Esta venezolana lleva tres años en Sevilla. Su hija, 15. Fue la primera de la familia en abandonar el país. “Entonces tenía 23 años. No le gustaba la situación que se estaba viviendo allí. Aprovechó que su novio consiguió una oportunidad laboral en España y no se lo pensó dos veces. Aquí se ha casado y ya tengo hasta una nieta”, recuerda Belkis Fernández.

En 2016 le tocó el turno a ella: “El futuro se había vuelto tan oscuro que me vine por recomendación de mi hija”. Allí ha dejado a sus hermanos y sobrinos, que estos días cruzan la frontera hacia Perú, Ecuador, Argentina e incluso buscan salida en Estados Unidos. Desde que su hijo llegó a Sevilla se ha labrado un futuro profesional. En tierras venezolanas se licenció en Organización Empresarial. Aquí se ha titulado en Educación Infantil.

Reconoce que disfruta mucho de la vida en Sevilla, pero su cabeza no deja de pensar en lo que sus compatriotas están pasando en el país latinoamericano. “Mis familiares me cuentan que las medicinas se han agotado. Se tienen que levantar a las cuatro de la mañana para llegar cuanto antes a las tiendas y encontrar algo de comida”, asegura.