Inseguridad ciudadana

“Los delincuentes se cargan el turismo, la Policía y el Ayuntamiento deben meter mano ya”

Julio del Rey, dueño del bar Julio, ayer en las proximidades del lugar donde fue asaltado hace unos días.

Julio del Rey, dueño del bar Julio, ayer en las proximidades del lugar donde fue asaltado hace unos días. / Juan Carlos Muñoz

“Estoy seguro de que la Policía y el Ayuntamiento, por el interés de la ciudad, van a meter mano ya y van a empezar a hacer cosas, porque los delincuentes se cargan el turismo”. El responsable de estas palabras es Julio del Rey, propietario del bar Julio (un clásico de la Cuesta del Bacalao) y también una de las últimas víctimas de la plaga de robos que está sufriendo el casco histórico de la ciudad, en su caso en mitad de la calle y con otro desgraciado fenómeno también de moda: el mataleón. A él lo dejaron inconsciente en las Siete Revueltas en la madrugada del pasado 8 de julio, aunque curiosamente no le quitaron la recaudación del día sino el reloj y el móvil. Pero, lo que quizás es más relevante, lo dejaron inconsciente en mitad de la calle.

“Al individuo no lo escuché, se acercó sigilosamente y me hizo el mataleón. La primera vez le di un codazo, pero por lo visto eso no es eficaz, y a la segunda me dejó ko. Yo creía que habían sido dos o tres minutos, pero estuve media hora inconsciente, puede que tres cuartos de hora. Cuando me levanté, me daba todo vueltas, no sabía ni dónde estaba. La Policía dijo que me había hecho un mataleón”, relata Julio, que continúa de baja y afónico por culpa de la presión que su asaltante le practicó sobre el cuello. “Un compañero que tiene un bar en las Setas me ha contado que allí también ha habido varios mataleones, a niñas que van en patinete y a señoras mayores”, refiere.

“La ciudad depende del Ayuntamiento. No sé si es legal o no, pero creo que se deberían instalar cámaras, en algunos sitios nada más, no vamos a poner esto como si fuese Gran Hermano. En zonas muy concretas y específicas, por lo menos para defender la ciudad y los turistas, que es de lo que vivimos. La policía o el Ayuntamiento conocen perfectamente los puntos donde puede haber delincuencia: Santa Cruz, la Judería, San Bartolomé... En algunos sitios deberían tomar medidas para disuadir y si hacen una cosa más grave, que permitan coger al tío”, argumenta el hostelero, que no vio a su atacante pero sí tiene muy clara una cosa: “Son rápidos y ágiles. Si saben que a 50 metros puede haber alguien, cogen lo primero que ven y se van”. Así fue en su caso.

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