos asentamientos son patentes. En el Vacie todos los niños están escolarizados, Lipasam entra con cierta frecuencia a limpiar, hay casas prefabricadas y sus habitantes disponen de luz y agua corriente. Nada de esto hay en el puente de hierro, donde viven 95 niños que faltan a clase desde hace dos meses.

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