"Hay que intentar el piel con piel tras una cesárea y en UCI. No tiene sentido separar"

SEMANA MUNDIAL DEL PARTO RESPETADO

Dosificar la epidural, y comer y beber agua durante el parto son algunos de los avances del protocolo de maternidad en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla

“Me dejaron sola, con el parto parado y rodeada de desconocidos”

Semana Mundial del Parto Respetado: "La matrona debería asistir el parto de principio a fin, eso significa que ha ido bien" / José Ángel García

Sevilla/En los pasillos de la unidad de maternidad del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla parece que las madres se han puesto todas de acuerdo para parir a la vez a media mañana un caluroso jueves de mayo, y las matronas y obstetras corren de un lado a otro para atenderlas.

Al filo de las 12:00, Carmen Mejías Paneque, matrona y jefa de Obstetricia y Ginecología; e Isabel María Fontán Atalaya, facultativa especialista en ginecología Materno Fetal sacan unos minutos para atender a Diario de Sevilla en el contexto de la Semana Mundial del Parto Respetado.

De fondo, se escuchan los llantos de bebés recién nacidos, una peculiar melodía que señala que las cosas van como tienen que ir en la planta de partos.

Huir de la "infantilización" de las madres

“Parir es algo natural, y siempre digo que lo mejor que te puede pasar es que no tenga que entrar un ginecólogo. Eso significa que todo ha ido bien, que ha sido un parto fisiológico, sin complicaciones. Pero si hace falta, se pone en marcha todo el equipo para actuar en cuestión de segundos”. Así de claro lo dice la jefa de las matronas. Desde la responsabilidad y la experiencia porque lo que está en juego es, ni más ni menos, que la vida de dos personas.

De este modo, tanto Carmen como Isabel mantienen que el parto no debería ser una imposición de protocolos firmes, sino la creación de un entorno seguro en el que la mujer pueda parir como desea, sin renunciar a una atención profesional que actúe cuando sea necesario.

Esta filosofía de trabajo, donde se pone a la mujer en el centro del proceso, empieza a calar en muchos centros, siendo uno de los pioneros el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.

El equipo de maternidad del Hospital Universitario Virgen Macarena
El equipo de maternidad del Hospital Universitario Virgen Macarena / SAS

En el centro, se percibe un ambiente de trabajo en equipo formado por matronas y ginecólogos, que junto a enfermía y anestesistas, coordinan juntos la mejor de las atenciones para humanizar el proceso de parto y, fundamentalmente, huir de la llamada "infantilización" de las madres.

Información y acompañamiento

Uno de los conflictos más frecuentes aparece cuando las expectativas de la mujer sobre su parto no se corresponden con lo que finalmente ocurre. “Muchas mujeres llegan con una idea muy concreta, y si no están informadas de que un parto puede cambiar en cualquier momento, pueden vivir una experiencia traumática”, explica la doctora Fontán.

Por eso, insisten en la importancia del plan de parto como herramienta de comunicación, no como contrato cerrado. “Nosotras lo leemos, lo hablamos, y hacemos todo lo posible por respetarlo. Pero siempre desde la realidad de lo que está ocurriendo en cada momento”, defiende Mejías.

La clave está en la información y el acompañamiento. En que la mujer sepa por qué se toman determinadas decisiones. “Si la llevamos al paritorio de urgencia, porque el bebé ha bajado la frecuencia cardíaca, tiene que entender que es por su seguridad. Si no, puede sentir que ha perdido el control, que ha sido violentada”, apunta la matrona.

Violencia obstétrica

“Hay situaciones que se interpretan como violencia obstétrica, cuando lo que ocurre es que tenemos literalmente cinco segundos para decidir”, señalan, "nosotras tenemos que mantener que prevalezca en todo el momento la seguridad de los pacientes, de la madre y del bebé".

Para evitar ese choque emocional, insisten en la visita previa al hospital: “que vean dónde van a parir, que conozcan al personal, que se familiaricen con los espacios. Eso reduce el miedo. Recordemos que el miedo es un gran amplificador del dolor”.

Dosificación de la epidural

Cuando llega el momento tan "temido" como deseado, la epidural sigue siendo la opción más demandada, pero no la única en el proceso de parto hasta que comienza el expulsivo.

En este hospital se ofrece también una epidural de baja concentración que permite a la mujer moverse, adoptar posturas distintas, usar pelota o incluso caminar si lo desea. “Tenemos una bomba que permite a la mujer autoadministrarse la dosis según su necesidad”, detallan.

Pero también hay métodos no farmacológicos que alivian el dolor: hidroterapia, aromaterapia, masajes, música, técnicas de distracción, o incluso la técnica de inyección de agua estéril en la zona lumbar. “No lo quitan del todo, pero ayudan a sobrellevarlo. Y lo importante es que la mujer sepa que tiene alternativas”.

"La madre necesita al bebé, y el bebé a la madre"

Otro de los avances en el protocolo del hospital es garantizar el contacto piel con piel de la madre y el bebé incluso tras una cesárea.

Según la matrona, cuando se produce esta intervención "porque el bebé no baja, porque hay un estancamiento, porque entra en taquicardia… Acabas en cesárea y puedes pasar muchas horas, o incluso días de ansiedad y miedo sin haber conocido al bebé. Por eso, por fin tenemos el arco anestésico adaptado, el equipo de anestesia preparado y los ginecólogos ya saben lo que hay que hacer. En cuanto el bebé nace, si todo va bien, se coloca directamente sobre el pecho de su madre. Y eso cambia completamente la experiencia”, explica Mejías.

El piel con piel no es solo una cuestión emocional. Es un paso decisivo para la salud del recién nacido y la salud mental de la madre: “el bebé necesita colonizarse con la microbiota de su madre, necesita olerla, succionar, empezar ese proceso natural que desencadena la lactancia. Si no lo hacemos, todo se complica: la leche tarda en subir, el agarre falla, se multiplican las interferencias artificiales”, detalla.

¿Y si la madre está en la UCI?

Mejías recuerda un caso reciente, "tengo guardado una foto preciosa. Ella está aún con las gafas de oxígeno y el gorro quirúrgico puesto, recién operada. Y el bebé, encima de su pecho, succionando ya. Ese es el momento. Eso es lo que se queda a ella y a nosotras”.

En el hospital cuentan con espacios específicos para continuar este proceso tras el quirófano. “Tenemos un paritorio preparado para que madre y bebé no se separen. Y si la madre está ingresada en UCI o no puede subir, se baja el bebé para iniciar allí el piel con piel, en cuanto sea posible”, explica.

Y concluye con una convicción clara: “Separar no tiene sentido. Es lo que nace a la madre estar con su hijo. Y lo que necesita el bebé es a su madre”.

Parto vaginal tras cesárea

Otro de los tabúes que el hospital intenta desmontar es el de la cesárea previa como condena automática a otra cesárea tras el siguiente embarazo.

“Aquí, siempre que sea posible, se intenta un parto vaginal tras una cesárea. Hacemos una valoración individualizada, pero la cesárea no es inevitable”.

Además, para el bebé, nacer por parto vaginal es mucho más beneficioso, según la doctora Fontán y la matrona Carmen Mejías, dadado que, "al pasar por el canal del parto, el recién nacido experimenta una serie de cambios fisiológicos muy importantes, sobre todo a nivel respiratorio, digestivo e inmunológico, que no se producen en una cesárea. Incluso hay estudios que apuntan a que el parto vaginal podría influir positivamente en el desarrollo posterior del niño, en la prevención de algunas enfermedades, por eso siempre que es posible, priorizamos el parto por vía vaginal".

El equipo del Hospital Virgen Macarena defiende que cuentan con un protocolo específico para intentar el parto natural incluso en mujeres que han tenido una cesárea previa. Si las condiciones lo permiten, se puede inducir el parto y evitar una segunda intervención quirúrgica.

Es importante insistir en esto con las madres, porque aún persiste la creencia de que si el primer parto fue por cesárea, los siguientes también deben serlo automáticamente. Y no es así.

Por otro lado, también se están empezando a revisar aspectos del protocolo tradicional, como la prohibición de comer o beber durante el proceso de dilatación.

Esto está cambiando poco a poco, gracias al trabajo conjunto con el equipo de anestesia. "Se puede tomar algo ligero, si los anestesistas lo consideran, y beber agua", apuntan.

El derecho a saber

La infantilización de las mujeres embarazadas —tratar de “no preocuparlas”, no explicar los riesgos, tomar decisiones sin consultar— es otro de los grandes enemigos de un parto respetado.

“Hay que tratar a las mujeres como las personas adultas que son, capaces de tomar decisiones, que tienen derecho a saber y decidir. Y sí, algunas decisiones serán médicas, pero no deben ser impuestas sin diálogo”, reivindican desde el equipo que defiende el llamado plan de parto.

El mensaje es claro: el hospital no debe ser percibido como un entorno hostil, sino como un lugar seguro. La intervención médica solo aparece cuando hay una necesidad real. “El parto es un proceso fisiológico, pero puede complicarse en un minuto. Y ahí es donde entramos nosotras”, defiende la doctora Fontán, quien conserva cada recuerdo que las pacientes le han ido regalando durante su trayectoria profesional.

El objetivo final es siempre el mismo: que el bebé nazca sano, que la madre esté bien y, si no se ha podido cumplir el plan soñado, al menos que la mujer se sienta escuchada, respetada y acompañada.

stats