Un empresario del sector de las bebidas alcohólicas ha presentado una demanda en los juzgados de lo Mercantil mediante la que reclama la propiedad de la marca Puerto de Indias. En la denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico, el empresario explica que fue el autor de la conocida ginebra, que contrató al enólogo, compró la fruta para las primeras pruebas, compró las botellas y creó el nombre comercial de Puerto de Indias.

La denuncia hace un extenso repaso a la historia de la ginebra, que ya se vio envuelta en una batalla judicial por el control de la empresa hace unos años. El denunciante acusa a los actuales dueños de la firma de crear una sociedad mercantil que es una "pura ficción legal", con la intención de "aparentar que la titularidad de la marca corresponde a un tercero supuestamente de buena fe y quedar así protegidos" frente a demandas como la que este empresario plantea.

El denunciante explica que los actuales dueños de Puerto de Indias procedían del sector de la construcción y no tenían ninguna experiencia en el campo de las bebidas alcohólicas, y que debido a la crisis compraron la empresa Los Alcores de Carmona, propietaria de una pequeña fábrica en las que se elaboraban licores de yerbabuena, turrón y anises.

Según expone en la demanda, la empresa elaboró por primera vez licores basados en maceraciones de frutas naturales como consecuencia de los encargos realizados por el denunciante. El empresario explica que mantuvo una serie de reuniones con los actuales dueños de Puerto de Indias, en las que se dejó claro que el "autor y propietario" de los productos que se desarrollaran sería él, mientras que los actuales propietarios tendrían la "función de mero fabricante y embotellador de dichos productos". Para dotar de mayor calidad a las bebidas contrató a un enólogo con amplia experiencia en el sector.

En cuanto al nombre de Puerto de Indias, el demandante afirma que surgió de una idea que relacionaba "la elaboración de ginebras y destilados de imagen más actual con el mensaje de estar realizados en Sevilla, ciudad que durante los siglos XVI y XVII monopolizó todo el comercio marítimo con el Nuevo Mundo".

El denunciante asegura que "jamás pudo imaginar que, después de todas las pruebas gráficas y los emails recibidos y contestados por la fábrica", el propietario de Puerto de Indias "fuera capaz de iniciar el registro de la marca bajo las bases creadas" por él. En el año 2013 se percató de que "se habían apropiado de su inversión, su experiencia y su creatividad cómo autor del concepto y proyecto de Puerto de Indias".

El día que se tuvo una botella física como prueba, a finales de octubre de 2013, acudió a la Oficina Española de Patentes y Marcas, donde "le informaron de que, al haber pasado más de seis meses sin oposición a la marca, se había confirmado su titularidad, y de que, a partir de ahí, todo tipo de recurso o demanda sobre su titularidad debería hacerse judicialmente".

El empresario ha tardado cinco años en presentar esta reclamación. Alega que no ha podido hacerlo antes por una mera cuestión económica. En este tiempo sí ha ganado un juicio monitorio a la empresa, cuya sentencia fue ratificada por la Audiencia Provincial de Sevilla. Ahora, ha solicitado una serie de medidas cautelares sobre la marca, que está a la espera de que se le concedan.

Este periódico ha contactado con la representación jurídica de Puerto de Indias para ofrecer su versión de los hechos, pero ha declinado realizar cualquier declaración sobre este asunto.