'Vacaciones' solidarias en República Dominicana

Voluntariado | España Rumbo al Sur

El sevillano Francisco Muriedas relata su experiencia tras participar este verano en la expedición España Rumbo al Sur

La Sevilla más solidaria abre sus puertas a 200 menores saharauis

Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur.
Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur. / M. G.

Al sevillano Francisco Muriedas este verano le ha "cambiado la vida", pero, sobre todo, la visión que tenía de ella. El pasado 19 de julio formó parte del grupo de jóvenes que pusieron rumbo a la Isla de la Española, en República Dominicana y Haití, para participar en la 17edición del Proyecto de Fomento al Emprendimiento España Rumbo al Sur, dirigido por Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo. Allí, asegura, ha vivido "la mejor experiencia" de su corta vida.

Playa y relax son por excelencia los planes veraniegos preferidos por muchos jóvenes. Otros optan más por la montaña, pero no son tantos los que eligen unas vacaciones con una finalidad filantrópica. Es el caso de Francisco Muriedas, que ha pasado 20 días participando en el proyecto España Rumbo al Sur, cuyo objetivo es concienciar a los jóvenes sobre el voluntariado y la cooperación.

Con ese espíritu solidario partieron desde Madrid 120 jóvenes el pasado 19 de julio, con rumbo a la Isla de la Española, en República Dominicana y Haití. La primera toma de contacto de este joven sevillano con España Rumbo al Sur se produjo en Toledo, a finales del mes de junio, en la Academia de Infantería. Allí se entrenaron para afrontar las duras condiciones de vida que se van a encontrar en su destino final. También recibieron clases de cultura hispanoamericana, historia y geografía.

Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur.
Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur. / M. G.

Al instante comprendió la necesidad de su labor. "Desde el minuto uno se busca que nos concienciemos de que existe otra realidad distinta a la que vivimos en nuestro día a día. Yo siempre había pensado en República Dominicana como un país pobre, pero en vías de desarrollo, y lo que hemos visto es muy distinto", apostilla el joven.

Durante su estancia en el país situado en el Caribe, Francisco y el resto de la expedición han aprendido a "vivir con lo mínimo". "Hemos estado sin teléfonos móviles, con básicamente cuatro camisetas para veinte días y con las mínimas medidas de higiene, que es como vive la mayor parte de la población dominicana", afirma el joven. Allí fueron acogidos por algunas de las ONG españolas que trabajan en la zona como la Orden de los Salesianos o Flores de Kiskeya, dedicada esta última a ayudar a mujeres y niños que viven en Haití, dándoles diariamente apoyo con talleres, juegos y programas de todo tipo, además de prestar asistencia sanitaria.

Por otro lado, junto a la ONG Vida Azul, una institución sin fines de lucro que vela por la protección del medio ambiente y los recursos marinos de la República Dominicana, los miembros de la expedición pasaron todo un día limpiando una playa en Santo Domingo. "Sacamos como cien bolsas industriales de basura", afirma. También ha colaborado con la fundación Nuestros Pequeños Hermanos, que es otro proyecto solidario que se dedica a ayudar a niños y jóvenes desfavorecidos que viven en condiciones extremas a través de un enfoque integral. "Al final, sentí cómo eran ellos los que nos ayudaban a nosotros mostrándonos otra realidad a la que estamos acostumbrados", relata.

Junto a la ONG Cometas de Esperanza, ubicada en el barrio de La Mosca, Francisco vivió otro de sus "momentos inolvidables". El proyecto solidario se encarga de dar una oportunidad a los niños buzos, que eran los niños que rebuscaban entre la basura del vertedero de Rafey para sobrevivir y que, gracias a la ONG, han ido saliendo de esa vida. Allí, los jóvenes españoles recibieron una charla de la mano de su fundador, el asturiano Óscar Faes García, mientras compartían experiencias con los niños del barrio que se iban acercado.

Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur.
Momentos vivido por el sevillano Francisco Muriedas durante su participación en España Rumbo al Sur. / M. G.

El sevillano sólo tiene buenas palabras para describir su vivencia. "Durante el día pasan muchas cosas y ha siso muy estimulante", revela. Aparte de su labor, han aprendido "cosas nuevas" y tratado de entender muchas otras que son "incomprensibles a este lado del mundo". "Estamos conociendo nuevas realidades", valora Francisco, que lo tiene claro: "Esta experiencia me ha despertado el sentimiento de tener que ayudar. De no poder quedar indiferente ante lo que está pasando en otras zonas del mundo", apostilla.

España Rumbo al Sur es un programa pionero y único en el mundo para jóvenes de 16 y 17 años cuyo objetivo es fomentar la construcción de una sociedad solidaria y comprometida con la creación de un mundo mejor. Además, busca potenciar la cooperación y el interés social del voluntariado.

De las mil personas que participaron en el proceso de selección, que consistió en el envío de una carta o un vídeo motivacional contando la razón por la cual querían formar parte del programa, tan sólo 200 fueron preseleccionados. Posteriormente, se realizaron entrevistas personales y presenciales en Madrid que determinaron a los 120 finalistas.

El viaje es autofinanciado, realizando cada participante un proyecto de autoemprendimiento. Francisco Muriedas es estudiante de 2º de Bachillerato del colegio Montaigne de Sevilla, el cual le ayudó a través de una donación. También se apoyó en empresas que colaboraron con él mediante donaciones como Inés Rosales o Media Interactiva y el Castillo de Almodóvar. El resto, hasta conseguir los 1.700 euros necesarios para formar parte de la expedición, lo consiguió emprendiendo. "Hice una marca de camisetas y varios trabajos para ir sacando poco a poco el dinero", explica. Además, Francisco también aprovechó que Sevilla fue sede de la final de la Liga Europa el pasado mes de mayo y se lanzó a la venta de botellas de agua a los aficionados con los que también sacó "algunos eurillos".

En la euforia de poder contar su grata experiencia, Francisco Muriedas lamenta que el proyecto no sea más conocido en Sevilla. "Me dejó muy tocado que el 80% de personas que viajábamos fuera de Madrid. De Andalucía éramos diez y de Sevilla, sólo dos", explica. Ello le da más fuerza para contar todo lo que allí ha vivido. "Quiero que más jóvenes como yo puedan vivir esta aventura. Yo repetiría si fuera posible. Invito a todos los jóvenes que cumplan los requisitos a que lo intenten, que se embarquen en este proyecto porque te cambia la vida", concluye emocionado el joven sevillano.

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