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criminalidad | las modalidades delictivas más extendidas en sevilla

Cuatro de cada diez delitos que se cometen en Sevilla son hurtos

  • Los robos al descuido crecieron un 2% en el último año

  • La mayoría de ellos se producen en el interior de establecimientos comerciales

La Policía Nacional identifica a dos jóvenes sospechosas de cometer hurtos en el centro de Sevilla, en una imagen reciente.

La Policía Nacional identifica a dos jóvenes sospechosas de cometer hurtos en el centro de Sevilla, en una imagen reciente. / antonio pizarro

Cuatro de cada diez delitos cometidos en Sevilla son hurtos. Esta modalidad delictiva es la más extendida de largo en la ciudad y ha crecido un 2% en el año 2017 en relación con el ejercicio anterior. En la capital andaluza se registraron 18.558 hurtos durante el año pasado, lo que supone un 39,6% del total de los delitos, que fueron 46.901. La mayoría de estos pequeños robos se registraron en la capital, puesto que en el total de la provincia se denunciaron 27.108 delitos de este tipo.

La Policía Nacional está ampliando los recursos destinados a combatir la actividad de grupos criminales especializados en cometer hurtos en establecimientos comerciales, al detectar un incremento de esta actividad. En lo que va de año han sido detenidas numerosas personas por estos delitos, que cometen tanto hombres como mujeres en un mismo porcentaje.

Los hurteros, como así se denominan en el argot policial, suelen actuar en grupo o en solitario, y utilizan elementos de apoyo para cometer su actividad ilícita. Así, llevan bolsas forradas de papel de plata para burlar los sistemas de alarma de los comercios, carritos de bebé donde alojan el material sustraído, bolsos de doble fondo preparados artesanalmente para ocultar la mercancía robada o imanes para quitar los elementos de alarma de las prendas. El valor de lo robado no suele superar la cuantía de 400 euros, para que en el caso de que sean detenidos por la Policía sean simplemente acusados de un delito de hurto. Estos hechos tienen condenas muy leves, casi irrisorias. De hecho, eran considerados faltas en el antiguo Código Penal y en muchas ocasiones ni siquiera se detenía al autor del hurto. Las penas suelen ser multas, lo que lleva a muchos delincuentes a pasarse a este tipo de delitos.

Los especialistas en hurtos operan de manera itinerante por varias provincias. De esta forma pasan más desapercibidos en los establecimientos comerciales en los que roban. Cuando viajan a otras provincias suelen ir en grupo, actúan en varios comercios y no vuelven hasta que llenan el maletero de su vehículo. Frecuentemente actúan en supermercados, joyerías y tiendas de ropa, para vender después el material objeto de robo en barriadas marginales de la ciudad. La intensa actividad de estos grupos ha provocado incluso el cierre de algunos comercios, que han sufrido robos a diario y no han podido soportar la importante cantidad de pérdidas que les ha supuesto el goteo de hurtos. Otros comercios han optado por reforzar sus medidas de seguridad. Así lo hizo, por ejemplo, una farmacia del Cerro del Águila, que llegó a sufrir 15 robos en un mes. El farmacéutico se vio obligado a contratar un vigilante de seguridad.

Una de las bandas de hurteros más conocidas de Sevilla está asentada en el barrio de Los Pajaritos. La lidera Jonathan Barragán Bonilla, apodado el Luna, y tiene su campo de operaciones principalmente en Nervión y el Centro. Su especialidad es el robo en farmacias. El cabecilla de este grupo ha sido detenido más de veinte veces en un año, pero debido a la escasa entidad de las penas, este tipo de delincuentes opta por pagar las multas que les imponen y quedan en libertad. Difícilmente entran en la cárcel pese a tratarse de hurtos continuados.

Otro hurtero sevillano muy conocido para la Policía es Alfonso Casillas Nievas, alias el Gafas, que opera habitualmente en el centro de la ciudad y tiene más de treinta detenciones en su historial delictivo. Además de robar en las tiendas, este ladrón es conocido porque ha actuado en varias iglesias. Fue arrestado en una ocasión después de sustraer varios enseres litúrgicos de la iglesia del Corpus Christi. Después se le encontró en su poder una jarra sustraída de la iglesia de la Magdalena. Estos hechos motivaron que un juzgado de Sevilla le impusiera una orden de alejamiento de las iglesias de la ciudad.

Una de las medidas más efectivas en la lucha contra los hurtos es precisamente ésta, la imposición de medidas cautelares de alejamiento y prohibiciones de acercarse a determinados comercios e incluso barrios de la ciudad. De esta forma, si un hurtero se acerca al centro y la Policía lo detecta, puede detenerlo inmediatamente por quebrantamiento de condena, sin necesidad de que tenga que esperar a que robe para apresarlo in fraganti. Una orden de alejamiento de los supermercados de una conocida cadena de Sevilla y provincia se les impuso a un grupo de mujeres del Polígono de San Pablo, que tenían una asociación ilícita dedicada a robar en estas superficies comerciales.

No sólo hay hurteros autóctonos de Sevilla, también los hay extranjeros que operan en la ciudad. En estos casos casi todos suelen ser de origen rumano o de otros países del Este y son carteristas. Aprovechan las aglomeraciones para sustraer las carteras de los bolsillos de los pantalones de los hombres y también son especialistas en abrir los bolsos de las mujeres. Para ello utilizan una pinza y un periódico o una prenda de abrigo a modo de muleta. En el argot policial, la muleta es cualquier elemento que el delincuente utiliza para taparse mientras comete el delito. Se le llama muleta porque la colocan sobre el hombro, de manera similar a un torero que hace el paseíllo. En la Plaza de España hay hurteros magrebíes, que roban bolsos y cámaras de fotos y vídeos a los turistas, aprovechando siempre el descuido de éstos.

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