La revolución está de moda
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Adaptación. Hoy se clausura en las Sirenas la exposición 'Humanizando a Kandinsky', una singular reinterpretación del pintor ruso a cargo de la fotógrafa y publicista Ana Santos
Rusia al cuadrado en la Casa de las Sirenas. Un ponente glosaba los méritos de la revolución soviética en su centenario en una sala del centro cívico de la Alameda de Hércules. En el patio, colgaban unas fotografías de la exposición Humanizando a Kandinsky, que hoy se clausura, de la que es autora Ana Santos (Sevilla, 1991), joven fotógrafa y publicista que ha hermanado algunas de las obras del pintor ruso con una visión de la moda con la complicidad necesaria de la modelo Marisa Aldana.
Dos revoluciones al precio de una. Su interpretación de Kandinsky forma parte del Trabajo Fin de Grado en Publicidad y Relaciones Públicas con el que Ana Santos obtuvo matrícula de honor en el departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad y Literatura.
"Hablamos del precursor del arte abstracto", explica Ana Santos su proyecto, "amante de las formas geométricas y los colores vivos, lo cual se ha querido interpretar en el vestuario, pose, tocado e incluso maquillaje". Un trabajo de autor con un diseño coral. Ana Bravo figura como ayudante de vestuario; Tomás Ratón ha hecho el making of; los bocetos son de Sergio Clavero; de la peluquería y el maquillaje de la modelo se ocupó María Cano y Víctor Hernández de Santaolalla se ha encargado de la supervisión del proyecto. Este último es uno de los tres miembros del jurado que calificó el trabajo de Ana Santos, que completan María del Mar Rubio Hernández y Norman Adrián Huici.
La fotógrafa se graduó en Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Sevilla. Su pasión por la geometría puede venir del oficio de sus padres, arquitectos los dos. "Mi madre da clases en la Escuela de Arquitectura de Diseño y Dibujo Artístico". "Mis debilidades se pierden tras un visor", dice de sus influencias estéticas, "el fondo de un armario, las colas de un museo y las letras que bailan en los libros".
Su colectivismo, en este contexto de conmemoración revolucionaria, es muy personal. "Si haces grandes cosas pero no las compartes, morirán en ti. Por eso un día decidí crear algo con esencia propia". La clausura de su exposición le coge en Madrid, donde asiste a un máster de creatividad. Su próximo proyecto, también relacionado con la fotografía y sus preferencias artísticas, será una exposición de retratos.
El cuerpo humano, contenedor de lo concreto en sus medidas. como continente de un artista abstracto. Un epíteto que para algunos ortodoxos de la revolución rusa sonaba a blasfemia. La vida de Vasili Kandinsky (1866-1944) estuvo muy condicionada por los vaivenes históricos que sacudieron a Europa y que narra como nadie Stefan Zweig en su libro de memorias El mundo de ayer.
La vida y la obra de Kandinsky se salían de la metáfora corporal de Ana Santos para meterse de rondón en la conferencia sobre la revolución soviética. Fue a Múnich a estudiar Pintura y en la ciudad alemana coincide con Paul Klee, que con el ruso y Picasso son los tres nombres más rompedores del arte moderno. Cuando en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, vuelve a Rusia. En 1917 surge la revolución en su país, aliado de Francia e Inglaterra en el conflicto, y ese mismo año se casa con Nina Andreievsky. Se integró en los nuevos tiempos, funda el Museo de Cultura Pictórica y forma parte del Comisariado de Educación Popular, pero muy pronto empiezan los roces entre lo concreto y lo abstracto, entre arte y poder.
Entre sus compañeros del llamado constructivismo empieza a despertar sospechas de "idealismo burgués", y no se sabe cuál de las dos cosas es peor. Su manera de entender la creación chocaba con el Plan de Propaganda Monumental, que suena a versión leninista del Valle de los Caídos. La fotógrafa que ha reinterpretado a Kandinsky es hija de arquitectos y el pintor ruso se vincula con esa expresión cuando acepta la invitación de Walter Gropius, fundador de la Bauhaus, para instalarse en Alemania. Su vida es un permanente nadar contra corriente: en 1933 Hitler llega al poder y los nazis clausuran la escuela que revolucionó la arquitectura internacional. El pintor se traslada a Francia, cambia por tercera vez su nacionalidad -fue sucesivamente ruso, alemán y francés- y muere en Francia un año antes de que termine la Segunda Guerra Mundial. Pintor de entreguerras en el sentido más literal de la expresión.
Ana Santos humaniza a Kandinsky, que no quiso que ningún credo lo deshumanizara. La casualidad le dio al pintor en el penúltimo día de la exposición esta coincidencia con el glosario de la revolución que acabó con tres siglos de la dinastía Romanov.
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