JULIO Muñoz Gijón tenía un año cuando Camilo José Cela pronunció en septiembre de 1982 el pregón del Verdeo de Arahal, pieza en la que el escritor de Iria Flavia se olvidó de las aceitunas haciendo copia y pega de un pregón de la Vendimia. Rancio ya tenía ocho añitos cuando Cela obtuvo el Nobel de Literatura, que el año de su pregón ganó Gabriel García Márquez.

Cosecha de 1981, Julio Muñoz Gijón, Rancio para su legión de seguidores, recorrerá hoy la distancia que separa la plaza de la Corredera de la del Santo Cristo para pronunciar el pregón del Verdeo en la quincuagésimo tercera edición de la Feria que celebra la capital mundial de la aceituna de mesa.

Le acompañarán en el escenario dos músicos de campanillas, Andrés Herrera El Pájaro, arpegios de Alcosa, y Javier Vega, del grupo de indie pop Maga. Dos hijos generacionales del rockero Silvio, El Pájaro y el propio Julio, coincidirán en la Fiesta del Verdeo. Los dos mantuvieron viva la estela de su iconografía poniéndole Silvio a sus respectivos vástagos. Una forma de hacer imperecedera la impronta del artista cuya ausencia pronto cumplirá su mayoría de edad. El 1 de octubre se cumplirán 18 años sin Silvio, pero en Arahal estará presente su Fantasía Occidental.

El título de esta crónica es el de una de las novelas de Eduardo Mendoza, escritor que ganó el Planeta pero nunca pronunció el pregón del Verdeo de Arahal, algo que sí hicieron otros planetarios escritores como el propio Cela, Antonio Gala, Rosa Regás o un ilustrísimo finalista como Fernando Quiñones. Lo han dado un premio Cervantes como José Manuel Caballero Bonald, un premio nacional de Literatura, Antonio Rodríguez Almodóvar, pregoneros de la Semana Santa como Antonio García Barbeito. Muñoz Gijón será después de Manu Sánchez el segundo pregonero heterodoxo de la Semana Santa que glose la apoteosis de las colleras en la patria chica de Miguel Manaute, aquel campesino que en el Gobierno autonómico de Rafael Escuredo presentó el primer proyecto de reforma agraria. También lo pregonaron Pepa Gamboa, dramaturga de Arahal, o Modesto Barragán, presentador de Andalucía Directo, que tuvo a bien encomendarme su presentación en recuerdo del pregón del Verdeo que yo mismo pronuncié en 1984. Con el honor añadido de acudir como sobresaliente de Rafael Alberti. Como el Manolín Bueno de Gento.

Nobel. Cervantes.Planeta. El Verdeo de Arahal es un laboratorio literario. Muñoz Gijón tiene su particular academia de lectores, de seguidores fieles que leyeron El asesino de la regañá, El crimen del palodú, El prisionero de Sevilla Este y la propina de El enigma del Evangelio Triana, ese viaje de Cafarnaún a Santiponce. Es uno de los autores más presentes en Santa Justa y la librería del aeropuerto de San Pablo. Autor ideal para vencer el jet lag. En el teletipo de la víspera del pregón venía una historia digna de Jiménez y Villanueva, la pareja de policías de las aventuras de Julio. Hay que contarla con fanfarria de las sevillanas de los detectives de Pepe da Rosa. “Robaron un camión de chirimoyas / ¡Aquí el teniente Kojak!”. En el laberinto de las aceitunas, el pinchazo de la rueda de un coche en la salida de Arahal hacia El Coronil permitió a la Policía localizar a dos ladrones que habían llenado el maletero y el asiento trasero de vehículo con 676 kilos de mangos. Mangos mangados, valga la reduncancia, en Vélez-Málaga, la patria chica de los hermanos Hierro y de María Zambrano.

Los hijos/padres de Silvio actúan esta noche a las nueve. El alcalde de Arahal es Miguel Ángel Márquez González, el revés de los apellidos del hijo del lechero que ganó las elecciones el año del pregón sin aceitunas de Cela.