Los hospitales de Sevilla se instalan en la nueva normalidad
La evolución de la pandemia de Coronavirus
La sombra del Covid sigue presente en los centros sanitarios, pero, gracias a la estabilidad pandémica han empezado a dejar de condicionar la actividad diaria
Han sido meses de lucha intensa contra el Covid-19. Meses en las que los hospitales sevillanos han tenido que reorganizar sus servicios de salud y a sus profesionales para dar respuesta a la emergencia sanitaria. Ahora, con la circulación del coronavirus en horas bajas y un control de la pandemia cada vez más avanzado, aún con el contador de contagios y fallecimientos sin detener, las cifras de remisión invitan al optimismo y permiten a los centros sanitarios instalarse poco a poco en la nueva normalidad para ofrecer la mejor asistencia sanitaria a todos los pacientes con las máximas garantías de seguridad. No obstante, teniendo siempre en cuenta que, una de las lecciones principales que nos ha dejado la pandemia de Covid, es que no hay que bajar nunca la guardia porque el virus elige cualquier momento para reaparecer.
"Encontrarnos con tasas por debajo de 25 casos por 100.000 habitantes es una muy buena señal porque indica que nos encontramos en un punto de estabilidad importante. El problema es que no llegamos a una situación de control total y que siempre hay que contar con la posibilidad de que esto repunte en cualquier momento", afirma al respecto el epidemiólogo sevillano, Eduardo Briones.
En cualquier caso, y bajo su opinión, la provincia afronta una situación de casos "casi esporádicos" ante los que "no se espera que se generen nuevas infecciones de manera masiva" y, "mucho menos", un impacto significativo en los centros hospitalarios. Pero, "hay que estar preparados", subraya.
Una visión de futuro que se ha convertido en una de las claves en el aprendizaje que han sacado los hospitales de esta pandemia. "Uno de tantos otros", destaca el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena, Jesús Rodríguez Baño.
Con la ocupación de camas Covid en Andalucía en el 1%, según fuentes de la Consejería de Salud, los hospitales se han instalado, literalmente, en esa nueva normalidad que recoge el conocido como el semáforo de Sanidad, que establece esta categoría cuando menos del 2% de los puestos asistenciales están ocupados por pacientes de Covid, umbral que fija en el 5% para las unidades de cuidados intensivos. Sin embargo, "hay que seguir manteniendo las precauciones", insiste Rodríguez Baño.
Por ello, algunos procedimientos que trajo la pandemia continúan por precaución ante un virus que no se ha ido. Otros seguramente se quedarán para siempre. Se mantienen circuitos Covid para pacientes respiratorios, las encuestas epidemiológicas y pruebas para nuevos ingresos, las mascarillas, se controla el acompañamientos de pacientes y se sigue evitando la presencialidad de las consultas cuando no es necesaria.
"Como de todo en la vida hay que intentar llevarse algo positivo, yo creo que de esta pandemia hemos aprendido a trabajar de forma multidisciplinar en patología respiratoria y eso, sin lugar a dudas, se va a mantener. Otras cuestiones como el tema del doble circuito para pacientes Covid y no Covid o la realización de pruebas de detección del virus a todos los pacientes, sí confío en que cuando se conozca un poco más la protección de las vacunas a largo plazo se vayan retirando", añade.
El día a día en la unidad de Infecciosos, reconvertida en planta Covid desde marzo de 2020, no tiene ya nada que ver con lo que fue, sobre todo, "en la ola de principios de año", pone de relieve el especialista. Ahora, la baja incidencia de ingresos por esta patología en el centro ha permitido poner fin a un "parón" generalizado de muchas actividades que llegó como un efecto colateral de la pandemia en los centros sanitarios. "La atención Covid no supone ahora mismo ninguna carga de trabajo extra, en el sentido de alterar el funcionamiento normal del hospital, es decir, con impacto en los partes quirúrgicos o en la atención a otras enfermedades. Aunque todavía hay un porcentaje de pacientes que siguen ingresando, es mucho más asumible, y eso nos ha permitido recuperar actividades que habían sufrido un parón como la investigación o la innovación en organización", explica.
Al otro lado de la ciudad, en el Valme las plazas estructurales de UCI médica eran 14 cuando comenzó la pandemia y el hospital llegó a estirarlas hasta 40 en momentos de picos. Hoy, gracias a las obras y a una nueva UCI habilitada como Unidad de Cuidados Críticos en el antiguo Hospital de Día Quirúrgico, consta de ocho puestos asistenciales y de dos puestos más dirigidos a procedimientos diagnóstico-terapéuticos complejos y de gran precisión, con los que pueden llegar a 24.
Las instalaciones, que durante un tiempo han vivido en un monólogo de Covid, hoy no hospedan a ningún paciente con esta patología. "Durante la pandemia hicimos un gran esfuerzo por atender toda la demanda surgida en el área sur de la provincia, para lo cual arbitramos diferentes mecanismos. En picos de la pandemia hemos llegado a casi triplicar la capacidad prepandemia", destaca José Antonio Sánchez Román, especialista en Cuidados Críticos y director médico del Hospital de Valme.
El principal condicionante que sigue marcando el día a día asistencial es la persistencia del virus en la población. "El virus sigue conviviendo con nosotros en sus distintas variantes. No debemos de olvidar que la vacuna evita que enfermemos gravemente, pero no evita que puedas infectarte. Hay que tener en cuenta también aquellas personas no vacunadas o correctamente vacunadas, pero que presentan alteraciones en el sistema inmunitario por múltiples causas, que evita la formación adecuada de anticuerpos contra el virus", recuerda el sanitario.
Más allá, para Sánchez Román, el cambio en la dinámica de trabajo que deja la pandemia es el reflejo de un "gran" trabajo en equipo. "Hemos desarrollado nuestra labor potenciando la coordinación de todas las categorías sanitarias y no sanitarias, siendo cada una de ellas imprescindibles e insustituibles. Me refiero a médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadoras, etc. La armonía en los momentos más difíciles ha sido pieza clave para llegar a superar todo. Por lo demás, asistencialmente, cada paciente es siempre único y requiere la mejor atención que le podamos dar, independientemente del diagnóstico que ha requerido su ingreso en la UCI", sostiene.
En el Hospital Virgen del Rocío, la internista y jefa de sección de la especialidad, Lola Nieto, habla del "miedo" y el "respeto" como las principales losas que quedan en muchos hospitales. El recuerdo de lo que pasó y, también, el temor a lo que pueda venir. "Los profesionales seguimos manteniendo siempre ese nivel de alerta que nos trajo la llegada del virus. Creo que porque lo hemos vivido todo en primera línea y porque somos conscientes del problema real que ha supuesto esto en el sistema sanitario. La incertidumbre siempre está", recalca. Aunque se mantiene optimista. "Gracias a las vacunas esto seguramente será como otra enfermedad respiratoria, en la que algún caso puede acabar en cuidados intensivos, pero sin llegar ya a la saturación. Es obvio que sin la vacuna no estaríamos hoy donde estamos. Eso es incuestionable", augura la especialista, que señala que sólo cinco camas del Hospital de Emergencias Covid-19, dependiente del servicio de Medicina Interna del Virgen del Rocío, están ocupadas por enfermos de coronavirus, de un total de 140. En los centros públicos de toda la provincia no llegan a 30.
En cuanto a otras reminiscencias que quedan de la pandemia, Nieto destaca cómo la telemedicina ha sido una gran aliada este tiempo. "El aumento de la actividad asistencial ha sido brutal por momentos, pero esto trajo consigo la potenciación de la teleconsulta con los médicos de familia de los centros de salud, lo que ha servido para intensificar la comunicación interna con Atención Primaria, y también de las consultas telefónicas, que, aunque llegaron un poco de forma obligatoria por la pandemia, luego se le ha visto beneficios en determinadas cuestiones, reinventando determinados tipos de asistencia", recalca.
La profesional apunta a otros mecanismos que continúan como los circuitos Covid, las encuestas epidemiológicas a los pacientes en consulta y el uso de la mascarilla, como "rutinas" incluidas en la práctica habitual. "La mascarilla ha sido nuestra compañera y nos ha salvado de muchas cosas. Es un arma fundamental de la lucha contra el Covid y se va a quedar con nosotros por mucho tiempo", añade. Otras de esas armas contra el virus, como el uso de EPIs completos, "es ya de uso exclusivo para los compañeros de la planta con pacientes positivos", matiza.
Los especialistas coinciden en que, en esta nueva normalidad, el Covid se sigue manifestando, pero de maneras distintas a como lo hacía meses atrás. Igualmente son conscientes de que el impacto de una nueva variante o de una mutación de la Delta combinado con la gripe puede volver a llenar los hospitales. Y ante ello no cabe relajación alguna. Pero lo que también entra dentro de nueva normalidad es haber aprendido a ser flexibles y estar preparados por si algo parecido se vuelve a repetir. "Estar preparados para lo inesperable", zanja Rodríguez Baño.
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