Sanidad lanza un plan de choque de formación de los profesionales para corregir los fallos del cribado del cáncer de mama

El SAS organiza una formación dirigida a los sanitarios implicados en la detección precoz del cáncer de mama para unificar criterios y recuperar la cohesión del programa

Dos meses de un error que hizo temblar a la sanidad andaluza

Personal sanitario durante la realización de una mamografía a una paciente en una imagen de archivo.
Personal sanitario durante la realización de una mamografía a una paciente en una imagen de archivo. / D. S.

La crisis abierta en el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama (PDPCM) en Andalucía ha escalado en las últimas semanas hasta convertirse en uno de los mayores frentes a los que se ha enfrentado el Gobierno andaluz en los últimos años.

Las presuntas irregularidades detectadas en el sistema de comunicación de los cribados, que ha alcanzado su punto más crítico en Sevilla, donde el Ejecutivo autonómico ha localizado el epicentro de la crisis, concretamente, en el Hospital Virgen del Rocío, han desencadenado una profunda sacudida institucional. A la alarma sanitaria se han sumado dimisiones o ceses en cadena, desde la entonces consejera de Salud, Rocío Hernández, a responsables y cargos intermedios vinculados a la gestión del programa, un movimiento que ha evidenciado la magnitud del desajuste interno que la administración intenta ahora recomponer a marchas forzadas y con un incremento sin precedentes de la inversión.

En medio de esta tormenta, la nueva Consejería de Sanidad, Presidencia y Emergencias, reconvertida tras esta crisis, con Antonio Sanz a la cabeza, ha activado una respuesta de urgencia para intentar restablecer la credibilidad del sistema. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha activado una formación intensiva dirigida al personal implicado en el programa, desde enfermería a radiólogos, pasando por técnicos y médicos de familia, para cerrar filas, unificar criterios y recuperar la cohesión de un programa que ha fallado donde no podía fallar, en la detección precoz de un cáncer cuyo pronóstico depende, casi siempre, de no llegar tarde.

La guía didáctica del curso, a la que ha tenido acceso este periódico, ha sido distribuida en las últimos días entre los profesionales de los hospitales y centros de salud de Sevilla con participación en la detección precoz. Su difusión forma parte del proceso de inscripción a fin de que los equipos conozcan de antemano los nuevos protocolos y requisitos de la formación. La propia entrega anticipada del documento refleja la urgencia con la que el SAS intenta reorganizar el programa en la provincia donde se ha concentrado el 90% de los fallos detectados para garantizar que los nuevos protocolos se incorporen cuanto antes a la práctica diaria.

La iniciativa formativa, titulada Programa de detección precoz de cáncer de mama (PDPCM): aplicación práctica (1ª edición), se impartirá online entre el 1 y el 29 de diciembre y cuenta con una duración de cinco horas no presenciales. Está dirigida a enfermeras, médicos de familia, facultativos especialistas de área y Técnicos Superiores en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear, perfiles que forman un engranaje interdependiente cuya coordinación resulta determinante para el éxito del cribado. Pese a su brevedad, la exigencia es máxima. Los profesionales deben visualizar todo el contenido y superar con un 80% de aciertos un examen final que sólo permite tres intentos.

En este contexto, la formación aparece ahora como un punto de inflexión. Y es que, con este paso, el SAS evidencia un claro giro de volante. Según ha podido comprobar este periódico, la guía didáctica dirigida a los profesionales entra de lleno en las grietas organizativas que están en el origen de la crisis. Así, en el ámbito administrativo, detalla procedimientos estrictos para el filtrado de población diana, la actualización de datos, la citación, individual y masiva, y la gestión de derivaciones entre el PDPCM y el Programa de Diagnóstico Inmediato (PDI). Precisamente esta última área ha sido una de las más señaladas en el Hospital Virgen del Rocío, donde se han investigado fallos en la trazabilidad que habrían dejado a mujeres sin el seguimiento adecuado.

En la parte asistencial, la formación reordena el flujo de trabajo en salas y lecturas radiológicas, definiendo cómo deben operar técnicos y radiólogos en cada fase, desde el acceso al sistema, a la configuración de listas de trabajo, cumplimentación de hojas de lectura, registro de tumores y derivaciones a pruebas complementarias. La prioridad es eliminar discrepancias entre centros y reforzar la fiabilidad diagnóstica en un momento en que cada error pesa más que nunca.

La guía didáctica dedica también un apartado crucial a la configuración del sistema. Se refiera a la estructura de centros y salas, planificación de agendas, administración de usuarios y protocolos de confidencialidad. No es casual. La crisis ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de contar con un sistema robusto y homogéneo que no dependa de soluciones improvisadas ni de operadores con criterios dispares.

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