La espera quirúrgica que condena a un sevillano a sus 44 años: "El dolor no me deja vivir"

A. R. Q. lleva desde junio esperando la operación de una rotura de hernia discal con compromiso neurológico aprobada como preferente en el Macarena

Marea Blanca Sierra Norte pone el foco en el colapso de las listas de espera

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Los accesos a la Unidad de Traumatología de un hospital.
Los accesos a la Unidad de Traumatología de un hospital. / D. S.

A. R. Q. no vive, sobrevive. Con apenas, 44 años, lo hace atrapado entre analgésicos, pastillas para el dolor neuropático y ansiolíticos que apenas logran apagar durante unas horas un sufrimiento constante que define con una crudeza aplastante. “Me da igual quedarme en silla de ruedas con tal de que me quiten este dolor”, reconoce.

No puede caminar más de 50 metros sin sentarse. Su vida entera está reducida al sofá del salón. Padre de dos hijos pequeños, apenas puede moverse, mucho menos jugar con ellos. No puede trabajar, no puede conducir, no puede vivir. “Estoy medicado hasta las cejas y nada me alivia. No puedo más”, lamenta. Su hernia discal L5-S1 con compromiso neurológico fue diagnosticada hace meses. Su operación fue aprobada en junio como preferente. Hoy, sigue esperando. “Desde junio no me ha visto nadie. Sólo he recibido un SMS después de enviar un burofax”, sostiene.

La historia de A. R. Q. es el retrato de una cadena de errores médicos que comenzó con un accidente laboral en noviembre del año pasado. Tras una resonancia, la mutua Fremap detectó una hernia “en estado grave”, pero en febrero decidió darle el alta sin tratamiento quirúrgico. Un mes después, una nueva caída agravó su estado, aunque la mutua se negó a repetir las pruebas y lo remitió al médico de cabecera.

Desde marzo, el paciente pasó a depender del sistema público de salud, donde una nueva resonancia confirmó una hernia discal extruida en el nivel L5-S1 con compromiso neurológico severo. En junio, el especialista en columna del Hospital Virgen Macarena fue claro: había que operar. Firmó los documentos, se activó la solicitud y se le calificó como “preferente”. Pero después de eso, el silencio.

“No recibí ninguna fecha, ninguna llamada. Sólo mensajes genéricos. Reclamé varias veces por internet y no hubo respuesta. Al final, desesperado, contacté con la Asociación El Defensor del Paciente. Me ayudaron a redactar una carta formal que mandé por burofax. El hospital me respondió con un escueto SMS”, cuenta. En el mismo, el centro le comunicaba, literalmente, que “actualmente se encuentra inscrito en el registro de demanda quirúrgica de Traumatología a la espera de fecha de quirófano”.

Un mensaje que, reconoce, no es un alivio, sino otra bofetada. “Ya estoy en la lista desde junio. ¿Qué significa eso? Que ni siquiera me habían incluido formalmente hasta que reclamé. Esto no es un error, es una negligencia. Es jugar con la salud de la gente”, denuncia.

Su historia clínica se mezcla con la historia de una familia que se desmorona bajo el peso del dolor y la incertidumbre. “Tengo dos hijos pequeños, uno de seis años y otro de uno. No puedo cambiar un pañal, no puedo jugar con ellos y, prácticamente, no puedo salir a la calle. Todo recae sobre mi mujer y es muy frustrante”, se lamenta.

El dolor persistente le ha hecho, además, tocar techo en el plano psicológico. “Me han diagnosticado depresión. Estoy yendo a terapia, pero es difícil mantener la cabeza en su sitio cuando cada día es igual al anterior entre dolor, impotencia y encierro”.

Su relato no es un caso aislado, pero sí es un grito desesperado entre los 12.055 pacientes que, según los datos oficiales hasta junio recogidos por el Servicio Andaluz de Salud, se agolpan en la lista de espera de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Virgen Macarena, la especialidad más saturada del centro y de la que depende la recuperación de este sevillano.

Desde hace más de 100 días, lo único que ha recibido este vecino sevillano son SMS automáticos y medicamentos cada vez más fuertes que apenas logran anestesiar un dolor que define como “permanente, inhumano, inaguantable”.

En el Día Mundial del Dolor, el caso ha sido visibilizado y denunciado por Marea Blanca Sierra Norte a través de sus redes sociales. Su portavoz, Diego Melgarejo, alerta de la gravedad del problema. “A este paciente no se le ha dado ningún tipo de respuesta efectiva. Ya ha llegado al tope del tratamiento farmacológico para el dolor y está en una situación muy limitante. Lo indignante es que, según le dijo el traumatólogo en junio, creían que estaría operado en octubre. Pero seguimos sin fecha, y ni siquiera aparece agendado en quirófano”, lamenta.

Para Melgarejo, este caso revela el colapso estructural del sistema de gestión de listas de espera. “No hay una gestión real. Solo se tratan como cifras estadísticas. Nos tratan como números. Y lo que buscan es maquillar los datos bajando el volumen de pacientes con operaciones rápidas y baratas, como circuncisiones. Mientras tanto, casos graves como este quedan desatendidos”, denuncia.

Además, subraya que el Hospital Macarena se encuentra “por debajo de la media provincial y autonómica” tanto en consultas como en atención quirúrgica en esta especialidad. “Si no pasas por consulta, no entras en lista quirúrgica. Si no entras en quirófano, tu vida se paraliza. Es un cuello de botella. Y mientras tanto, la gente sufre”, sentencia.

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