Coronavirus bares

Una ciudad más tempranera cada ola

  • Las nuevas restricciones impuestas por la Junta adelantan los horarios de los sevillanos, que llenan parques y terrazas desde media mañana

Una animada zona de veladores en el barrio de Nervión.

Una animada zona de veladores en el barrio de Nervión. / Juan Carlos Vázquez

Sevilla estrenó, como el resto de Andalucía, el domingo 17 de enero nuevas restricciones impuestas por la Junta, que busca frenar la tercera ola de la pandemia. En las próximas semanas se sabrá si las medidas son efectivas. De momento han conseguido que la capital andaluza adelante sus horarios. Haga vida más temprano de lo habitual. El sol radiante, en las antípodas de la realidad meteorológica de otros puntos del país, ayuda a ello. Beneficia a que los parques y terrazas ocupen rápidamente sus veladores, limitados a cuatro personas por mesa.

Los que el sábado comían en una mesa para seis, ahora lo hacen en dos de tres. Pero en casa parecen no quedarse los ciudadanos a tenor de la afluencia de público en, por ejemplo, la Avenida de Europa, arteria clave de la vida en el barrio de Los Bermejales. Clientes de pie estudiando desde una distancia prudencial que mesa quedará libre o paseando por el mercadillo a la espera de poder tomar el aperitivo bajo el sol, buscado por todos.

El muelle de la Sal en la mañana del domingo. El muelle de la Sal en la mañana del domingo.

El muelle de la Sal en la mañana del domingo. / Juan Carlos Muñoz

Una estampa repetida en el Parque de María Luisa, que parecía esperar a la Hermandad de la Paz en un soleado Domingo de Ramos. Así lo anticipó con inteligencia un vendedor de globos, que hizo su agosto en enero entre carritos de bebé y mascarillas. Pero en la Avenida de la Palmera, instalación deportiva al aire libre cada día más usada por ciclistas, patinadores y runners, lo que llamaba la atención era la entrada a la iglesia del Corpus Christi. Alrededor de un centenar de personas escuchaban la misa desde la calle, manteniendo la distancia de seguridad y respetando el aforo reducido del templo.

De allí algunos se irían a alguna terraza en busca del sol. La Avenida de la Buhaira fue la opción elegida por muchos, colgando el cartel de no hay billetes. Bueno, mejor dicho, sí hay billetes pero no sitio para comer. Los 15 grados vencieron la pereza dominical de muchos sevillanos, que aprovecharon la apertura de la hostelería hasta las seis de la tarde, hora a la que cierra la ciudad. Bajan las persianas de los bares, el sol se marcha por el Aljarafe y el termómetro se desploma. El toque de queda de las 22:00, que el Gobierno andaluz quiere adelantar a las 20:00, se efectuó a las 18:00, pues la frase de Cervantes es cada día más cierta en Sevilla: "Quien no madruga con el sol no disfruta de la jornada".

Cierre de un bar frente a la iglesia de Santa Catalina. Cierre de un bar frente a la iglesia de Santa Catalina.

Cierre de un bar frente a la iglesia de Santa Catalina. / Juan Carlos Vázquez

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