seguridad ciudadana | estadísticas de delincuencia

La criminalidad cae un 14% en cinco años

  • Bajan la mayoría de los delitos, especialmente los violentos y contra las personas

  • Casi la mitad de los robos registrados son hurtos

  • Suben los malos tratos, los delitos contra la libertad sexual y las estafas

Que Sevilla es una ciudad más segura que hace unos años puede ser una percepción subjetiva. Se puede pasear sin miedo a ser atracado prácticamente por cualquier zona de la ciudad, incluso por los barrios más deprimidos. Hay algunos delitos que, como aquellas enfermedades de la posguerra, están ya casi erradicados, como los semaforazos. Apenas se ven coches con candados bloqueando el volante y gente llevando la radio del vehículo bajo la axila por miedo a que le abran el coche. Las estadísticas confirman esta percepción subjetiva con datos objetivos. La criminalidad ha sufrido una caída importante en Sevilla en los últimos años. Si se toma como referencia el último lustro, entre 2012 y 2016 los delitos bajaron en la provincia de Sevilla un 14%.

Así lo acredita el informe estadístico que ha publicado recientemente el Ministerio del Interior, que incluye datos desde el año 2010 y que permite observar la evolución que ha seguido la delincuencia en los últimos años. Falta por completar el año 2017, del que sólo hay datos correspondientes al periodo comprendido entre enero y septiembre. De seguir la tendencia de los primeros nueve meses del año, 2017 habrá sido el primer ejercicio en lo que va de década que haya experimentado un repunte de la delincuencia. Sin embargo, será un leve incremento interanual con respecto a 2016. Es decir, si se amplía la comparación en el tiempo, seguirá arrojando datos positivos en relación con los primeros años de la década.

2017 puede ser el primer año de la década en el que se invierta la tendencia a la bajaLa subida de los robos con fuerza está relacionada con el auge de los aluniceros

En el último año del que se tienen los resultados completos, 2016, se cometieron en la provincia de Sevilla 80.327 delitos. Cinco años antes, en 2012, se habían registrado 93.079. La inmensa mayoría de ellos (aproximadamente un 75%) fueron delitos contra el patrimonio, es decir, robos. Fueron en total 60.836, diez mil menos que hace cinco años. Aún así, si se hace la media diaria, resulta que en Sevilla se cometen cada día 166 robos. De ellos, casi la mitad fueron hurtos, en los que no hay violencia y los ladrones se aprovechan de los descuidos de sus víctimas. Los hurtos, con 27.641 casos, son la modalidad delictiva más frecuente en Sevilla.

Guardias civiles, en la puerta de un chalé asaltado en Mairena del Aljarafe. Guardias civiles, en la puerta de un chalé asaltado en Mairena del Aljarafe.

Guardias civiles, en la puerta de un chalé asaltado en Mairena del Aljarafe. / antonio pizarro

Uno de los delitos que más alarma social generan es el robo en vivienda. En Sevilla hubo en 2016 un total de 3.306 casos, lo que supone un 25% menos que en el año 2012. Esta modalidad experimentó un repunte en el año 2015, que se debió principalmente a la actividad de una banda de georgianos que reventó más de 600 pisos sólo en Sevilla capital. Cuando la Policía logró desmantelar esta organización criminal, los robos en vivienda han seguido con la misma tendencia a la baja. También coincidió esta operación con un cambio en el sistema de conteo, que consideraba robo en vivienda todo aquel cometido en las zonas comunes del edificio, garajes y trasteros.

Se trata de robos con fuerza, es decir, delitos en los que los ladrones no emplean la violencia contra los moradores. Generalmente se produjeron con las casas vacías o con los vecinos dormidos. En caso de que amenazaran o golpearan a sus víctimas, ya se consideraría otro delito con una pena más fuerte, el robo con violencia o intimidación. En esta modalidad también se encajan los atracos con arma de fuego o con arma blanca, tanto en entidades bancarias y comercios como las llamadas sirlas, en las que los delincuentes abordan con una navaja a algún viandante para robarle lo que lleve encima. Este tipo de robos ha caído un 24% en cinco años. Sí se están dando con cierta frecuencia los robos de teléfonos móviles mientras el usuario va hablando o chateando por la calle. Los ladrones suelen ir en ciclomotor o en bicicleta y parecen haber heredado el modus operandi de los viejos tironeros de bolsos.

Volviendo a los robos con fuerza, los registrados en comercios han sufrido un efecto contrario al de los cometidos en viviendas. Han aumentado, pasando de 2.167 a 2.533, es decir, aproximadamente un 15%. Y todo apunta a que la cifra será todavía mayor en el año 2017. Se debe principalmente a la actividad de varias bandas de aluniceros, que han sido muy activas desde 2016 hasta hoy. Entre ellas destacan la banda del BMW, que reventó cientos de establecimientos (principalmente tiendas de telefonía móvil, estancos, ópticas y tiendas de perfumería) hasta que cinco de sus miembros sufrieron un accidente huyendo de la Policía. A este grupo le ha tomado el relevo la banda del Seat León, llamada así por el modelo de coche que utilizan para empotrarlos contra los escaparates y persianas de seguridad, y que sigue siendo muy activa. Pese a que en 2017 han crecido mucho los robos en vehículos, todavía en 2016 las cifras eran positivas, con una caída del 20%. Habrá que esperar a que el servicio estadístico del Ministerio del Interior cierre el estudio de 2017 para comprobar la evolución de estos robos.

Los delitos más graves han caído enormemente. Son los cometidos contra las personas. En 2016 hubo 7.066 casos, por 11.995 de cinco años atrás. Esto supone un descenso del 42%. Sin embargo, los homicidios y asesinatos se han duplicado, con 16 crímenes en el año 2016 por sólo 7 de 2012. Los malos tratos en el ámbito familiar han crecido un 35%, pero quizás se deba a la mayor conciencia social sobre este problema, que empuja a las víctimas a presentar denuncia, más que a un incremento real y efectivo de la violencia en el seno de la familia, tanto hacia las mujeres como hacia los niños y ancianos. Es el mismo supuesto de los delitos contra la libertad sexual, que subieron un 18% por una mayor concienciación de las víctimas, en su mayoría mujeres, a la hora de denunciar cualquier situación que pueda ser constitutiva de delitos de abuso o acoso. Las violaciones y los casos de pornografía de menores también repuntaron, aunque de manera sostenida.

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