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Opinión

La invasión del patinete es una oportunidad

Un usuario de patinete se desplaza por el carril bici en Sevilla.

Un usuario de patinete se desplaza por el carril bici en Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Soy un catalán afincado en Sevilla y apasionado de la historia de la ciudad a la que amo. Es de lo único que me gusta hablar. Sé muy poco de movilidad, igual que el señor Muñoz-Seca  (Secretario general del PP de Triana) y el señor Cabrera (concejal delegado de Movilidad y Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla), pero les encanta hablar de ella.

He leído una columna de opinión en la que decía con razón el señor Muñoz-Seca que habrá que acostumbrarse a ver las calles de Sevilla con los VMP, los Vehículos de Movilidad Personal. Es así porque no son una moda, sino el futuro. Su rapidísima implantación se debe a su bajo precio, a su nulo gasto para desplazarse, a su portabilidad y a su seguridad.

También tiene razón cuando se queja de la escasa concreción normativa sobre este tipo de vehículos. Por esa razón nació una asociación (ampes.es) para pedir una regulación que favoreciese a toda la ciudadanía, luchando contra la contaminación y evitando el colapso del tráfico cambiando coches por VMP para descongestionar la ciudad.

Dentro de los objetivos de la asociación está la colaboración con las administraciones públicas, como el Ayuntamiento de Sevilla, que nos ha despreciado y excluido. También, dentro de sus estatutos, el artículo 33C prevé la expulsión de quienes conduzcan su vehículo de forma temeraria o que no se ajuste a las normas.

Se queja de que hay mucha gente que no sabe las normas o no maneja bien el vehículo, por lo que hemos creado una escuela de formación de conductores responsables de VMP, una actividad gratuita en la que se ceden los patinetes a quienes quieran probarlos mientras aprenden a usarlos de manera segura.

Todos los conductores de VMP son también peatones y la mayoría conducen automóviles cuando lo necesitan. Mi opinión es que cada uno debe usar el vehículo que necesite en cada momento. La movilidad inteligente es la que te permite todas las opciones. La movilidad absurda es la forzada. Yo prefiero caminar en primer lugar y utilizar un VMP muy ligero como siguiente opción, para así evitar los atascos y la polución.

En un país con 30.000 muertes prematuras por contaminación, es muy preocupante que la gente crea que el peligro está en los patinetes. La contaminación, en su mayor parte generada por los automóviles, mata en Andalucía al doble de personas que los accidentes de tráfico. Los VMP no han matado a nadie en nuestra región.

Es curioso que el señor Muñoz-Seca, que es político, cite a la Fiscalía para quejarse de la "alegalidad" de estos vehículos, cuando esa situación sólo depende de la voluntad política. Las necesidades sociales van muy por delante de las respuestas políticas, pero no puede culpar de eso a los ciudadanos que están exigiendo la regulación, sino a los políticos que no han hecho su trabajo.

También cita que los VMP estuvieron involucrados en 273 accidentes, pero omite que el 80% fueron caídas debidas, en general, al mal estado del carril bici. También omite que hay bastantes casos en los que fueron víctimas y no causantes de esos accidentes.

Nos avisa de que algunos de estos vehículos tienen una masa superior a los 50 kg y velocidades superiores a 70 km/h, pero no ha visto ninguno circulando por Sevilla. Es asombroso que lo diga alguien que conduce un tipo de vehículo que, como mi automóvil, es responsable de 58 muertes en el año 2018 en nuestra provincia, que tiene un peso probable de unos 1500 kilos y una masa 100 veces mayor que la de un VMP.

Cuando yo no tengo más remedio que sacar mi automóvil, cumplo las normas a rajatabla igual que cuando uso mi VMP. Lo hago con el molesto pitido del programa en mi teléfono móvil que me avisa cada vez que excedo el límite de velocidad en cualquiera de mis vehículos, pero los automovilistas que vienen detrás me hacen señales para que vaya más deprisa.

El señor Muñoz-Seca, para parecerse menos al señor Cabrera, debería entender que no hay vehículos cívicos o incívicos. Si algún día consigo que se suba a un patinete no se transformará en un gamberro. Seguirá siendo la misma persona prudente, razonable y reflexiva de siempre. La responsabilidad es del conductor y nunca de una máquina. Cuando culpabilizamos a una máquina, criminalizamos a conductores serios y responsables y otorgamos impunidad a imprudentes por conducir otro tipo de vehículo.

Las dos empresas estadounidenses de alquiler de patinetes que han aparecido en Sevilla, han aprovechado que la Delegación de Movilidad no ha hecho su trabajo. Las empresas serias y responsables no han llegado a Sevilla por la inseguridad jurídica en la que está sumida la movilidad de la ciudad. Para delimitar los aparcamientos, uno de los problemas que han generado, bastaba con que Movilidad pintara una raya en el suelo y que las aplicaciones de esas compañías solo permitiesen aparcar en esos lugares.

No sé si les darán un premio en forma de concesión, pero han sido la excusa perfecta para que el señor Cabrera, con la connivencia de Adelante Andalucía, haga una norma torpe, absurda y malintencionada contra los ciudadanos que usan los VMP y contra el resto de los usuarios de la vía pública, porque un patinete menos es un coche más contaminando, compitiendo por el aparcamiento, encajándose en el desastre de la movilidad urbana organizado por el PSOE. La realidad y los propios ciudadanos corregirán esa norma.

Respecto a la pregunta que el señor Muñoz-Seca se formula en su texto sobre si los VMP deben pasar la ITV, eso depende de la peligrosidad del vehículo. Eso explica que en los patinetes o en las bicicletas no sea obligatorio y en su coche o en el mío sí que sea obligatorio.

Algo muy parecido ocurre con los seguros. Cuando los daños que se pueden provocar son tan grandes que en muchos casos un particular no va a poder cubrirlos, se exige un seguro obligatorio, como ocurre con las motos y los coches, pero no con las bicis o los patinetes.

En nuestro país cada uno responde de sus actos con su propio patrimonio. Como me dedico a la Cultura en Sevilla soy pobre de pedir, así que tengo un seguro voluntario de Responsabilidad Civil por importe de 300.000 euros. En cualquier caso, la vida humana no tiene precio porque es irreparable. Por esa razón siempre que puedo voy en VMP y no en coche, que es el vehículo que más muertes provoca según las estadísticas.

También me impresiona que el señor Muñoz-Seca advierta a sus lectores de que un VMP pueda superar los 30 km/h, aunque no sean la mayoría. Me impresiona porque la velocidad que puede alcanzar el automóvil del señor Muñoz-Seca, igual que el mío, puede alcanzar o superar los 200 km/h y sin embargo ni él ni yo vamos a más de 50 km/h en ciudad ni a más de 120 km/h en autopista porque somos personas prudentes y responsables.

Quiero contradecir al señor Muñoz-Seca en que la normativa, que en realidad solo es una lista de prohibiciones contra los VMP, que parece escrita entre risas en la barra de un bar sobre una servilleta, sea una huida hacia adelante. Sólo es una huida hacia atrás, hacia el s.XIX, donde convivían coches de caballos, velocípedos y automóviles que se veían con la máxima desconfianza, esperando que fuese una moda pasajera. Quienes queremos vivir en la Sevilla del s. XXI pensamos que la tecnología es una oportunidad para que la ciudad funcione mejor.

Asegura el señor Muñoz-Seca que los VMP no tienen velocímetro, pero es porque como buen político sabe poco de tecnología y no pregunta, como le ocurre al señor Cabrera. Todos los VMP tienen, como mínimo, velocímetros conectados por bluetooth a su teléfono móvil, una pantalla inteligente que sirve para mucho más que llamar por teléfono y ver la hora. Mi mujer lleva su VMP limitado a 15 km/h porque le da miedo correr más, para disgusto de los ciclistas a los que estorba y para provocar la risa de los corredores que la adelantan. Yo lo llevo sin limitación y no me acerco a los 30 km/h ni con viento a favor.

Como sabe poco de tecnología se le ha olvidado alarmar a los lectores con que algunos de esos vehículos, no todos, se pueden trucar, igual que las motos o los coches. El problema es que en el verano de Sevilla los motores trucados se funden como justo castigo para los insensatos, así que aquí nadie lo hace.

Las nuevas formas de moverse son una extraordinaria oportunidad para Sevilla, pero requiere a políticos capaces, honrados y trabajadores que asuman ese reto.

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