La crisis del Covid-19

Los hoteles asumen las pérdidas y reabren para sujetar el sector

El vestíbulo del Hotel Alfonso XIII con las señales que marcan los itinerarios de entrada y salida.

El vestíbulo del Hotel Alfonso XIII con las señales que marcan los itinerarios de entrada y salida. / José Ángel García

El Hotel Palacio de Villapanés es uno de los establecimientos más exclusivos de Sevilla y reabrió sus puertas este lunes. Lo hizo para atender las reservas de un evento del mundo del motor aplazado el pasado mes de mayo y, una vez que concluya, su directora no tiene claro que el establecimiento vaya a seguir abierto. “No hay demanda”, apunta Martina Cam. Esta francesa de Nantes es nueva en el oficio, lleva trabajando casi 30 años en el sector, los últimos 11 en el citado establecimiento de 5 estrellas de la calle Santiago, y no tiene dudas de que ésta es la peor crisis que se conoce. Asegura que se tardará mucho más que la anterior en remontar y aún más en alcanzar los niveles de bonanza turística de los que gozaba Sevilla.

Una ciudad de lujo con siete hoteles de máxima categoría que, a excepción del Colón, han reabierto ya sus puertas, varios incluso cuando las previsiones poco optimistas para el otoño se han acabado de hundir. El 1 de octubre, si Meliá no adelanta su decisión respecto a este céntrico hotel, todos estarán esperando clientes e intentando amortiguar al máximo sus pérdidas, sujetando a un sector que no pierde la esperanza de recuperar a medio plazo cierta normalidad.

Más de la mitad de los hoteles sevillanos, el 56%, han reabierto sus puertas en la pandemia, según los datos de la Asociación de Hoteleros de Sevilla. Pero los rebrotes y las restricciones acrecientan la incertidumbre y obligan a improvisar y a reinventarse ante ocupaciones medias que no llegan al 30%.

¿Cómo pueden estar en estos momentos abiertos 100 de 178 hoteles si las ocupaciones son bajísimas y la demanda inexistente? El objetivo es reactivar el sector y, de paso, a sus trabajadores. Muchos consideran este desafío como una obligación y argumentan que, si pierden lo mismo abiertos que cerrados, deben hacer el esfuerzo. La reapertura es un paso adelante, valiente y siempre reversible. “Las empresas están haciendo un gran esfuerzo por aquilatar los costes e ir recuperando plantilla de los ERTE”, confirma Manuel Cornax, presidente de los hoteleros sevillanos, que alerta de que, pese a esta actitud, algunos tienen que replegar y volver a cerrar. “Y no son pequeños establecimientos, sino empresas medianas”, comenta.

Cornax coincide en destacar el optimismo de un sector que quiere proyectar una imagen positiva y buscar el lado bueno en esta crisis, pero advierte de que las ayudas que están recibiendo sólo son un flotador para evitar que las empresas se ahoguen; luego habrá que seguir nadando y eso requiere encontrar clientes para no seguir asumiendo pérdidas.

Cam duda de que algún hotel de Sevilla esté sacando para los gastos. Todos han adaptado los costes a la nueva realidad. A menos ocupación, menos gasto, pero no se puede escatimar en seguridad en estos momentos. Ésa es la manera de reactivar a los clientes que pueden seguir viajando y a la plantilla, pues las reaperturas sacan a empleados de los ERTE aunque sea con porcentajes reducidos.

Pero, en estos momentos, la situación es dramática. Manuel Domínguez, director del Hotel Doña María, fue uno de los primeros en dar el paso y reabrir en Sevilla y admite que la ocupación ha caído a cifras impensables.

En julio los hoteleros estrenaron esta nueva etapa con optimismo, pero desde entonces se han visto obligados también a aplicar otras estrategias. Basta con hacer una búsqueda en cualquier plataforma de reservas para comprobar que se ofertan precios por debajo de los 100 euros la noche en hoteles de cinco estrellas de la capital y hasta inferiores a 50 en algunos destacados de cuatro estrellas. “Pero no es cuestión de precio, el problema es que no hay demanda y la poca que hay tampoco se deja condicionar por unos euros arriba o abajo”, comenta Martina Cam, que ha lanzado habitaciones a 160 euros, casi un 40% menos de lo habitual en este mes, en la reapertura del Palacio de Villapanés.

Los meses de septiembre y octubre suponen la segunda temporada fuerte del año en Sevilla, después de la primavera. Aunque no hay fiestas mayores, sí una actividad de congresos y eventos que atraen a un turista de alto nivel adquisitivo y al que este otoño tampoco se le espera por la capital, donde la pandemia ha hecho que se reanude la agenda social con eventos on line en un elevado porcentaje. Incluso los clientes de empresas, que fueron quienes encendieron la luz de los hoteles a finales de junio, se han reducido en las últimas semanas. Y el turismo nacional, el doméstico, no da para mucho margen.

Por eso sorprende también el hecho de que todos los hoteles de máxima categoría estén operativos en unos días. El público de estos negocios es el turista extranjero, americano y británico, que prácticamente ha desaparecido, más después de que el presidente Trump declarase en público que las cosas están muy mal en España por el Covid-19.

En el hotel Alfonso XIII, que reabrió el 2 de julio con un 10% de habitaciones reservadas, la demanda ha caído en septiembre. Y su perfil se ha transformado también: “Nuestros clientes actualmente son nacionales e internacionales, en su mayoría procedentes de Europa, especialmente de Francia. El perfil de los huéspedes estos días es el de familias en visita cultural que llegan al hotel en coche”, comentan desde la dirección del emblemático hotel de gran lujo.

El huésped que llega al Alfonso XIII estos días es turista nacional o europeo, sobre todo franceses, que llega en familia y en coche de visita cultural

Patio del Hotel Palacio de Villapanés. Patio del Hotel Palacio de Villapanés.

Patio del Hotel Palacio de Villapanés.

Los pocos turistas que se pasean por el centro de Sevilla son franceses, y algunos holandeses, confirma también Marina Cam, que habitualmente cuenta con un 95% de clientela extranjera. Su ausencia les ha obligado a reorientar el producto que ofrecen. “Ahora, para los fines de semana de octubre, lanzaremos una oferta de alojamiento con yoga para diez personas pensando en captar a grupos nacionales”, explica Cam. Ante la imposibilidad de lanzar grandes campañas de marketing ni siquiera a medio plazo, se opta por la creatividad. Alejandro Rodríguez, director general del Hotel Bécquer, confirma que el establecimiento seguirá cerrado y sin horizonte de reapertura. A cambio, el otro negocio hotelero que dirige, el Hotel Kivir, más pequeño, prepara ya nuevas ofertas para sorprender a la posible clientela. Y mientras tanto continúa con una buena promoción sobre sus productos y el destino Sevilla en las redes sociales.

Desayuno en la terraza del hotel Kivir. Desayuno en la terraza del hotel Kivir.

Desayuno en la terraza del hotel Kivir.

Virtualmente es importante que los hoteles sigan abiertos; en caso contrario, perderían posiciones en las búsquedas y se devaluarían. Es por ello que muchos hoteles han seguido estando presentes en los distintos canales de búsqueda, actualizando sus calendarios mes a mes y cancelando reservas si las hubiera. Al margen de las grandes cadenas, los establecimientos que pertenecen a grupos, al igual que los independientes, han apostado por la venta directa con ofertas pensadas para salvar la pandemia.

Lo que parecía una situación transitoria se alarga para las pensiones y los hoteles de lujo. Un segmento, este último, en el que Sevilla aspiraba a subir posiciones y, de hecho, el Ayuntamiento sigue trabajando en ello y participará en dos importantes citas del sector en diciembre en Cannes y el próximo mayo, cuando Sevilla acogerá la feria Emotions. Para entonces, más de un año después de estallar la pandemia, el sector confía en empezar a recuperarse.

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