La fatídica hora de la merienda
La limpiadora, que llevaba 18 años trabajando en el centro comercial, se encontraba sola en el área de descanso cuando fue agredida. Los trabajadores manifiestan sentirse inseguros.
Desde las siete hasta las ocho de la tarde del miércoles, en la tienda que la firma Amichi tiene en el centro comercial Nervión Plaza sólo se efectuaron dos compras y, sin embargo, el sistema registró la entrada de unas 140 personas. A las empleadas les resultó extraña la "avalancha" de gente que entró en apenas una hora pero que no compraba. Tanto, que su jefa telefoneó al día siguiente para preguntar qué había ocurrido. Fue en ese momento, unas 15 horas después, cuando ellas y la mayoría de los empleados de los locales del centro comercial se enteraron de la noticia de la agresión a María Gracia Martínez, de 62 años, una de las limpiadoras más veteranas del centro. "Llevaba trabajando desde que abrió Nervión Plaza, hará 18 años", señala uno de sus compañeros de mantenimiento.
Las empleadas de Amichi admiten que vieron ambulancias y varias patrullas de Policía durante la hora que duró aquella "avalancha" desde la siete de la tarde, la hora en la que se produjo la agresión, pero no le dieron importancia. "Con el estadio del Sánchez-Pizjuán aquí al lado estamos acostumbradas a ver policías por aquí, es normal que patrullen por el centro", apunta una de las trabajadoras.
María Gracia Martínez estaba sola cuando, presuntamente, un menor de 14 años la agredió con una barra de hierro tras sorprenderlo intentando robar en las taquillas del personal de limpieza y mantenimiento. Un compañero, que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que fue él el que auxilió "en un primer momento tanto a María Gracia como a su compañera Eli", que intentó ayudar a la primera y acabó siendo también agredida, supuestamente, por el menor y, posteriormente, hospitalizada en el Virgen del Rocío.
Desde la tienda de chucherías Circus Weets, su dependienta, Cristina, asegura que vio a la segunda herida rodeada de un charco de sangre y a su madre, también limpiadora, auxiliándola y llorando junto a ella. Hacía escasos días que ésta había entrado a trabajar como sustituta por las vacaciones de otra trabajadora.
"Ninguna de las compañeras de María Gracia ha venido ha trabajar desde el miércoles. Algunas están de vacaciones y otras están muy afectadas y asustadas. Todas las limpiadoras que hay hoy son nuevas", apunta un trabajador de mantenimiento.
Las personas que conocían a la fallecida, natural de Guadix (Granada) -según ha confirmado el Ayuntamiento de esta localidad-, resaltan su carácter alegre y su "gran generosidad". Llevaba cerca de 20 años trabajando en el centro comercial y apenas le quedaban tres años para jubilarse, según apuntan algunos testigos.
A primera hora de ayer aún se veían semblantes serios entre los empleados de algunos locales comerciales y muchos descartaban hablar visiblemente afectados. "El jueves por la tarde, cuando nos enteramos de su muerte, fue muy duro", apunta la responsable de la firma de estética Nail 4'us. "Se fue por ese pasillo y no volvió nunca más", indica señalando una puerta naranja que da acceso a un pasillo por donde se baja al sótano.
Varios testigos apuntan a un fallo de seguridad en la puerta de acceso del personal, por la cual, según aseguran estas mismas fuentes, entró el menor en el edificio. Se trata de una puerta gris situada a la izquierda de la plaza central del complejo. Asimismo, una vez cometidas las agresiones, el detenido huyó por la zona de carga lateral que da a la calle Luis Arenas Ladislao, según relatan varios compañeros de la fallecida.
Muchos empleados del centro comercial se muestran aún asustados. "Mira, ahí tengo una caja con basura. No quiero bajar sola a la planta menos tres", manifiesta una dependienta. "Las compañeras de Adolfo Domínguez me han dicho que ellas la bajan por mí, que van a bajar de dos en dos, nunca solas". Desde la tienda de la firma Pandora apuntan que "cualquiera puede bajar por los ascensores al muelle donde se arroja la basura". Sus empleadas destacan que se trata de una zona con "poca luz, bastante oscura" y donde "no hay mucho control". En más de una ocasión han bromeado diciendo que se trata del escenario perfecto para una película de terror. Una cruel broma del destino.
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