Los psiquiatras forenses ratifican el trastorno grave del esquizofrénico que mató a su tía
Tribunales
El marido de la víctima recuerda que su mujer era la única persona que atendía al acusado, actuando como su "tutora".
Los psiquiatras forenses que han examinado a José G. O., el hombre que en mayo de 2015 acabó con su tía Carmen Gómez asestándole 42 puñaladas porque la culpaba de la muerte de un perro suyo que había sido atropellado han ratificado este martes en el juicio que el acusado tenía un trastorno grave que afectaba de manera “muy importante” a sus capacidad de conocer y de su voluntad, presentando una “actividad delirante” y un juicio de la realidad “distorsionado”.
Uno de los forenses ha explicado ante el jurado que en el caso del acusado y debido a su trastorno “puede ocurrir que lo más importante de su vida fuesen sus perros”, lo que le habría llevado al asesinato de su tía a pesar de que fuese este familiar el que estaba más pendiente de él y de sus cuidados.
Los psiquiatras forenses han confirmado igualmente que el trastorno mental que presenta, una esquizofrenia paranoide, lo padece desde bastante años y presenta una “escasa o nula adherencia al tratamiento”. Según los expertos, se trata de una persona “que se considera amenazada” y que no ha recibido el tratamiento correcto, a pesar de que desde los años 2002-2003 ya había sufrido ingresos hospitalarios por su patología, por lo que tiene un “deterioro global de la personalidad”.
En el juicio también ha declarado hoy Antonio M. L., el marido de la víctima, quien ha recordado que su mujer era la que cuidaba de su sobrino, actuando como una especie de “tutora” que se encargaba de él, siendo “prácticamente la única persona de la familia que lo atendía”.
El testigo ha explicado que su mujer se ofreció a llevar el perro al veterinario después de que el animal fuese atropellado y le dijeron que no había solución más que la eutanasia, pero su sobrino “no quería aceptar la situación y su trastorno le llevó a pensar que ella era la culpable” de la muerte, ha añadido.
Antonio M. L. ha explicado que “siempre” hubo problemas con el sobrino de Carmen, que había protagonizado “altercados, detenciones y mostraba agresividad con la familia, no se avenía a razones”.
El marido de la víctima también se ha referido a la relación de su esposa con la otra acusada, María Benita G. S., hermana de Carmen y a quien la Fiscalía atribuye un delito de omisión del deber de perseguir los delitos por no haber denunciado las intenciones del sobrino de acabar con su vida. Según el testigo, la acusada mantenía una situación “hostil” con su esposa que ha llegado a definir como de “terrorismo psicológico” durante años, con llamadas, insultos, notas en el buzón, y mensajes, y ha recordado cómo poco antes del crimen la acusada la telefoneó a las cuatro de la madrugada, aunque su mujer no atendió la llamadas.
El marido de Carmen ha relatado igualmente que María Benita llamó unos días antes a un cuñado suyo, al que de forma “anónima” le dijo que su sobrino José “había dicho que iba a matar” a su mujer.
José G. O. reconoció ayer ante el jurado popular que le enjuicia que mató a su tía asestándole 42 puñaladas con una navaja porque culpaba a este familiar de la muerte del. Entre evidentes síntomas de la enfermedad, subrayó que su perro había tenido un accidente pero el animal “tenía cura”.
Sobre las 12.00 horas del 7 de mayo de 2015, se presentó en el taller de cerámica que su tía Carmen regentaba en el bloque número 1 de la barriada de San Diego y acabó con su vida. “Fui al taller y le di puñaladas”, aseveró el enfermo, que añadió que no hubo discusión alguna. “Le di las puñaladas directamente y también la golpeé con el casco de moto” que llevaba encima y que dejó abandonado en el lugar.
La Fiscalía de Sevilla, que solicita una condena de 15 años de prisión por un delito de asesinato –con la medida sustitutiva de internamiento en un centro psiquiátrico-, sostiene que el acusado atacó a la víctima con una navaja de diez centímetros de hoja y que lo hizo de manera “sorpresiva y sin dar lugar a reacción alguna a Carmen”, a la que propinó numerosas puñaladas por distintas partes del cuerpo durante “al menos un minuto, causando en aquella un dolor y sufrimiento inhumano al no producirse el desenlace final hasta el término de la agresión”.
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