El viaje de las obras a las sobras
Gerentes de Urbanismo de los últimos veinte años hacen balance de su trabajo Entre los logros del carril-bici y la peatonalización y la frustración de la Biblioteca y Tablada.
Alberto de Leopoldo Rodado (Badajoz, 1975), tenía 18 años cuando Eduardo Martínez Zúñiga (Sevilla, 1947) se hizo cargo de la Gerencia de Urbanismo en 1993, después de vivir como director técnico el zafarrancho de obras que concluyeron en la Expo. Esa diferencia generacional es también un salto de perspectiva. De los fastos a las sobras. Para cerrar los actos de su cincuentenario, Gaesco invitó a los titulares de la Gerencia. Además de los citados, Manuel Marchena (Brenes, 1959) y Miguel Ángel Millán (Sevilla, 1973).
Dos décadas de Urbanismo con un arca de Noé de los oficios. Un arquitecto (Martínez Zúñiga), un geógrafo (Marchena), un abogado (Millán) y un ingeniero de telecomunicaciones (De Leopoldo). Si el primero sobrevivió a tres alcaldes -Alejandro Rojas-Marcos, Soledad Becerril, Alfredo Sánchez Monteseirín-, los otros tres sólo trabajaron para uno: Marchena y Millán, para Monteseirín. El teleco, para su medio paisano Zoido.
El coloquio lo moderó Juan Aguilera, presidente de Gaesco. Un anfitrión poco diplomático cuando al final le preguntó a Marchena por el paradero de "los setenta millones que los promotores le dieron al Ayuntamiento para unas obras que después no se hicieron". El ex gerente aseguró que "el concurso de las setas no incluía un solo euro de la Gerencia".
Allí estaban el que más años estuvo, Martínez Zúñiga (1993-2000) y el que fue "gerente por accidente", caso de Millán, que llegó al cargo desde el Congreso de los Diputados para sustituir al gerente más efímero, Alejandro Martín de la Cruz, que se fue de viceconsejero con Evangelina Naranjo. Hay muchas razones para dejar la Gerencia: la menos práctica fue cuando Joaquín Blanco le cedió el testigo a Martínez Zúñiga para hacerse cargo de la oficina olímpica.
El actual gerente oía los avatares de sus predecesores. Martínez Zúñiga nació en el llamado corral del Señorito, el mismo inmueble de Bustos Tavera, 35, que se derrumbó causando la muerte de una joven estudiante de Música. El peor recuerdo de su etapa junto al derrumbe del Bazar España. Dos tragedias que marcaron las posteriores actuaciones en la Gerencia. Cada uno tuvo su crisis. "Fue una crisis mucho más local, casi específica del sector, pero produjo su paralización". El Plan Urban, el plan especial de protección del casco histórico o la peatonalización. "Empezamos con Tetuán".
"Los que nos insultaban por peatonalizar Asunción, ahora nos felicitan". Marchena convivió con la tensión y el conflicto. "Por eso se le paga medianamente bien o bien al gerente de Urbanismo". Repasó su decálogo de actuaciones, con "la gran frustración" de la Biblioteca del Prado. "Se verá en los próximos meses la enorme responsabilidad de no tener una Biblioteca que le daba continuidad al campus de Ramón y Cajal. Quería decirlo en público y ya lo he dicho". Como dijo que todos se cuelgan ahora la medalla del carril-bici "y por poco acabamos en la cárcel" o que "lo único en lo que no tuvo agallas Monteseirín fue para el traslado de la Feria". El único fleco suelto del convenio que la Gerencia de Urbanismo firmó con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. La víspera corrió el medio maratón Sevilla-Los Palacios.
El gerente por accidente, Millán, fue muy gráfico sobre su aterrizaje en la Gerencia. "A Manolo le tocó hacerlas", decía del plan de grandes obras, "y a mí me tocó pagarlas". Llegó en 2008, el año que empieza la crisis. "Lo que antes era todo oro, ya era ceniza". Inhabilitado hasta el 5 de julio para volver a la Gerencia de Urbanismo, dice que "no se habla de Tablada y hay que hablar mucho de Tablada". El futuro de la ciudad, en su opinión, agotadas las soluciones por el norte. "Pero Tablada no puede ser un erial ni un Sevilla Este ni unos Bermejales. Puede ser el gran proyecto de la ciudad. Siempre lo pensé, pero nunca lo pude decir".
Frente a las grandes obras, a los cinco magníficos -así llama Marchena al urbanismo que propició los proyectos de Renault, Abengoa, Cruzcampo, EADS y Puerto de Sevilla-, a Alberto de Leopoldo Rodado le toca trabajar "a pequeña escala, las nuevas ordenanzas de veladores, de mercadillos". Un realismo nada mágico en el que al menos confía en objetivos "como cambiar la mentalidad y un nuevo servicio de Licencia y Diligencia para que se vaya a un único sitio". Todo ellos con unos criterios pragmáticos. "El alcalde actual me quiere más como gestor, la Gerencia como una empresa y nuestros interlocutores como clientes".
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