El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Espadas, ironizó esta semana ofreciéndose a ir al aeropuerto a recibir al alcalde si conseguía salvar el castigo de la Unesco. Este miércoles no tuvo otra opción que seguir con la broma: "Si tiene a bien llamarme para avisarme y reunirse conmigo, con mucho gusto iré a recibirlo al aeropuerto". Acto seguido Espadas pidió al alcalde una campaña turística, pero "en serio", para promocionar a la ciudad y resarcir su imagen después de las posibles "lesiones" que haya podido trascender de toda la polémica sobre la Torre Cajasol a nivel internacional.

Espadas insistió en que no cree que haya habido riesgos reales para que Sevilla entrase en la lista negra de la Unesco. "Como siempre dijimos, nunca hubo riesgo", aseguró tajante. No obstante, aseguró que "debemos felicitarnos juntos" porque se ha hecho justicia, según él, pues no había elementos objetivos para poner en riesgo la declaración de patrimonio de la humanidad.

Según el PSOE, la única base en la que se sustentaba la petición de castigar a Sevilla era un informe "claramente muy unilateral", por lo que nunca entendió, según dijo ayer, que el PP y Zoido no viesen eso claro desde el principio.

Si Espadas se congratuló "de lo que nunca debió ser un problema", Antonio Rodrigo Torrijos, el portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla, también se mostró satisfecho, a pesar de la actuación del alcalde, que no cree que haya sido una victoria diplomática. "Por mucho que su equipo de marketing y propaganda se esfuerce en vendernos esa moto, la intervención de Zoido en San Petersburgo sólo ha contribuido a apagar el fuego que él en su momento alimentó interesadamente".

Torrijos recordó cómo, en pocos meses, Zoido pasó de "cuestionar irresponsablemente la seguridad jurídica e incluso la legalidad" de la Torre Cajasol a "asumir y a esgrimir los grandes argumentos de la contraparte que él había ridiculizado anteriormente, dando muestras de una improvisación escandalosas".

El portavoz del gobierno municipal, Curro Pérez, apuntó que la reacción de la oposición no es más que "una rabieta" porque pierden un argumento político de desgaste del gobierno local.