Los testigos del descarrilamiento del tranvía: "Fue un accidente muy extraño, porque iba despacio"

Las primeras hipótesis apuntan a un error humano como causante del siniestro

Tussam restableció el servicio por la tarde, tras nueve horas y media interrumpido

Las fotos del descarrilamiento del tranvía en la avenida de San Francisco Javier de Sevilla
Las fotos del descarrilamiento del tranvía en la avenida de San Francisco Javier de Sevilla / Juan Carlos Muñoz

No habían dado las ocho de la mañana cuando los parroquianos del bar Las Palmas, un clásico establecimiento de la avenida de San Francisco Javier, escucharon un ruido, se giraron y vieron cómo el tranvía se había empotrado contra una catenaria, de la que salían chispas y humo. Javier Acero, un dentista que tiene su clínica en la acera contraria al bar, se levantó de la mesa y salió corriendo, por si tenía que socorrer a alguien. Cuando llegó, los cuatro pasajeros que viajaban en el transporte habían logrado salir por sus propios medios. Todos estaban a salvo. Acero ni siquiera los vio.

“Estaba fuera el conductor ya, estaba el hombre un poco alterado, como es normal, después del accidente”, explicó el odontólogo a este periódico. Este testigo relató que el suceso se produjo justo en el cambio de vía que hay tras la parada de San Francisco Javier. El convoy circulaba en dirección a la Plaza Nueva.

“Fue en el cambio de raíl que hace el tranvía para permitirle la vía que él trae al de llegada y coger la de salida. En ese cambio algo habrá fallado, que se ha comido la catenaria y ésta se ha metido dentro del vagón. Había fuego y mucho humo”. Acero cogió el extintor que había en el vagón, pero éste apenas tenía espuma. “No podía apagarlo con eso, podían cambiarlos, por cierto”, señaló el doctor, mientras que fuentes municipales sostienen que el extintor funcionaba perfectamente.

Fue en ese momento cuando llegó, con otro extintor, el director de una sucursal del Banco de Santander que se encuentra a unos metros del lugar en el que se produjo el accidente. “Volví a entrar en el vagón y apagué las llamas. Estaba ardiendo algo que caía del techo, no sé exactamente lo que era. Apenas veía nada. Alguien decía desde fuera que si iba a explotar, pero bueno... Todo fue muy rápido, en cinco minutos llegó la Policía Local y después los Bomberos, pero ya estaba todo apagado”.

Cuenta el testigo que no tuvo que atender médicamente a nadie, pero sí que intentó tranquilizar al conductor. “Le dije que esto era algo que podía pasarle a cualquiera. Estaba afectado, normal, como estaría yo si en el trabajo algo se sale de lo normal. Ha sido un accidente muy extraño, porque iba despacio, por lo que sea no ha cogido la salida y se ha llevado por delante la catenaria”.

Uno de los trabajadores del Banco de Santander que intervino explicó un relato muy parecido al del dentista. “Salimos con el extintor y pudimos apagar el fuego. Yo llevo aquí sólo tres días en esta oficina y me he encontrado con esto”, apuntó el hombre, que se disculpó para continuar con el trabajo.

Horas después del accidente, sigue siendo un misterio cómo y por qué descarriló el tranvía. Fuentes municipales indicaron ayer que las primeras hipótesis apuntan a un error humano. La hipótesis que cobra más peso por ahora es que el vehículo se habría metido por equivocación en la vía que no correspondía y que, al intentar enmendar el error, dos vagones habrían quedado sobre una vía y los otros tres sobre la otra, produciendo el alcance de uno de ellos con el poste. En cualquier caso, viendo las fotografías de cómo quedaron el tren y la catenaria, parece sumamente complicado encajar el poste en mitad del vagón. Hay abierta una investigación para tratar de esclarecer con detalle lo ocurrido. Ya justo después del accidente tomaron declaración al conductor, sin que haya trascendido lo que éste dijo.

La suerte fue que eran las ocho de la mañana de un día de verano, con mucha menos demanda de viajeros que en otra época. El tranvía suele ir lleno en horas punta y, de haber estado los vagones repletos, el desenlace habría sido otro. El choque con la catenaria generó un pequeño incendio del que salió mucho humo. Fue muy aparatoso para los que lo presenciaron, pero no hubo que lamentar daños personales.

La Policía Local y los Bomberos llegaron en pocos minutos al lugar. Éstos últimos comenzaron los trabajos para sacar el tren del lugar, mientras que trabajadores de Lipasam y Movilidad se afanaban en retirar los restos de la vía y en trabajar por la pronta recuperación del servicio. Éste quedó interrumpido durante nueve horas y media. A última hora de la mañana se retiró el tranvía accidentado. A las cinco y media de la tarde, Tussam anunció el restablecimiento total del servicio, desde la Plaza Nueva hasta Luis de Morales. Antes, fuentes municipales habían comentado la posibilidad de que se abriera el tramo entre la Plaza Nueva y San Bernardo. Finalmente no fue necesario reabrir por fases.

El descarrilamiento del tranvía era ayer el tema de conversación en todos los bares y comercios de Nervión. “Es usted el número 20 que viene a preguntar”, decía el responsable del bar Las Palmas, precisamente en el que desayunaban varios de los testigos que acudieron a ayudar. “No voy a hablar, porque soy autónomo y llevo muchos años pagando”, insistía, como si eso tuviera algo que ver con un descarrilamiento de un tranvía que pasaba por la puerta de su local.

En la Rehoya, el bar situado en la acera de enfrente, no habían visto nada. Las fotos y vídeos del tranvía descarrillado corrieron a velocidad de vértigo, mucho más de la que circula el Metrocentro, por los teléfonos móviles y redes sociales de cientos de sevillanos. Todos se hacían la pregunta:¿Cómo ha podido salirse? A esa cuestión tienen que responder en los próximos días los responsables de Tussam, una vez que concluyan la investigación de lo sucedido.

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