Patrimonio Histórico

Una empresa cordobesa figura ya como titular del Palacio de la Motilla

El Palacio de la Motilla.

El Palacio de la Motilla. / José Ángel García (Sevilla)

El Palacio de la Motilla estrenó propietario en pleno verano. Al borde del comienzo de agosto se produjo el cambio anunciado por este periódico. Miguel Solís Martínez-Campos, marqués de Valencina y de la Motilla, vendió su gran casa sevillana con fachadas a las calles Laraña y Cuna al presidente de Magtel, Mario López Magdaleno. La operación, avanzada por este periódico, supuso una gran sorpresa en la aristocracia de la ciudad, contraria a la venta aunque fuera solo desde posiciones puramente emocionales, y en el propio mercado inmobiliario y entre la nobleza sevillana. Vendió quien tenía potestad para hacerlo: el propietario. Y fuentes conocedoras de la operación desde el primer momento advirtieron a este periódico que “no tendría marcha atrás”. El cambio de titularidad en el Catastro se produjo el pasado 28 de julio. La empresa Inversiones Victoria Patrimonial, S.L.U. es ya la propietaria de uno de los palacios más importantes de la ciudad y, además, menos conocidos. Su exterior es austero, pero su interior está compuesto por espléndidas y suntuosas estancias que están marcadas por un rico patrimonio histórico-artístico.

La empresa propietaria, controlada por Mario López Magdaleno, tiene su domicilio fiscal en el número 114 de la calle Gabriel Ramos Bejarano de Córdoba. El Catastro asigna al palacio una superficie construida de 4.629 metros cuadrados, una fecha de construcción del año 1921 y un valor catastral de 2,7 millones de euros. López Magdaleno cuenta con sociedades de ingeniería y tecnológicas como Magtel, Explotaciones Mineras del Andévalo o Tharsis Mining. En un primer momento desembolsó unas arras por valor de 3,5 millones antes de elevar a escritura pública la compra del histórico edificio por un total de 14 millones de euros. López Magdaleno se dirigió formalmente al Ayuntamiento de Sevilla para obtener toda la información sobre el margen de intervención urbanística de cara la obra de adaptación del inmueble a posibles usos que no sean el residencial. El uso de la finca es residencial, según la ficha del catastro, pero no se descarta que finalmente sea doble: una parte para hotel y otra para residencia del propio empresario.

Algunos parientes del vendedor y destacados miembros de la aristocracia sevillana se opusieron en privado a la operación y querían abortarla a toda costa. La marcha atrás hubiera supuesto el pago de unos siete millones de euros en compensación al comprador, de acuerdo con la legislación vigente y según siempre fuentes vinculadas a las partes. El marqués tenía el cien por cien de la propiedad y, por lo tanto, gozaba de la libre disposición del bien para su enajenación. La oposición a la venta nunca tuvo más fuerza que la emocional y sentimental. Y se produjo no sólo entre algunos de sus parientes, sino, como se ha referido, entre destacados miembros de la aristocracia sevillana y andaluza que vieron con pesar que esta casa palacio se pueda convertir en un hotel. López Magdaleno, un empresario de perfil discreto que no ha buscado nunca la difusión del acuerdo, no ha confirmado sus intenciones sobre los usos del edificio, aunque lo más probable es que quiera usarlo como residencia y, dada la enorme extensión de la finca, no descarte su explotación como hotel, pues el edificio posee unos valores y una ubicación que lo hacen altamente atractivo.

El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, se pronunció sobre la operación el pasado mayo, una vez que fue avanzada por este periódico. Muñoz envió una carta a la Consejería de Cultura con el objetivo de evitar que el vasto patrimonio mueble que atesora el Palacio de la Motilla sufra una dispersión que suponga una “pérdida irremediable”. El alcalde expresó su “preocupación” por el futuro de los bienes que se encuentra en este edificio que ha sido objeto de compraventa. Muñoz afirmó en su carta: “El Palacio de la Motilla posee un conjunto de valores de carácter integral que se han materializado a lo largo de 800 años de historia y cultura en este lugar íntimamente ligado con la ciudad e historia de Sevilla y Andalucía, transmitido de generación en generación. Los valores de este patrimonio inmueble son el resultado de diversas intervenciones, la última de ellas producidas en los años veinte del siglo pasado por Gino Coppedé y Vicente Traver de formalización historicista insertada sobre elementos del siglo XVI y XVII cuyo resultado cultural es merecedor sin duda de su distinción máxima como Patrimonio Histórico de Andalucía”.

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