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¿Estamos ‘enganchados’ al móvil?

  • Los grupos parlamentarios coinciden en señalar los riegos del uso abusivo del smartphone

Grupo de amigos atentos a la pantalla de un smartphone.

Grupo de amigos atentos a la pantalla de un smartphone.

Fue en Nueva York cuando se realizó -en 1973- la primera llamada desde un teléfono móvil. En España hay que remontarse al 25 de julio de 1995 cuando el Gobierno autorizó a Telefónica Móviles iniciar el servicio de GSM. Mucho ha llovido desde entonces y mayor aún ha sido la “invasión” de este dispositivo en nuestras vidas. 

Pocas son las personas que podamos conocer hoy que no tengan un teléfono móvil. Hasta nuestros mayores se han adaptado -como pocos- a olvidarse casi al completo de ese aparato fijo que todos teníamos en casa y que colgaba de un cable casi siempre mal enrollado. Los que ya se hayan vacunado contra el Covid-19 recordarán incluso cuando en casa se chillaba: “¡Cuelga ya…! Ahora los minutos en las llamadas móviles pueden llegar a ser ilimitados. ¡Quién nos lo iba a decir!

En medio de todo este cambio en la comunicación hay que sumar la ola de la cuarta revolución tecnológica. El fenómeno Internet, generalizado a principios de los años noventa, y el auge de las redes sociales a comienzos de este siglo, han actuado como un ‘cóctel molotov’ estallando en nuestras manos en forma de un teléfono inteligente.

Casi el 60% de la población española ha dejado de usar los relojes de mano

Entre las “victorias” más sonadas está la lograda frente a los relojes. ¿Nos acordamos de ellos? No hace tanto casi la mayoría de las personas llevaba uno en su muñeca o eran imprescindibles en nuestras mesitas de noche.

Las estadísticas señalan que casi el 60% de la población española ha dejado de usarlos y lo ha sustituido por las funciones similares -y mejoradas- que proporcionan los teléfonos actuales.

La cierta “adicción” a los móviles comienza de forma seria a preocupar

Ahora, no hay quien no salga a la calle sin su teléfono móvil y su uso crece de forma exponencial, sobre todo entre la franja de edad más temprana. En general, la cierta “adicción” comienza de forma seria a preocupar. Como en casi todo, se veía venir.

Pero no es hasta ahora cuando las instituciones políticas comienzan a tomárselo más en serio, después de años de presiones llegadas de muchos frentes distintos: psicólogos, sociólogos, docentes, médicos, padres…

La Comisión Mixta (Congreso-Senado) para el Estudio de los Problemas de las Adicciones ha acordado recientemente solicitar al Gobierno realizar nuevos estudios sobre los riesgos de adicción que generan las tecnologías de la información y la comunicación y, en concreto, sobre la adicción de los teléfonos móviles y la nomofobia (ansiedad manifestada cuando nos quedamos sin acceso al móvil o sin cobertura o sin conexión a Internet).

El texto aprobado ha sido impulsado por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, ha contado con una enmienda del PP y ha sido aprobado con 16 a favor, 13 en contra y 14 abstenciones.

Asimismo, la Comisión ha acordado instar también al Ejecutivo a analizar, en el marco de las instituciones públicas especializadas (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo), la realidad de las adicciones tecnológicas y, en su caso, la adopción de medidas para reforzar el deber de prevención de riesgos laborales atribuido legalmente al empresario y, así, contribuir a hacer efectivo el derecho a la desconexión digital.

Todos los grupos parlamentarios han coincidido en señalar los riesgos que lleva asociado el uso abusivo de los móviles y de las nuevas tecnologías, subrayando la necesidad de abordar esta problemática desde diferentes perspectivas.

Sin duda, nunca es tarde para que se analice desde distintos puntos de vistas el uso que hacemos del smartphone. Con el propósito de mejorar la calidad de vida y poniendo también el foco en los más pequeños: los estudios señalan que los niños adictos al móvil sacan peores notas, duermen menos y tienen más riesgos de sufrir depresión.

Quizás pronto podamos ver campañas de concienciación más fuertes frente al uso excesivo del móvil

Quizás pronto veamos campañas de concienciación más fuertes frente al uso excesivo del teléfono móvil o, por qué no, plantearnos un día al año de desconexión total, como acto de reflexión.

Lo que nos debe quedar claro es que el móvil no es nuestro enemigo, es el tiempo de uso desmedido que pasamos con él. Un tiempo que muchos se sorprenderían al conocerlo. ¿Lo ha consultado alguna vez en su smartphone? Pues comencemos por ahí… En poner de nuestra parte.

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