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La Sevilla que conserva

El patrimonio de Sevilla: mucho más que la Catedral y el Alcázar

  • La muralla almohade de la Macarena, el Antiquarium, las Atarazanas o el Castillo de San Jorge son monumentos que deben jugar un papel principal en los próximos años.

La muralla almohade de la Macarena junto a la Puerta de Córdoba.

La muralla almohade de la Macarena junto a la Puerta de Córdoba. / Antonio Pizarro

Hablar de patrimonio en una ciudad como Sevilla es hacerlo probablemente de la que es su primera industria. Los monumentos, junto con el clima y la comida, suponen el principal reclamo de la capital de Andalucía y, atraídos por él, son millones los visitantes que acuden cada año para admirar sus impresionantes tesoros. El patrimonio de Sevilla es mucho más que la Catedral y el Real Alcázar, las joyas de la corona.

Uno de los grandes retos de futuro es diversificar esta oferta. Es imperioso que se introduzcan de manera determinante en el circuito turístico de la ciudad otros enclaves patrimoniales de primer orden, como la Muralla de la Macarena, las iglesias mudéjares, el Castillo de San Jorge, el Hospital de la Caridad o el antiguo convento de Santa Clara. Con ello, además de dar a conocer estos bienes de primer orden, se conseguiría aumentar la estancia media de los visitantes en la ciudad, se liberaría de turistas el entorno de la Catedral y se garantizaría una mejor conservación de los edificios al estar en uso.

Sevilla es, tras Barcelona, la segunda urbe de España con mayor patrimonio de titularidad municipal. El profesor de la UPO Ignacio Montojo identificó recientemente 145 espacios de interés turístico y cultural en Sevilla. De ellos, 103 están declarados BIC, una cifra que señala el enorme potencial de la ciudad. Esta circunstancia no ha sido bien aprovechada hasta ahora. El patrimonio es costoso de mantener, pero la mejor manera de conservarlo es, precisamente, darle uso.

Un turista realiza fotografías a los restos que se pueden contemplar en el Antiquarium. Un turista realiza fotografías a los restos que se pueden contemplar en el Antiquarium.

Un turista realiza fotografías a los restos que se pueden contemplar en el Antiquarium. / Antonio Pizarro

En el anterior mandato municipal, el gobierno socialista de Juan Espadas puso en marcha la iniciativa Horizonte Sevilla, que persigue la rehabilitación y el aprovechamiento de hasta 30 espacios singulares. El patrimonio es una importante fuente de riqueza. Y así se ha entendido. Clave será también la habilidad del alcalde y su equipo para encontrar sinergias con la iniciativa privada que permita salvaguardar todos estos bienes.

Son muchos los retos que debe afrontar la ciudad en materia patrimonial en los próximos años. La primera tarea, mil veces reclamada y aprobada por un Pleno municipal, es la elaboración de un Plan Director que marque cuáles son las prioridades y las líneas de actuación principales. Este documento permitirá destinar distintas cantidades de los sucesivos presupuestos para realizar las necesarias restauraciones en las propiedades municipales y mantener las tareas de conservación, además de cubrir los gastos de personal. Tampoco hay que tener rubor para fijar unas tasas de acceso a estos edificios que sirvan para mantener los puestos de trabajo que se requieran y para los gastos propios del inmueble.

Sevilla cuenta con 145 espacios de interés turístico y cultural, de ellos 103 son BIC

La muralla almohade de la ciudad, que fue restaurada hace más de una década, debe convertirse en el nuevo atractivo para las próximas décadas. El Ayuntamiento ya cuenta con una subvención del Gobierno para su rehabilitación. Su apertura a las visitas y la creación de centros de interpretación y expositivos en la Torre Blanca y la Puerta de Córdoba, tienen que ser un revulsivo importante para la zona norte del Casco Histórico.

Al indudable atractivo de este baluarte defensivo se suman el cercano Hospital de la Cinco Llagas, actual Parlamento de Andalucía, la Basílica de la Macarena y el antiguo Camino Real, hoy calle San Luis, que cuenta con algunas de las más importantes iglesias mudéjares de la ciudad: Santa Marina, San Marcos y San Gil. A ellas hay que añadir el espectacular conjunto formado por San Luis de los Franceses, principal exponente del barroco sevillano. Cerca también se encuentra el antiguo convento de Santa Clara, rebautizado como Espacio Santa Clara, otra joya llamada a ser una locomotora.

Con la creación de esta ruta se conseguiría descongestionar el triángulo Patrimonio de la Humanidad de la ciudad y el atestado barrio de Santa Cruz. El Ayuntamiento también tiene que destinar esfuerzos a reflotar espacios que cuentan con un gran potencial, como el Castillo de San Jorge, en Triana; o el Antiquarium, en el complejo de las setas.

La mejor manera de conservar los monumentos es poniéndolos en uso

Para la rehabilitación de los edificios que no son de titularidad pública, el alcalde trabaja en la creación de una fundación que permita coordinar las ayudas que emanen de la iniciativa privada. Los principales beneficiarios de la iniciativa han de ser los templos y conventos, que atesoran una riqueza excepcional. La buena sintonía con el Arzobispado debe servir de aliciente para crear rutas temáticas en estos inmuebles de titularidad eclesiástica.

Sevilla tiene que garantizar en el futuro una utilización sostenible de sus bienes patrimoniales. La Plaza de España, azotada en demasiadas ocasiones por el vandalismo, y el Real Alcázar son los dos edificios más sensibles. En el primero de los casos es necesario plantear sin tapujos la posibilidad de controlar el acceso mediante una entrada simbólica que redunde en su correcta conservación. En cuanto al Alcázar, el Ayuntamiento debe cumplir escrupulosamente con el aforo máximo del conjunto palaciego para evitar que el exceso de turistas afecte a sus delicadas estancias.

Turistas haciendo fotos en el Salón de los Embajadores del Alcázar. Turistas haciendo fotos en el Salón de los Embajadores del Alcázar.

Turistas haciendo fotos en el Salón de los Embajadores del Alcázar. / Belén Vargas

Para ello, se debe imponer de una vez la venta anticipada de entradas a través de internet, acabando de paso con las largas colas que se forman ante la Puerta de León. También hay que seguir atrayendo al público sevillano, tanto al Alcázar como al resto de bienes patrimoniales. Para ello es clave ofrecerle facilidades a la hora de acceder.A todos estos atractivos se debe sumar en un par de años el imponente edificio de las Reales Atarazanas, un espacio cuyos contenidos han de girar en torno a la vinculación de Sevilla con América.

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