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Nueve años de cárcel por intentar matar a dos policías en Los Pajaritos

  • El acusado golpeó en la cabeza a un agente con la culata de una pistola y luego le disparó, pero la bala no salió porque el arma estaba sucia

La herida cerrada con grapas del policía

La herida cerrada con grapas del policía / M.G.

La Audiencia de Sevilla ha condenado a nueve años y tres meses de prisión a un delincuente que intentó matar a dos policías nacionales en Los Pajaritos durante la Feria de Abril de 2017. Los agentes lo perseguían porque llevaba una mochila cargada de drogas, con más de 1.500 pastillas y de cien papelinas, así como dos armas de fuego.

El acusado, Roberto Carlos R. J., golpeó a uno de los agentes en la cabeza con la culata de una de las pistolas que llevaba. Luego, cuando el agente estaba semiinconsciente y sangrando, apuntó contra él y llegó a disparar el arma, pero la bala no salió porque la pistola estaba sucia. Otro policía que iba de pareja del herido grave logró salvar la vida a su compañero forcejeando con el delincuente y arrebatándole el arma de fuego.

Así consta en la sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla, que impone al acusado una pena de tres años y seis meses por un delito contra la salud pública, otra de dos años por la tenencia ilícita de armas y una tercera de tres años y nueve meses por el delito de atentado contra la autoridad con uso de arma en concurso con otro de lesiones. Además, tendrá que indemnizar con más de 7.000 euros a los agentes por sus lesiones y secuelas.

El policía que recibió el golpe en la cabeza ha desarrollado una epilepsia a raíz de esta agresión. Los dos policías han estado asistidos jurídicamente por la letrada María del Carmen Iglesias Alvera, responsable de los servicios jurídicos del sindicato CEP (Confederación Española de Policía).

Contenido de la mochila intervenida al condenado Contenido de la mochila intervenida al condenado

Contenido de la mochila intervenida al condenado / M.G.

Ambos están a la espera de que este servicio les sea reconocido con una medalla al mérito policial con distintivo rojo, ya que cumplen los requisitos que marca la ley para ello y así se lo prometieron --a la espera de sentencia condenatoria-- desde la Jefatura Superior de Policía y la Comisaría Provincial de Sevilla tras los hechos.

Los hechos ocurrieron sobre las cuatro de la madrugada del 1 de mayo de 2017 en un portal de la calle Tordo, donde el delincuente se ocultó huyendo de los dos agentes. Antes se había desprendido de la mochila cargada de drogas que portaba. En ella había 1.577 comprimidos de clonazepam, 111 envoltorios de cocaína, 23 de heroína, 73 de cannabis y polvo prensado con resina de cannabis, entre otras sustancias. Todo esta mercancía está valorada en más de 8.000 euros en el mercado ilícito, lo que supone una de las mayores intervenciones hechas por un patrullero en Sevilla. 

El acusado llevaba dos pistolas consigo en el momento de los hechos, una marca Star plateada y otra sin marca, modificada para disparar a partir de una pistola detonadora. Además, portaba un machete de caza, una pistola eléctrica y útiles para la manipulación de la droga.

"En el momento de los hechos, quedó alojada en el cañón una bala disparada", que no salió debido al "mal estado de conservación por la suciedad acumulada en elementos móviles y cañón", refleja la sentencia, que añade que, "una vez limpia y en vacío", el arma funciona de manera correcta. 

El tribunal refleja las "manifestaciones contradictorias" del acusado, que dijo que le habían detenido tres agentes y le habían golpeado, pese a que no presentó ningún parte médico ni tampoco hay constancia de que sufriera lesión alguna. Los jueces consideran que el delincuente no da "ninguna versión plausible sobre lo que pude acaecer aquella noche".

Por el contrario, la versión de los agentes es clara y contundente, algo que también comparte la Fiscalía. Los policías que acudieron a auxiliar a sus compañeros también resaltaron la peligrosidad de la intervención. El jefe de servicio de esa noche declaró en sala que ésta es la intervención mas peligrosa que ha vivido en su carrera policial.

Sobre la existencia de ADN de un policía en uno de los guantes del acusado sin que hubiera restos de éste, los peritos aclararon que es algo que pudo producirse por transferencia y que algunas personas dejan más ADN que otras. El forense también confirmó la compatibilidad de las lesiones con el golpe producido por la culata del arma.

La sentencia deja claro que hubo "acometimiento", "embestida" y "ataque" por parte del delincuente hacia los policías. No de otra manera se entiende el golpe recibido en la zona occipital derecha por el primero de los funcionarios, que le causó una herida inciso contusa de cinco centímetros, traumatismo craneoencefálico, esguince cervical y contusión en mano derecha. Estas lesiones le provocaron crisis epilépticas y una enfermedad neuronal grave.

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