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Coronavirus Sevilla

Los clubes de artes marciales, abocados al cierre por las restricciones horarias

  • Los profesionales del sector en Sevilla se han unido en una plataforma para buscar soluciones que les permita dar clases después de las 18:00 horas porque se consideran actividad deportiva, pero "también educativa" 

Varios menores durante una de las clases previa a las nuevas limitaciones de aforo.

Varios menores durante una de las clases previa a las nuevas limitaciones de aforo. / M. G.

La pandemia del coronavirus está azotando con fiereza al deporte popular. Con el final del estado de alarma, algunos negocios comenzaban a ver la luz al final del túnel, aunque asumiendo restricciones imposibles en algunos casos. Distanciamiento interpersonal, medidas higiénicas, limitaciones de aforo... Todo dentro de la lógica para minimizar la expansión de un virus que vive ahora su segunda oleada más dura, si cabe, que la primera cuando la práctica deportiva quedó vetada. 

No obstante, la nueva vuelta de tuerca del Gobierno andaluz a las medidas restrictivas ha llevado a ciertas disciplinas, sobre todo las que se desarrollan en centros cerrados, a situaciones límites, abocadas a un cierre casi seguro de prolongarse en el tiempo unas limitaciones horarias que impiden el desarrollo de deportes no federados más allá de las 18:00 horas.

Los profesionales de las artes marciales y lo deportes de contacto de Sevilla se han agrupado creando la nueva plataforma Más que un deporte para dar visibilidad a su problemática y buscar soluciones para el sector. El objetivo de este grupo es poner de manifiesto que sus actividades son "seguras y saludables" y, pese a ser consideradas prácticas deportivas, están enfocadas tanto a la educación como al deporte y son dirigidas por profesionales que dependen económicamente de esta actividad laboral.

Juan Antonio García Ruiz, es director del gimnasio y presidente del club deportivo de artes marciales Kidokan y hace de portavoz de este movimiento. "Después del confinamiento nos dejaron abrir en junio con todas las medidas de seguridad. Eso nos obligó a trabajar manteniendo las distancias y a pesar de ser una escuela de artes marciales donde el contacto es fundamental lo asumimos porque entendemos que es razonable", destaca y añade "es prácticamente como jugar al fútbol sin balón, pero entendemos que esa limitación entra dentro de la lógica".

Sin embargo, ha sido a partir de la segunda oleada del virus, durante el mes de septiembre, cuando la Junta de Andalucía ha ido reduciendo cada vez más el número máximo de alumnos por grupo, a través de restricciones hasta llegar al 40% y fijando el número máximo de alumnos por grupo en seis, con salvedades en lo que respecta al deporte federado, "a pesar de que otras modalidades deportivas más populares han podido practicarse en grupos mucho más numerosos, sin mascarilla y con pleno contacto físico", argumentan los afectados.

"Es imposible mantener un negocio en esas condiciones. Con seis alumnos por grupo no cubrimos ni de lejos los gastos que tiene el gimnasio aparte de que trabajamos con grupos más o menos estables por cada tramo de horas, es decir, si antes eran grupos de 15 y de pronto hay que reducirlos a seis, cómo se organiza eso para poder dar las clases a todos los alumnos", se pregunta García Ruiz.

Sin embargo, y pese a todo ellos, el sector ha ido subsistiendo hasta que, finalmente, la obligación de cierre a las 18:00 como actividad no esencial ha sido la puntilla para muchos centros que han tenido que cerrar sus puertas teniendo en cuenta que su horario de actividad oscila principalmente entre las 17:00 y las 22:00.

"No hay motivo que justifique que no se permita la enseñanza por la tarde en una disciplina en la que, además, no hay contagios. La base de nuestros alumnos son los niños y si no nos permiten dar clases a partir de la seis de la tarde es que prácticamente no podemos darlas", argumenta el deportista.

Aquellos centros que continúan enseñando artes marciales a pesar de no poder abrir en horario vespertino han reestructurado sus clases de manera provisional, estableciendo turnos entre las 16:00 y las 18:00 e incluso sábados y domingos por la mañana para poder ofrecer a sus alumnos la posibilidad de continuar su práctica. "No todos los usuarios pueden adaptarse a estos cambios y si sumamos la reducción de turnos a la limitación del aforo, es inviable económicamente la subsistencia de muchas escuelas, que se han visto obligadas a cerrar. Yo en mi caso lo que he hecho es pasar las clases de la tarde on line y damos las clases a través de una plataforma en red", cuenta el presidente del club Kidokan.

Pero hay más, la normativa diferencia entre alumnos federados y los que no lo están, estando permitida la práctica deportiva más allá de las seis a los primeros. Una cuestión que todavía indigna más al colectivo. "No entendemos las ventajas establecidas para el deporte federado respecto al no federado, dado que el hecho de haber obtenido una licencia federativa no protege al deportista de contraer o contagiar la enfermedad e incluso algunas disciplinas marciales ni siquiera tienen cobertura en las diferentes federaciones deportivas", argumentan los afectados que proponen como alternativa que se permita la práctica de aquellos grupos constituidos como Club Deportivo e inscritos como tales en el Registro Andaluz de Entidades Deportivas de la propia Junta de Andalucía.

Ante esta situación, el sector reclama, fundamentalmente, que se les permita mantener sus horarios porque de los contrario muchos clubes se van a ver en la ruina y defienden que, pese a estar catalogados como práctica deportiva, "las artes marciales son mucho más que un deporte y nunca han encajado cien por cien en ese colectivo". "Que se nos pase a considerar una actividad educativa como lo son las escuelas de baile que sí están pudiendo mantener sus clases en sus horarios habituales", reclaman.

Desde la plataforma Más que un deporte, los afectados piden una reunión con las autoridades pertinentes y no descartan poner en marcha otro tipo de iniciativas como movilizaciones o acciones de protesta.

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