Ocho de la mañana. Comienza la jornada en los 184 centros de salud sevillanos. Según datos del año pasado, en cada uno de ellos se atiende cada día una media superior a las 225 personas. Consultas presenciales, telefónicas, con el médico, el pediatra o la enfermera es la carga diaria de trabajo en este nivel asistencial, que arrastra carencias de medios humanos desde hace años a las que se sumó el terremoto de la pandemia tras la cual no levanta cabeza.

En el año 2022, los profesionales de Atención Primaria atendieron diariamente unas 42.000 consultas en los ambulatorios de la provincia. Fueron, según los datos facilitados por el Servicio Andaluz de Salud (SAS), un 12% más que las 37.300 realizadas cada día en 2019. La cifra incluye Medicina de Familia, Pediatría y Enfermería y asistencia concertada y de urgencias.

Según datos del último informe del Sistema Nacional de Salud, Andalucía es una de las autonomías en donde más se acude al centro de salud. La estadística no recoge datos por provincias pero refleja que cada andaluz visita a su médico de cabecera una media de 6,1 veces al año. Por su parte, acude 5,1 veces a la consulta de enfermería. Son medias, por lo que algunos pensarán quién ha ido las otras cuatro o tres veces que él no ha estado, mientras que habrá otros que acumulen hasta una decena de visitas al año. 

Con todo, según la estadística los andaluces se mantienen en la media nacional en cuanto a visitas al médico de familia, pero destaca el número de veces que asisten a la consulta de enfermería. Datos que reflejan la potenciación de esta figura en el modelo de Atención Primaria configurado por la actual Consejería de Salud. De hecho, los andaluces son los cuartos en todo el territorio nacional que más veces acuden a la consulta de enfermería en su centro de salud. Castilla la Mancha lidera este ranking, donde sus ciudadanos visitan a la enfermera 6,2 veces al año, según los datos del Ministerio de Sanidad. Al lado contrario, Murcia es la comunidad en la que menos uso hacen sus habitantes de este recurso en el centro de salud, con una frecuentación a la consulta atendida por un enfermero de 2,2 veces al año.

En el caso de los médicos, los castellanomanchegos son los que más los visitan: hasta 7,5 veces de media al año. Por detrás se encuentran los residentes en Extremadura (7,4) y Castilla y León (7,3). Todas ellas con poblaciones bastante envejecidas. Cuanto mayor es la edad media de los residentes, más visitas hay a los centros de salud. En el lado contrario de la tabla se encuentran poblaciones como la de las Islas Baleares, donde van al médico 4,1 veces al año. Por detrás, Cataluña (4,6) y Madrid (4,8). 

En cuanto al perfil del paciente, entre los 0 y los 4 años son constantes las visitas al centro de salud, ya que hay muchas revisiones rutinarias y son frecuentes los virus estacionales. Después, se produce una caída generalizada hasta la franja de los 50 años, cuando la frecuentación empieza a subir. Con todo, la mayor frecuencia de atención en los centros de salud es a pacientes por encima de los 80 años, que acuden una media de 11 veces al año al médico de cabecera e incluso más, por encima de la docena, a la enfermera. Posteriormente, con frecuencias también muy elevada están los que han cumplido más de 65 años y los que tienen menos de cuatro. Por su parte, entre los cinco y los 55 años, la media se encuentra por debajo de las cinco visitas al año.

Desde los propios centros de salud, los médicos lamentan que ese volumen de trabajo diario está "desnaturalizando" la Atención Primaria. La carga de trabajo de los profesionales es una de las principales reivindicaciones de los sanitarios en sus movilizaciones. De hecho, el número de visitas incide directamente en la atención que pueden ofrecer. Así, dentro del colectivo médico, reforzar los cimientos de la Atención Primaria como piedra angular del sistema sanitario pasa por restar labores burocráticas a los médicos, dimensionar las plantillas según la carga asistencial, blindar la formación MIR y tomar medidas para captar y fidelizar profesionales. Así lo pusieron recientemente sobre la mesa los propios facultativos durante una jornada celebrada en el Colegio de Médicos de Sevilla. 

"Muchos profesionales se encuentran encorsetados en labores burocráticas que abarcan la emisión de certificados, que no siempre deben hacerse; justificantes, que deben emitir las unidades de Atención al Paciente; e incapacidades temporales que en ocasiones enturbian la relación entre médico y paciente", considera la médica de familia en el centro de salud María Fuensanta Pérez Quirós y vicepresidenta 5ª del Colegio de Médicos de Sevilla, Ana María Gómez.

Para la doctora Gloria María Gloria López-Campos, que pasa consulta en el centro de Salud Polígono Sur, y ejerce como vocal de Atención Primaria en el Colegio, considera que hay que "aprovechar las herramientas que ofrece la telemedicina y dar formación a los administrativos" para descargar a los médicos de tarea que copan sus agendas y restan tiempo a la labor asistencial. Por otra parte, también ve clave el desarrollo de campañas informativas y publicitarias "para la población orientadas a la prevención y al uso de los servicios".

En el terreno de la pediatría, Cristóbal Coronel, lamenta la sobrecarga a la que se ven expuestos a diario los pediatras en el centro de salud. "Cada vez se nos asignan más competencias. Lo importante es la cantidad y no la calidad. Cada vez hacemos más cosas y abarcamos más competencias que antes eran de uso exclusivo hospitalario", señala. El pediatra en el centro de salud Amante Laffón apuesta por "quitar la cultura de la inmediatez actual". "De atención cuando se quiera y donde se quiera sin filtro. Hay que trabajar para evitar la hiperfrecuentación innecesaria", afirma.

Por su parte, la Consejería de Salud lleva meses trabajando en una mejora en cuanto al funcionamiento de la primera de las etapas en el acceso de los ciudadanos al sistema de salud. Dentro de las líneas rojas que marcarán esa "nueva Atención Primaria" como ha sido catalogada dentro de la cartera sanitaria andaluza, está la reducción de los cupos máximos por profesional hasta no superar las 1.300 tarjetas sanitarias por cada médico de familia o enfermera y llegar a las 1.200 en cinco años y 900 en Pediatría, los cual ayudaría a repartir la carga asistencial. También la limitación de las agendas a 35 citas por día en cada médico de familia y 25 en el caso de los pediatras. Otra variante a potenciar es la atención telefónica.