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Sevilla

La cita de agosto con el rey San Fernando

Un cierre brillante. Tras los besamanos, la novena, la procesión y la octava, ayer se puso el broche de oro a los cultos anuales a la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad y su archidiócesis, con la apertura de la urna del rey San Fernando. Centenares de personas se acercaron hasta la Capilla Real de la Catedral para venerar el cuerpo incorrupto del patrón de la ciudad en las dos horas en las que la urna de plata permaneció abierta y custodiada por los soldados del Regimiento de Guerra Electrónica del Ejército de Tierra, formado por ingenieros, de quien San Fernando es también patrón. En una ciudad en la que sus gobernantes están acostumbrados a mover, o a eliminar directamente y a su antojo, la festividad de San Fernando, los sevillanos no quisieron fallar a esta tradicional cita.

Son cuatro las veces en el año en las que se abre la fantástica urna de plata labrada por Laureano de Pina en la que se conserva el cuerpo del rey santo. La primera es el 14 de mayo, en conmemoración del traslado definitivo del cuerpo a esta ubicación. La segunda, el día 30, coincidiendo con la festividad. La tercera, el 23 de noviembre, día de San Clemente, fecha en la que el rey entró victorioso en la ciudad tras la reconquista. Y, la cuarta, el 22 de agosto, una jornada más íntima en la que la Virgen de los Reyes ya se encuentra de nuevo presidiendo la Capilla Real tras el segundo besamanos.

Los ecos de la procesión aún resonaban ayer en la Catedral. El palio de tumbilla, situado en un lateral del altar mayor, aguardaba para ser desmontado hasta el año que viene. Hay que madrugar para poder venerar el cuerpo incorrupto de San Fernando, pero eso no le importa a las personas que acuden desde las 08:30 a la Catedral. Una de ellas es Amalia Sánchez, que asegura que siempre va a ver a San Fernando al menos una de las veces que se abre la urna. Ayer lo hizo con su hijo, al que contó cómo la Virgen se le apareció en sueños a San Fernando y le dijo que entraría triunfante en la ciudad: "Aunque se trate de una leyenda me parece muy bonito que se transmita y no se pierda. Yo le tengo mucha devoción a la Virgen de los Reyes y a San Fernando".

Algunos turistas también intentaban acceder a la Capilla Real pese a las advertencias de las azafatas. "La Catedral abre a las once". Más suerte tuvo Enrique Lora, otro sevillano que acudió a ver al patrón. Se quejaba precisamente del poco respeto que hay hacia San Fernando: "Yo no sé por qué quitaron la procesión del 30 de mayo. Y ahora dicen que quieren trasladar el festivo a la Feria. Me parece lamentable". Tras la misa y los honores del Arma de Ingenieros, pasadas las diez y media, se volvía a cerrar la urna.

Según la tradición, el propio San Fernando dejó escrito en su testamento que quería ser enterrado a los pies de la Virgen de los Reyes, aunque no siempre ha estado ahí. El día siguiente del fallecimiento, ocurrido el 30 de mayo de 1252, fue enterrado en lo que hoy serían las gradas del altar mayor. Allí permaneció hasta 1433, año en el que se empezó a construir el edificio gótico. En ese momento el cuerpo del rey, junto a los de su hijo y su esposa, fue llevado al salón principal de la Colombina, adyacente a la nave del Lagarto, mientras se levantaba el actual espacio plateresco.

Durante la restauración de 2011, se encontró en el centro de la Capilla Real, justo bajo el rosetón, un rectángulo perfectamente delimitado por los puntos de anclaje de lo que se supone era una balaustrada. Los expertos creen que ese fue el lugar de la primera tumba del Rey San Fernando en la Capilla Real, tras su finalización en 1573, antes de ocupar su actual ubicación en 1729.

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