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Un cigarrillo mal apagado pudo ser el origen del incendio de la residencia de ancianos

  • La tesis más sólida que baraja la Policía Científica apunta a esta dirección

  • La causante del fuego sería una anciana residente que fumaba en la sala en la que se originó el fuego

Agentes de la Policía Científica en la ventana destrozada del ala Norte donde se originó el incendio en la residencia.

Agentes de la Policía Científica en la ventana destrozada del ala Norte donde se originó el incendio en la residencia. / Juan Carlos Vázquez

Un cigarrillo mal apagado. Esta es la tesis más sólida que barajan la Policía Científica y el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional acerca del origen del incendio declarado la noche de Reyes Magos en la residencia Domusvi-Adorea, a escasos metros de la estación de Santa Justa. La causante del fuego podría ser, según esta versión, una anciana residente que fumaba a escondidas en la sala en la que se originaron las llamas, pese a que había sido recriminada por ello muchas veces por parte de la dirección y el personal del centro.

El incendio se declaró pasadas las diez y media de la noche del 5 de enero en un pequeño cuarto llamado sala de lencería, que se utilizaba habitualmente para almacenar sábanas y ropa limpia. Se trata de una habitación muy pequeña, de poco más de dos metros cuadrados, ubicada en la segunda planta del edificio de la residencia, cerca de la fachada orientada hacia la estación y que da a la calle Manuel Mantero.

Aunque en un primer momento los Bomberos, y así lo dijo el concejal de Gobernación, Juan Carlos Cabrera, pensaron que podría tratarse de un incendio propiciado por un fallo eléctrico, la Policía Nacional descartó rápidamente esta hipótesis. En primer lugar, porque se trataba de un cuarto muy pequeño en el que no había ningún aparato conectado en el momento en que se declaró el incendio. De ahí que se eliminara la teoría del cortocircuito nada más arrancar la investigación.

Refuerza esa tesis la propia declaración que la directora del centro hizo a la Policía y las imágenes de las cámaras de videovigilancia de la residencia. La responsable de la misma explicó a los agentes que la mujer que pudo provocar el incendio fumaba habitualmente en su cuarto y que el personal le había insistido en numerosas ocasiones que no podía hacerlo. En la residencia estaba prohibido fumar.

En la habitación sólo había ropa almacenada, lo que hizo que las llamas se propagaran con rapidez y generaran una gran cantidad de humo. Los muchos dispensadores de geles hidroalcóholicos que había repartidos por el edificio para combatir la pandemia del coronavirus ejercieron de acelerantes. El humo cubrió en cuestión de minutos la segunda planta de la residencia. La rotura de los cierres y cristales debido a la elevada temperatura que se alcanzó provocó también que el humo subiera e inundara la tercera planta. Los residentes de ambos pisos quedaron atrapados.

En uno de los rescates más rápidos y eficientes que se recuerdan en la historia reciente de la ciudad, los Bomberos y la Policía (tanto Local como Nacional) lograron sacar a 91 personas del centro en cuestión de minutos. Muchas de ellas estaban impedidas. Los ancianos fueron evacuados en sillas de ruedas o directamente en volandas, para ser atendidos por los servicios de emergencias sanitarias en ambulancias o en la propia calle. Numerosos vecinos del barrio de la Huerta de Santa Teresa bajaron de sus casas con mantas, mascarillas, botellas de agua, colchones y todo el material que pudieron reunir en unos minutos para auxiliar a los ancianos, que habían sido rescatados en pijama o en camisón y estaban ateridos de frío.

En el incendio murió una mujer de 89 años, que se encontraba en la habitación contigua a la sala de lencería en la que se originó el fuego. Sin embargo, la residente que pudo causar el incendio se salvó y fue rescatada. La mujer que falleció llegó a ser sacada de la residencia todavía con vida, pero falleció instantes después, intoxicada por el humo que había inhalado. Otras 21 personas resultaron heridas, cinco de ellas graves, y fueron trasladadas a distintos hospitales de la ciudad. El resto, los ilesos, fueron llevados en autobuses de Tussam y taxis al pabellón polideportivo de San Pablo, donde se organizó el realojo durante la noche de los Reyes Magos.

El juzgado de Instrucción 10 de Sevilla mantiene abierta una causa por el fuego y está a la espera de recibir los informes policiales para continuar adelante con la investigación y determinar si existe alguna responsabilidad penal en el origen del fuego. El Grupo de Homicidios dirige las pesquisas, con el apoyo de los especialistas en investigación de incendios de la Policía Científica, que realizaron una inspección ocular en el edificio la mañana del 7 de enero.

Oficialmente, la Policía Nacional sigue sin confirmar ni desmentir esta versión. Una portavoz de este cuerpo admitió ayer que ésta es una de las hipótesis que se manejan, pero que hay varias líneas de investigación abiertas y no se pronunciará hasta que no esté concluido el informe de los hechos y remitido al juzgado.

La dirección de la residencia ya ha comunicado al personal cuál fue el origen del incendio. El centro permanece cerrado y con los ancianos realojados en otras residencias de la compañía o en viviendas de familiares. Los heridos que fueron ingresados en hospitales públicos han recibido ya todos el alta médica.

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