La realidad de los prestigiosos dobles grados: "Empezamos 40 y lo acabamos 12"
Universidad
Los expertos cuestionan cada vez más las bondades de estas titulaciones con tanta demanda
La gran carga lectiva que requieren se ve recompensada con la alta empleabilidad
Se desinflan las carreras universitarias en Sevilla que exigen más de un 13 de nota de corte
Están en la cúspide de las notas de corte. En lo más alto de la tabla. Allí se sitúan los dobles grados, las titulaciones universitarias que tanto reconocimiento tienen en el mercado laboral más cualificado y por las que muchos jóvenes han pasado las últimas semanas sin pegar ojo con el fin de lograr la puntuación necesaria para cursarlas. Después de haberse hecho habituales en la oferta académica de las universidades sevillanas, han empezado a surgir voces críticas -de expertos en la materia- que cuestionan sus logros si estos se comparan con el sacrificio personal de quienes los estudian. La conclusión es clara, requieren de mucho tiempo, bastantes veces no están bien organizados y no siempre son una garantía de trabajo de calidad, aunque eso sí, ofrecen un amplia variedad de salidas laborales que los grados simples no alcanzan.
Fue a raíz del Plan Bolonia cuando los dobles grados desembarcaron en la enseñanza superior española. La Universidad Pablo de Olavide (UPO) fue pionera en Sevilla en este tipo de titulaciones, que las instituciones privadas abanderaron en un primer momento. Durante este tiempo se han consolidado en la oferta académica, hasta convertirse en sinónimo de prestigio. Una garantía de éxito laboral que algunos especialistas empiezan a cuestionar, al ponderar esos logros con el sacrificio personal que supone estudiarlas. Uno de los entes que las ha puesto en entredicho es la Fundación para el Conocimiento Madri+d, a raíz de un informe realizado por una agencia de calidad universitaria.
En Sevilla, buena parte de estos dobles grados conforman el grupo de carreras que representan la excelencia académica, por la alta nota que requieren, más de un 13. Este año dicho conjunto de titulaciones se ha desinflado por la llegada de la nueva Selectividad, que ha supuesto una bajada generalizada en las calificaciones de los alumnos. De los 17 grados que en 2024 exigían tan alta puntuación, a los nueve de este año. Por parte de la UPO sólo alcanza tal marca una carrera, el doble grado de Relaciones Internacionales + Derecho (un clásico de esta universidad), que exige un 13,396. En la Universidad de Sevilla (US) son ocho, de los que cuatro son dobles grados: Física + Matemáticas (13,750), Ingeniería Informática. Tecnología Informática + Matemáticas (13,450), Fisioterapia + Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (13,368) y Matemáticas + Estadística (13,098). Se observa, por tanto, que tales titulaciones desarrollan las áreas del conocimiento relacionadas con las Ciencias Sociales, las de la Salud y muy especialmente en la US las relacionadas con las Stem.
"Lo más desafiante es la gestión del tiempo"
Samuel López de los Reyes estudia, a sus 21 años, el doble grado de Física y Matemáticas de la Hispalense, la carrera que, de nuevo, exige mayor nota. Desde pequeño le "fascinan" ambas disciplinas. Un verano en Houston acabó por confirmar esta pasión. "Decidí que quería dominar ambas materias porque, juntas, afilan la capacidad analítica, el pensamiento crítico y la flexibilidad intelectual", señala este universitario de Jerez de la Frontera. Con una carga lectiva de 360 créditos y una duración de cinco años, la doble titulación combina "la teoría y la experimentación de la Física con el rigor lógico y la abstracción matemáticas".
Pese a tratarse de conocimientos bastante complejos, lo cierto es que para Samuel "lo más desafiante no es un teorema enrevesado ni una práctica de laboratorio, es la gestión del tiempo". Las horas de estudio a la semana oscilan entre las 40 y 45, media que en época de exámenes se duplica. "Las jornadas de 10 u 11 horas no son la norma, pero sí la excepción necesaria cuando se acumulan entregas y parciales", añade.
Un esfuerzo que requiere sacrificios. Menos tardes con amigos, menos fines de semana improvisados y, en general, menos horas de ocio. "Prefiero verlo como una elección, no como una privación", afirma este estudiante de la US, quien tiene una máxima para justificar dicho empeño: "el esfuerzo de hoy es la moneda con la que pago mis sueños de mañana". Ante tanta presión, Samuel se impone "dos anclas diarias", una hora de deporte y una comida tranquila con amigos. "Son mis puntos fijos y me recuerdan que, incluso en las semanas más densas, la vida existe más allá de los apuntes", refiere.
Este joven forma parte del equipo Sub23 del Real Ciencias Rugby Club. Entrena a diario y juega partidos los fines de semana. "El rugby es mi válvula de escape", manifiesta. Aún tiene hueco para otras dedicaciones. Colabora como monitor con los Scouts y trabaja de camarero en servicios de catering, entre ellos, un tabanco de su ciudad natal. "Estos empleos esporádicos financian mis gastos, pero sobre todo pulen habilidades que el aula no enseña, como el trato con el público, la gestión del tiempo y la capacidad de reacción bajo presión", señala.
Entre sus planes más inmediatos se encuentra realizar prácticas este verano en Finhouse, un fondo belga de capital privado y de riesgo; y pasar una etapa formativa en el extranjero. Para esto último, busca programas que combinen remuneración y enseñanza, o becas que premien la excelencia académica. Una experiencia que este jerezano denomina como "fuga de cerebros a la inversa, esto es, irse para aprender y volver para multiplicar valor aquí".
Reconoce la excepcionalidad del doble grado de Física + Matemáticas que quizás no posean otras titulaciones de esta índole. "No todos los dobles grados tienen esta sinergia entre ambas disciplinas". Una característica con efectos en la empleabilidad de los egresados. "No sólo aumenta, sino que se diversifica y te abre puertas que un grado aislado no alcanza". Ahora, eso sí, el estudiantado debe poner toda la carne en el asador. "El verdadero motor de avance es la constancia". "Si algo resume mi experiencia en este doble grado es la convicción de que el talento sin disciplina se diluye". Se requiere, por tanto, de un esfuerzo diario para obtener "resultados tangibles".
"La cantidad de conocimientos a procesar no estaba bien calibrada"
De un estudiante a un egresado con experiencia laboral en la Unión Europea. Luis Galiano tiene 30 años. Fue alumno de la primera promoción del doble grado en Derecho y Economía, que la US puso en marcha en el curso 20212/13. Aunque debió acabar en 2017, alargó dichos estudios un ejercicio más, debido al problema de convalidaciones que surgió tras pasar un periodo como Erasmus en Estrasburgo. "Inicialmente me causó una gran frustración porque significaba estudiar un año más, pero al final resultó clave para terminar la carrera de una forma más sana, poderla compatibilizar con otros aspectos de mi vida y, sobre todo, trabajar y adquirir experiencia laboral", recuerda.
Como mencionó antes Samuel, "la cantidad de horas de estudio y una dedicación completamente exclusiva" supusieron el lado más negativo de la doble titulación. "Teníamos seis horas de clase todos los días, de lunes a viernes. El resto de las jornadas las usábamos para preparar trabajos y asimilar los conocimientos", detalla. Ahí radicaba uno de los fallos que sufrió aquella primera promoción de Derecho + Economía. "La cantidad de información a procesar por parte de los alumnos no estaba bien calibrada. Fue demasiada", abunda. Un exceso que tuvo consecuencias. "De los 40 estudiantes que empezaron con el doble grado, sólo lo acabaron 12. Las asignaturas se "agolpaban" unas con otras, lo que provocaba muchas privaciones. "Era imposible tener un trabajo ni demasiado tiempo libre".
De ahí que aquel curso en Estrasburgo supusiera, en cierto modo, una liberación. Pudo trabajar el último año de carrera en una consultora. Ya titulado, se marchó a Brujas, donde estudió un máster en Estudios Económicos Europeos en el Colegio Europa, centro exclusivo donde para su ingreso sí resultó fundamental el doble grado. Empezaron a dar frutos los años de sacrificio. Aquella estancia supuso el inicio de una trayectoria por las instituciones de la UE que lo trajeron de vuelta, en 2024, a Sevilla, su ciudad natal y donde ahora trabaja en el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, en el parque tecnológico de la Cartuja, ahora rebautizado como Sevilla Tech Park.
Para Luis, "es fundamental ajustar los dobles grados a una velocidad razonable". "Es verdad que poseen una ingente carga de trabajo, tan alta que en muchos casos hace dudar si estudiar algo así es lo correcto, pero el sacrificio lo recompensa con creces", admite.
"Confiere unas herramientas que de otra manera no se adquieren"
En el terreno informativo, el doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la US es la titulación de esta facultad con mayor nota de corte. Exige más de un 12. Se puso en marcha en septiembre de 2016. Cuando Isabel F. Pedrote entró a estudiar Periodismo en este centro de la Hispalense, tenía "la idea preconcebida" de que mezclarlo con otro grado iba a distraerla de su principal objetivo. Conforme fueron pasando los meses, se percató de que la doble titulación era un complemento, "un plus, que efectivamente sumaba". "Conecté más con el grupo del doble grado que iba a algunas asignaturas que con el mío de Periodismo", reflexiona esta sevillana. Por tal motivo, al curso siguiente se matriculó en Periodismo + Comunicación Audiovisual. El balance de cinco años y 372 créditos se resume así: "Era agotador, pero me resultó mucho más divertido, enriquecedor y completo".
De nuevo la organización de dichos estudios volvió a ser "lo más complejo". La gran cantidad de horas lectivas diarias (ocho) y uno de los hándicaps que subrayan los expertos, como es el hecho de que las asignaturas no estén adaptadas a los alumnos de doble grado. "Cuando llegaron los cursos más prácticos, era demasiado", reconoce esta estudiante, quien incide en que "quedaba mucho camino por recorrer en ese sentido". Situación que le hacía prácticamente imposible combinar la carrera con el trabajo. Sólo en el quinto curso pudo hacerlo en una tienda de ropa, "para empezar a ahorrar".
Esta sevillana ejerce hoy de redactora y editora del programa Hoy por Hoy, en la Cadena SER. "Pienso que toda esta formación me ha traído hasta aquí", asegura. Para ello, resultó fundamental estudiar también un máster de periodismo, en el que la doble titulación ya fue bien valorada. No obstante, reconoce que "es un error pensar en un doble grado como una garantía de trabajo o de prestigio académico". "Enfrentarse a una doble titulación te confiere unas herramientas y una experiencia que de otra manera no se adquieren", señala Isabel, quien concluye que "hay que valorarla como lo que son, dos carreras en una que te aportan un abanico más grande de oportunidades".
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