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Sevilla

El 50% de las palmeras privadas se han perdido por el picudo rojo

  • La falta de atención en los jardines particulares dificulta la lucha contra la plaga. El plan de acción municipal contra el insecto limita al 5% las palmeras públicas desaparecidas.

El esfuerzo público contra la inacción privada. Mientras que el Ayuntamiento redobla sus esfuerzos para combatir al picudo rojo (rhynchophorus ferrugineus), ese escarabajo que coloniza las palmeras y acaba por destruirlas, las entidades privadas y los particulares tienen muchas más dificultades para combatir a este destructivo insecto que llegó a mediados de la década de los 90 en una partida de palmeras sin control procedentes de Egipto. La primera detección de picudo rojo en Sevilla tuvo lugar el 6 de abril de 2010 en un ejemplar privado. Desde entonces, según fuentes de Parques y Jardines, alrededor del 5% de las palmeras de competencia pública o municipal han desaparecido. Esta cifra se multiplica por diez en la esfera privada donde las labores de prevención, bien por su elevado coste o por dejadez, son mucho menores. Entre el 50% y el 60% se ha perdido.

En Sevilla se pueden encontrar hasta 27 especies de palmeras diferentes, aunque las más extendidas y frecuentes son la canaria, la datilera y la washingtonia. Las preferidas por el picudo son las primeras, aunque puede atacar de manera indiscriminada cualquiera de las variedades. La plaga llegó a la península a través de Motril, en 1993, en unos ejemplares de datileras procedentes de Egipto. Durante unos años el foco de infección estuvo allí localizado aunque acabó por extenderse por todo el arco mediterráneo. A la provincia de Sevilla no llegó hasta el año 2007 y tres años más tarde se produce el primer caso en la capital. Desde el año 2008, sin haberse detectado todavía casos, los servicios técnicos de Parques y Jardines proponen una serie de acciones preventivas para preservar, en la medida de lo posible, las palmeras sevillanas. No son aprobadas por falta de presupuesto y por no estar todavía presente el problema. Sí se hacen tratamientos preventivos en los viveros municipales.

Tras darse el primer caso en 2010, Parques y Jardines se puso en contacto con la entidad propietaria para que se aplicaran soluciones técnicas y preventivas. En noviembre de 2010, la Junta de Andalucía publica el actual decreto que regula las actuaciones relativas al picudo. En la primavera de 2011, como explicó a este periódico un técnico de Parques y Jardines, "se detectan más casos y se propone una inmediata actuación, aunque se sigue sin tomar acciones preventivas en el resto de las zonas públicas por falta de presupuesto. El picudo se ha extendido durante dos años con impunidad".

Con el cambio de gobierno municipal, los técnicos consiguen que cale la gravedad del problema y se cuenta con un presupuesto específico. Actualmente se sigue un calendario de actuación. Se catalogaron 2.500 ejemplares públicos y otros tantos privados. En una primera fase de un año se hizo un tratamiento específico de las más emblemáticas y patrimonialmente más valiosas, en detrimento de aquellas que se encontraban en zonas periféricas o fueran de menos edad. En la segunda fase, que lleva ya un año en marcha se ha firmado un contrato de conservación, como detalla el técnico consultado: "Durará cuatro años. Se han definido seis zonas de actuación, cuatro urbanas y dos forestales. Casi todas las palmeras están en la zona urbana. Cada una de ellas está encomendada a una empresa de conservación que tiene asignada un técnico municipal para llevar el control".

Gracias a estas actuaciones, desde 2010 sólo se ha perdido el 5% de las palmeras de los enclaves públicos, aunque los técnicos se enfrentan al problema que suponen los ejemplares privados: "La acción municipal está siendo efectiva y se está frenando la plaga, pero como Ayuntamiento no tenemos competencia en zonas privadas, aunque se ha difundido mucho el problema para tratar de concienciar a los propietarios de que hay que actuar".

Otro de las cuestiones que preocupa a los técnicos es el tratamiento de los residuos una vez que no hay más remedio que apear el árbol. "Las infectadas hay que tratarlas una vez que se vayan a talar. Las administraciones deberían adecuar unas zonas para que el ciudadano pueda destruir los tejidos afectados porque siguen siendo focos de infección". También es importante que las empresas que se encarguen del tratamiento sean profesionales: "Hay mucho intrusismo y muchas personas que no están cualificadas para esta tarea. Hay una legislación que lo regula, pero luego no se vigila por su buen funcionamiento".

El pulso con esta especie invasora que se está cebando con las palmeras de toda España puede dar un giro importante si las administraciones invierten en su estudio y en posibles tratamientos de futuro: "Hay muchas maneras de combatirlo, como por inyección o pulverización, y el precio de los productos varía al haberlos genéricos y de laboratorios específicos. Es importante que se invierta en I+D para encontrar tratamientos vanguardistas, pero con los recortes es complicado. La Junta de Andalucía tenía un centro para el estudio del picudo rojo en la provincia de Almería que se ha cerrado con la crisis".

En cualquier caso, la acción más efectiva es la prevención y el control mediante tratamientos químicos.

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