Aunque hoy se habla de Santa Clara como si ya fuese un edificio completamente restaurado, lo cierto es que un 70% del mismo sigue en una situación precaria y a la espera de las obras (56% si nos referimos a la parte que es propiedad municipal). Entre los espacios que permanecen cerrados, acumulando polvo y en la cola del turno de restauración se encuentra la iglesia del convento, un ejemplo del gótico-mudéjar del siglo XV sevillano, aunque sufrió una importante reforma decorativa en el siglo XVII.

En este caso, el responsable de la conservación del edificio no es ni el Ayuntamiento ni la Junta de Andalucía, sino el Arzobispado de Sevilla -su propietario desde que lo abandonaron las monjas de clausura en 1998- según indican tanto las leyes de patrimonio nacionales como las autonómicas. El problema, como suele ocurrir, es el económico. En concreto, restaurar este templo y algunas dependencias anexas como la sacristía o el coro (unos 1.659 metros cuadrados construidos) tiene un coste de 1.792.803 euros. En su día, según el arquitecto José García-Tapial (ya jubilado, pero que fue uno de los responsables del proyecto de Santa Clara), Urbanismo y el Arzobispado quedaron en que esta cantidad podía ir a cargo de las partidas que la Gerencia destina anualmente a distintos templos de Sevilla. Sin embargo, la Iglesia siempre ha preferido destinar los fondos a otros templos de la Diócesis.

El problema es que los frentes patrimoniales se acumulan para la Iglesia. El principal, y en el que están puestas todas las miradas, es la iglesia de Santa Catalina. Sin embargo hay muchos más, como los conventos de San Leandro o Madre de Dios, por poner sólo dos ejemplos. Por su parte, las administraciones local y autonómica también tienen sus muertos patrimoniales (Fábrica de Artillería, Naves de Renfe...), lo que, sumado al negro panorama económico, lastra cualquier posible actuación en un futuro inmediato.

Por su parte, como ya publicó recientemente este periódico, de los 6.954,40 metros cuadrados de superficie construida propiedad del Ayuntamiento -en virtud de un acuerdo firmado con el Arzobispado en 2001-, hasta la fecha sólo se ha procedido a la restauración de 3.076 metros cuadrados, lo que sólo supone el 44,23% del total.

Entre las zonas municipales que están pendientes de una intervención destacan el magnífico compás de entrada o la parte de la torre de Don Fadrique. Asimismo, está pendiente de su restauración el espacio donde antiguamente se ubicaba el noviciado de las monjas, una zona que no tiene gran valor constructivo pero sí arqueológico, ya que en su subsuelo se encuentra una buena parte del antiguo palacio mudéjar de Don Fadrique, que fue una de las joyas de la arquitectura civil de su época.

La iglesia de Santa Clara es de las que se conocen como de cajón (es decir, que no se divide en naves), como la mayor parte de los templos de los conventos sevillanos, con la planta rectangular y la cabecera octogonal. Sus retablo mayor fue diseñado por Martínez Montañés, pero ejecutado por sus discípulos (algo muy normal también en el sistema de producción artística del XVII). El cuerpo de la nave se cubre con un artesonado mudéjar y el presbiterio (donde se encuentra el altar principal) con una bóveda de obra de nervaduras.

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