Cómo defenderse de la maniobra del mataleón paso a paso
Defensa personal
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En las últimas semanas se han producido en Sevilla, al menos, tres agresiones en la calle mediante la maniobra del mataleón. La primera de ellas, se produjo el 20 de enero en el Cerro del Águila. Un ladrón abordó a una joven para robarle el bolso. La Policía Nacional investiga lo sucedido y aún no hay detenidos. La segunda agresión se produjo el 28 de enero en Kansas City, y, en esta ocasión, la víctima fue una policía, que llegó a perder el conocimiento.
El tercer caso se produjo el mismo día 28 de enero, apenas una hora antes que el de la policía, en la avenida San Francisco Javier, a la altura del colegio Santa Joaquina de Vedruna. La víctima del robo caminaba sola por la calle e iba escuchando música con unos auriculares.
La maniobra del mataleón es una peligrosa técnica utilizada en los robos callejeros. El agresor ataca por la espalda y por sorpresa a su víctima, a la cual estrangula con sus brazos, provocando que ésta pierda la conciencia en cuestión de segundos. Si se aplica esta técnica más de 10 ó 15 segundos, el agresor puede provocar lesiones severas o daños permanentes a su víctima.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la policía que investiga agresiones y robos donde se utiliza esta maniobra es que las víctimas no pueden aportar datos del ladrón, pues no pueden verlo y se desmayan por la falta de oxígeno.
¿En qué consiste la técnica del mataleón?
Se trata de un estrangulamiento sanguíneo que realiza el agresor en la zona del cuello y le provoca una pérdida de conciencia total. Es una maniobra en la que se hace palanca con los dos brazos alrededor del cuello de la víctima. Se cierra el ángulo del codo enfrente de la tráquea, de manera que el antebrazo presiona un lado del cuello y el béceps el otro. Lo que se busca es interrumpir el riego sanguíneo que va hasta el cerebro y así provocar el desvanecimiento. Cuando la víctima se desmaya y cae al suelo, el ladrón aprovecha para robarle.
Es posible defenderse de esta técnica pero, el que la sufre debe actuar muy rápido, ya que en pocos segundos perderá las fuerzas por la falta de oxígeno.
¿Cómo defenderse de la maniobra del mataleón?
Expertos en defensa personal y artes marciales coinciden al afirmar que la rápida reacción del atacado es clave para zafarse de su agresor. Por ello, es fundamental actual justo en el momento que uno sienta que le atacan por detrás.
Existen diferentes maneras de defenderse de la técnica del mataleón, dependiendo de las características físicas de la víctima y del agresor. Estas son las principales:
La primera de ellas consiste en mirar en la dirección hacia la que se dirige el brazo, no por donde entra. Y, a su vez, hay que bajar la barbilla hacia el pecho. El objetivo de esta técnica de liberación es ganar un poco de espacio en el cuello para evitar el estrangulamiento. Para ello, hay que ayudarse de las manos e intentar hacer hueco entre el propio cuello y el brazo del agresor para evitar que se corte la respiración, y, si se puede, bajar la barbilla hacia el pecho.
Luego, hay que echarse un poco hacia abajo y desplazar el culo hacia un lado, esto desequilibrará al agresor. Con el brazo más cercano al ladrón, se le propinará golpes en la ingle hasta finalmente conseguir la liberación.
La segunda técnica requiere una reacción mucho más rápida por parte de la víctima. Antes de que el agresor cierre completamente sus brazos alrededor del cuello, la persona atacada debe dejarse caer y sentarse en el suelo, escurriéndose así de los brazos del atacante.
Por último, la tercera técnica requiere de más fuerza y técnica por parte de la víctima. En ella, al igual que en la primera maniobra, el agredido, ayudado por sus brazos, intenta evitar el estrangulamiento agarrando el brazo de su atacante e intentando hacer hueco para agachar la barbilla hacia su pecho. A continuación, se inclina y rota unos 180 grados o da un paso hacia delante. Esto desequilibrará también al agresor, algo que la víctima puede aprovechar para inclinarse hacia adelante con toda la fuerza que se pueda, de tal forma que el asaltante pase por encima suyo y termine a los pies de la víctima.
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